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  • Para Maestros de Escuela Sabática

    EL SÁBADO ENSEÑARÉ...
    RESEÑA

    
    	Textos clave: Marcos 7:6-8; 7:33-37.
    	Enfoque del estudio: Marcos 7.
    	

    Introducción:

    Durante su ministerio, Jesús exaltó las Escrituras como revelación de Dios y citó a menudo el Antiguo Testamento. Aunque los maestros de Israel conocían bien las Escrituras hebreas, la tradición humana tenía para la mayoría de ellos más autoridad que la instrucción bíblica. Con este contexto en mente, nuestro estudio analizará discusiones seleccionadas entre Jesús y los fariseos.

    Temas de la lección:

    El estudio de esta semana incluye tres componentes según lo delineado en Marcos 7:6 al 8. El tercero de ellos tiene que ver con el tema de la Creación, tal como se revela en la narración de la curación del sordo:
  • 1. El primer componente examina el contexto veterotestamentario de Marcos 7:6 al 8 y analiza la referencia a Isaías 29:13 tal como se cita en Marcos.
  • 2. El segundo componente examina las tradiciones. A la luz de Marcos 7:6 al 8, compararemos y contrastaremos la tradición de los ancianos con las instrucciones de Dios en las Escrituras.
  • 3. El tercer componente, como ya se ha señalado, se refiere a la narración de la curación de un sordo. Examinaremos ciertos elementos del tema o motivo teológico de la Creación que se encuentran implícitos en esta curación en particular.
  • COMENTARIO

    El contexto veterotestamentario de Isaías 7:6 al 8 En el siglo VII a.C., el pueblo de Dios se enfrentaba a un momento crítico en su experiencia religiosa. Esta situación es descrita vívidamente en Isaías 1: “Dejaron al Señor, despreciaron al Santo de Israel, le dieron la espalda” (Isa. 1:4). Por eso el Señor les preguntó: “¿Para qué me sirve la multitud de sus sacrificios?” (Isa. 1:11). No tiene sentido acercarse a Dios y “adorarlo” bajo una máscara de formalidad. En consecuencia, el Señor habla a su pueblo por medio de su profeta, quien registra el mensaje de Dios en estos poéticos versos: “No me traigan más vana ofrenda. El incienso me es abominación; luna nueva, sábado, convocar asambleas, no los puedo sufrir; sus fiestas son una iniquidad” (Isa. 1:13). ¿Dicen estos versículos que el Señor está en contra del sistema de sacrificios, tal como fue estipulado para la comunidad israelita por medio de Moisés? Por supuesto que no. Pero Dios está en contra de la religión superficial, llena de apariencias y carente del verdadero respeto reverente hacia el Señor (ver Isa. 1:16, 17). El contexto religioso de Isaías 29:13, al que Marcos alude en el capítulo 7, es inquietantemente similar. Un examen detenido de Isaías 29:13 revela un interesante quiasmo, o paralelismo literario. A continuación figura la traducción hecha por el autor del presente material:

    A. La gente se acerca con su boca y sus labios
    B. Para honrarme
    C. Pero sus corazones están lejos de mí
    B’. Su reverencia para conmigo
    A’. Es como mandamientos repetidos de memoria
    ¿Cuál era el problema de los adoradores israelitas según este versículo? No las palabras litúrgicas en sí mismas, sino su mera repetición formal. ¿Cuál era la razón de esa condición espiritual? El corazón, la mente de ellos, estaba lejos de una verdadera devoción al Señor. Por lo tanto, sus palabras carecían de sentido. Puede ser instructivo citar aquí a J. Alec Motyer: “Cuando el Soberano revisa la adoración que se le dirige, todo lo que ve es conformidad con reglas humanas. No es que el Señor menosprecie el uso de las palabras, pero estas carecen de sentido si no brotan del corazón. La adoración no es adoración a menos que esté basada en lo que Dios ha revelado y responda a ello (Mar. 7:6-8)” (“Isaías: An introduction and commentary”, Tyndale Old Testament commentaries 20 [Downers Grove: InterVarsity Press, 1999], pp. 215, 216). En resumen, Israel, el pueblo de Dios, vivía una dicotomía religiosa. Mantenían una formalidad ritual y litúrgica, pero no vivían de acuerdo con los principios bíblicos que les habían sido enseñados y que eran repetidos tan a menudo entre ellos. El culto, incluidos todos sus elementos, carece de sentido sin obediencia. Dios no estaba en contra de una celebración cúltica adecuada; su indignación era consecuencia del pesado formalismo que caracterizaba su culto. (Ver Teófilo Correa, “El contexto veterotestamentario de Marcos 7:6 y 7”, en Marcos: El evangelista del “tiempo cumplido”, ed. por Merling Alomía, Joel Leiva y Juan Millanao [Lima: Ediciones Theologika, 2003], p. 129).

