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  • COMPLEMENTARIO CAPÍTULO 13

    EL AMOR ES EL CUMPLIMIENTC DE LA LEY

    Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la eterna? -preguntó el hombre a Jesús. -¿Por qué me llamas bueno? -respondió Jes

    Ninguno es bueno, sino solo Dios. Ya conoces los mandamier "No cometerás adulterio", "no matarás", "no hurtarás", "no d falso testimonio", "honra a tu padre y a tu madre".

    -Todo esto lo he guardado desde mi juventud -respondí hombre.

    Al oír esto, Jesús le dijo:

    -Aún te'falta una cosa. Vende todo lo que tienes y dalo ,1 pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Y luego ven y sígneme.

    Pero el hombre "se puso muy triste, porque era mnv 11 (Mar. 10:17-22).

    Enfrentado a la decisión entre su riqueza terrenal Cristo, el hombre al que Jesús se dirigió eligió trágicaninii primero. ¿Y nosotros? ¿Anteponemos a Cristo.'' ¿Que es lo importante para nosotros?

    ¿Qué hay que hacer para heredar la vida eterna, ¿Se puede ser suficientemente bueno cumpliendo la I evi' qué consiste vivir según la ley del amor divino dcsinleies.H!

    Los dos mandamientos más importantes, el del amor a Dios y el del amor mutuo, responden estas preguntas, va que ani constituyen la totalidad de la ley del amor desinteresado de Dios. En conclusión, el amor es el cumplimiento de la Ley (Rom. 13:10), lo cual pone fin a la discusión acerca de cómo es posible que alguien sea "suficientemente bueno" en relación con la ley del amor desinteresado de Dios.

    EL AMOR ES EL CUMPLIMIENTO DE LA LEY

    Los pecadores solo pueden ser salvos por la gracia de Dios. La salvación no puede ser ganada o merecida. La vida eterna es el don gratuito de Dios por medio de Jesucristo (ver, por ejemplo, Efe. 2:8, 9).

    Por lo tanto, cumplir la Ley de Dios no puede salvarnos, pero quien se salva y ama a Dios, amará también a Dios y a los demás. Es por este motivo que Jesús dijo a sus seguidores: "Si me aman, guardarán mis mandamientos" (Juan 14:15). Pablo repite esta idea también en la Carta a los Romanos:

    El que ama al prójimo cumple la ley. Porque "no cometerás adulterio", "no matarás", "no hurtarás", "no dirás falso testimonio", "no codiciarás", y todo otro mandamiento, en esta sentencia se resume: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo". El amor no hace mal al prójimo; así, el amor es el cumplimiento de la ley (Rom. 13:8-10).

    Del mismo modo, Pablo escribe en Gálatas 5:14: "Porque toda la ley se cumple en este solo precepto: 'Amarás a tu prójimo como a ti mismo'".

    Cada uno de los Diez Mandamientos es una ejemplificación de los dos mandamientos más importantes, que Jesús identificó como amar de todo corazón a Dios y al prójimo como a uno mismo (Mat. 22:37-39). De hecho, Jesús enseñó: "De estos dos mandamientos penden toda la ley y los profetas" (vers. 40). Los cuatro primeros Mandamientos tratan acerca de las relaciones entre los seres humanos y Dios. Por lo tanto, ilustran en qué consisten el amor hacia él (amor vertical). Los últimos seis Mandamientos (e incluso parte del cuarto) se centran en las relaciones entre los seres humanos y, por lo tanto, ilustrar qué consiste el amor al prójimo.1

    La Ley de Dios es en sí misma la ley del amor desinteres. Elena de White comenta que la ley de Dios es tan sagrada como Dios mismo. Es un; revelación de su voluntad, un reflejo de su carácter, la ex presión de su amor y sabiduría. La armonía de la Creador depende de la perfecta conformidad de todos los seres ^ las cosas, animadas e inanimadas, a la Ley del Creador.'

    ¿Cómo es posible, sin embargo, que la armonía de la Creac dependa de la "perfecta conformidad de todos los seres" co ley del amor desinteresado de Dios?

    Imagina lo que significaría volar desde y hacia aeropuerto congestionados sin controladores aéreos, o incluso si los pilotos no siguieran las instrucciones de los controladores aéreos o í lo hicieran cuando tengan ganas de hacerlo. Aunque los pile tuvieran toda la intención de evitar colisiones, los accidentes abundarían sin las instrucciones de los controladores aéi para guiar a los distintos aviones.

