ISAÍAS: “CONSOLAOS, PUEBLO MÍO”
Desde el momento en que se pronunciaron por primera
vez, las palabras del profeta Isaías han quedado grabadas,
y hasta incrustadas, en nuestra conciencia. Hay
palabras inolvidables, cargadas no solo de significado,
sino también de esperanzas y promesas; palabras como:
“Dios con nosotros” (Isa. 7:14, TLA); “Porque un niño nos es nacido”
(9:6); “Todo valle sea alzado” (40:4); y “Mas él herido fue por nuestras
rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz
fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados” (53:5).
Este trimestre analizaremos a Isaías, sus palabras,
sus tiempos, sus dificultades. Pero principalmente a
su Dios, el Dios que, tanto en aquel entonces como
hoy, nos interpela: “No temas, porque yo te redimí;
te puse nombre, mío eres tú” (Isa. 43:1).
El Dr. Roy Gane, experto en Hebreo, es profesor de Antiguo Testamento en el Seminario Teológico Adventista de la Universidad Andrews, en Berrien Springs, Míchigan, Estados Unidos.
INVITACIÓN A LEER LA BIBLIA CADA DÍA |
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La Biblia es la voz de Dios hablándonos tan ciertamente como si pudiéramos oírlo con nuestros oídos. La palabra del Dios viviente no está sólo escrita, sino que es hablada. ¿Recibimos la Biblia como el oráculo de Dios? Si nos diésemos cuenta de la importancia de esta Palabra, ¡con qué respeto la abriríamos, y con qué fervor escudriñaríamos sus preceptos! La lectura y la contemplación de las Escrituras serían consideradas Como una audiencia con el Altísimo.
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