    Las tradiciones a la luz de Marcos 7:6 al 8

    En su alusión a Isaías 29:13, Marcos sigue el texto de la Septuaginta, antigua traducción griega de la Biblia hebrea (Antiguo Testamento). Dado que la audiencia original de Marcos estaba compuesta por gentiles, la versión griega les resultaba sin duda más familiar. Marcos 7:6 a 8 se refiere, a la luz de la Septuaginta, al tema del culto vano, haciendo hincapié en la noción de los preceptos humanos. En Marcos 7:6 y 7, el texto de Isaías es traducido de la siguiente manera: “Este pueblo de labios me honra, pero su corazón está lejos de mí. En vano me honran, cuando enseñan como doctrinas mandamientos de hombres”. Ambos versículos proveen el contexto para la narración de Marcos 7, donde se pone de relieve una disputa entre los fariseos y los escribas acerca del lavamiento ritual de las manos. El propio Marcos ofrece en Marcos 7:3 y 4 algunos detalles narrativos al respecto. “Los fariseos y todos los judíos, aferrándose a la tradición de los ancianos, no comen si no se lavan muchas veces las manos” (Mar. 7:3). Al parecer, los líderes religiosos habían impuesto a todo el pueblo las instrucciones sobre el lavado de manos relativas al sacerdocio en el servicio del Santuario. Por lo tanto, el pueblo debía acatar esa tradición. Como menciona C. S. Mann: “Lo que aquí se discute no es la ley de Moisés, sino la tradición oral o escrita recibida desde antaño y honrada por su antigüedad” (“Mark, a new translation with introduction and commentary”, The Anchor Bible 27 [Nueva York y Londres: Doubleday, 1986], p. 312). Jesús condena la imposición de esta práctica sacerdotal al pueblo. Por eso llama hipócritas a los fariseos y a los escribas (Mar. 7:6). Sin embargo, Marcos va en su narración más allá del simple rechazo de una tradición humana. Jesús reprende a los maestros de Israel, y los acusa de ensombrecer la Palabra escrita de Dios con sus tradiciones: “Ustedes dejan el mandamiento de Dios, y se aferran a la tradición de los hombres” (Mar. 7:8). Luego, Jesús los reprende aún más severamente: “Desechan el mandamiento de Dios para guardar su tradición” (Mar. 7:9). En Marcos 7:13, Jesús se lamenta de esta práctica errónea que es resultado directo de la obra de los maestros de Israel. Por eso, los acusa de haber invalidado la palabra de Dios con su tradición. En resumen, tanto en la generación de Isaías, en el siglo VII a.C., como en la generación de Marcos, en el siglo I d.C., el culto del pueblo de Dios era vano debido a su énfasis equivocado y a su actitud hipócrita. En cierto sentido, los fariseos y los escribas son responsables de esta situación porque, como líderes, utilizan su considerable influencia sobre el pueblo para elevar las tradiciones humanas por encima de la revelación divina; y los reglamentos humanos, por encima de los mandamientos de Dios. Aquí, Cristo invita de manera implícita a su pueblo a volver a las Escrituras y a su camino de justicia y misericordia. Cristo también proclama una espiritualidad que trasciende la mera religiosidad externa y formal. En su lugar, él aboga por una experiencia espiritual que se ancla en una decisión consciente y abnegada de servir a Dios con un corazón sincero a la luz de lo que Dios ha revelado.

    La curación de un sordo>

    Los autores bíblicos aluden con frecuencia a otras porciones de las Escrituras en sus escritos. Estas alusiones pueden incluir citas explícitas, como en el caso de Marcos 1:2 y 3, donde Marcos cita Isaías 40:3, o como en Marcos 7:6 y 7, donde se cita Isaías 29:13. Es evidente que Marcos tiene un interés especial por los escritos de Isaías. Además de las citas directas, los escritores bíblicos también aluden a veces a otros escritos sin citarlos explícitamente. En otros casos, es posible que el lector infiera cierta influencia temática de una fuente anterior. Así, podemos argumentar que hay una cierta alusión al tema de la Creación en la narración de la curación del sordo en Marcos 7:31 a 37. Para profundizar en esta idea, consideremos Génesis 2:7, que dice: “Entonces Dios el Señor modeló al hombre del polvo de la tierra. Sopló en su nariz aliento de vida, y el hombre llegó a ser un ser viviente”. El libro de Génesis describe la creación del primer ser humano. La palabra “modeló” es traducción del verbo hebreo yatsar, que también significa “crear, dar forma” (ver David Clines, The dictionary of classical Hebrew [Sheffield: Sheffield Academic Press, 1998], t. 4, p. 269). El autor del Génesis utiliza este verbo para describir la obra de un Creador que da forma, o de un Alfarero que modela su creación. La imagen táctil de aquel que pone sus manos sobre la materia para dar forma a partir de ella al primer ser humano es innegable en el Génesis. Además, la siguiente frase de Génesis 2:7 describe la parte del proceso que convierte los materiales inertes en materia viva y consciente. El Señor infundió aliento de vida en el barro. Es decir, “sopló en su nariz”. Del mismo modo, en Marcos 7 tenemos una alusión a la creación de Adán. En el caso del sordo, que además habla con dificultad (Mar. 7:32), Jesús interviene utilizando sus propias manos y su boca como vehículos de curación. De este modo, él trata de “remodelar”, por así decirlo, su Creación introduciendo sus dedos en los oídos del hombre. Luego, escupe y toca la lengua del hombre con su saliva, y en respuesta a la orden que pronuncia, el hombre es recreado. En ese instante, el hombre es una nueva persona. “Se abrieron sus oídos y se desató la ligadura de su lengua, y empezó a hablar claramente” (Mar. 7:35). Sin embargo, las descripciones anteriores no son las únicas razones por las que podemos inferir una conexión entre el acto de Jesús de curar al sordo y el tema de la Creación. En Marcos 7:37 encontramos más evidencias de ello. La gente se asombra de Jesús porque “¡todo lo hace bien! Aun hace oír a los sordos, y a los mudos hablar”. En este único versículo, Marcos utiliza dos veces el verbo griego poieō, que puede traducirse como “crear” y “hacer”. Curiosamente, es el mismo verbo que la Septuaginta utiliza para traducir el verbo hebreo barā, “crear”, en Génesis 1. Así, pues, el Creador del universo ha venido a la Tierra para restaurar la Creación que Satanás arruinó. Según Marcos, Jesús ha venido para comenzar su obra de recreación al hacer “todo bien” (comparar con Gén. 1:31). No hay duda, tal obra es el cumplimiento de la profecía mesiánica de Isaías: “Digan a los de corazón apocado: ‘¡Ánimo! ¡No teman! Su Dios viene con venganza, con recompensa. Dios mismo vendrá y los salvará’. Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y oirán los oídos de los sordos. Entonces el lisiado saltará como un ciervo, y cantará la lengua del mudo. Agua brotará en el desierto, y torrentes en el secadal” (Isa. 35:4-6).

    APLICACIÓN A LA VIDA

    1. ¿Por qué pidió Jesús a algunas personas que había sanado que no hablaran a nadie de su obra ni de su ministerio de sanación? “Les mandó que no lo dijesen a nadie. Pero cuanto más les mandaba, tanto más lo divulgaban” (Mar. 7:36). Compara Marcos 7:36 con Marcos 8:30, y Marcos 5:43 con Marcos 1:44 y 45. ¿Por qué crees que la gente hizo lo contrario de lo que Jesús les pidió? 2. En relación con la tradición humana, ¿puedes identificar alguna “tradición” que sustituya a las Sagradas Escrituras en tu comunidad? ¿Es la Biblia la guía de nuestra comunidad de fe en el presente? ¿Qué significa la declaración “su corazón está lejos de mí” (Mar. 7:6)?