    Del mismo modo, si miles de millones de seres huma hicieran lo que quisieran sin tener en cuenta las leyes genera se producirían conflictos, aunque todos tuvieran la intenc de lograr lo mejor. Incluso pequeñas desviaciones respecte las leyes y las instrucciones de Dios conducen inevitablenic al desastre. En consecuencia, la armonía de todo el unive depende de la obediencia a la ley del amor desinteresade Dios. Incluso en un mundo donde todas las personas tuvie solo buenas intenciones, algunas reglas e instrucciones ser cruciales para el bien de todos.

    En contraste directo con las afirmaciones de Salanas ei Edén, y de allí en más, los seres humanos no pueden sei i ley para sí mismos pues no saben qué es lo mejor en todas las circunstancias y ni siquiera pueden empezar a comprender todos los factores intervinientes. Dios, sin embargo, es omnisciente y perfectamente bueno: solo quiere lo mejor para todos. Puesto que Dios conoce el fin desde el principio (ver Isa. 46:9, ro), si todos siguen sus instrucciones, él puede dirigir amorosamente el "tráfico" de intereses de sus criaturas de modo que no haya conflictos y garantizar así la paz perfecta, la concordia y el desarrollo armonioso de todos.

    La Ley de Dios no solo es necesaria para la armonía del universo, sino también, como trasunto de su carácter amoroso, no puede ser anulada. Contrariamente a la interpretación errónea de muchos, Cristo no vino a anular la ley de amor de Dios, sino a cumplir todo lo que Dios prometió en la Ley y los Profetas. Como dijo el propio Jesús: "No piensen que he venido para abolir la ley o los profetas. No he venido a invalidar, sino a cumplir. Les aseguro que mientras existan el cielo y la tierra, ni una letra, ni un punto de la ley perecerá sin que todo se cumpla" (Mat. 5:17,18). Además, Dios promete en el Nuevo Pacto: "Pondré mi ley en sus mentes, la escribiré en sus corazones; y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo" (Jer. 31:33; cf. Heb. 8:10).

    Dios es amor (1 Juan 4:8, 16). Su Ley Moral no es arbitraria, sino un trasunto de su amoroso carácter. En consecuencia, "el amor es el cumplimiento de la ley" (Rom. 13:10). La Ley es una expresión del amor generoso de Dios, quien es identificado a lo largo de la Escritura como "¡Dios compasivo y bondadoso, lento para la ira, y grande en amor y fidelidad! Que mantiene su invariable amor a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado" (Éxo. 34:6, 7). Por lo tanto, la Ley y la gracia de Dios no pueden oponerse entre sí, sino que cumplen funciones diferentes de acuerdo con el amor de Dios. Cristo mismo hizo el mayor sacrificio de amor (Juan 15:13) y, al hacerlo, demostró tanto la justicia divina (Rom. 3:25, 26) como el amor de Dios (Rom. 5:8). En él, "el amor y la fidelidad se encontraron, la justicia y la paz se besaron" (Sal. 85:10).

    Puesto que "el amor es el cumplimiento de la ley" (Rom. defender la Ley de Dios es defender el amor mismo. Santiago más instrucciones acerca de lo que esto significa en la práctica

    Amados hermanos míos, oigan: ¿no ha elegido Dios a I pobres de este mundo para que sean ricos en fe y herede el reino que ha prometido a quienes lo aman? Pero usted han afrentado al pobre. ¿No son los ricos los que los opri mi a ustedes y los arrastran a los tribunales? ¿No blasfeme ellos el buen nombre que fue invocado sobre ustedes? en verdad ustedes cumplen la ley suprema, conforme a Escritura: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo", bit hacen (Sant. 2:5-8; cf. Mat. 23:23, 24, 25).

    De esto se deduce claramente que la ley del amor gene de Dios no puede ser cumplida u observada simplemente teniéndose de hacer cosas malas, de cometer pecados, si n< debe también incluir el amor práctico; es decir, debe evita pecados de omisión. La ley de amor de Dios nos ordena no abstenernos de hacer el mal, sino también mostrar el ame Dios en nuestras acciones.

    1 Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. 2 Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. 3 Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. 4 El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; 5 no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; 6 no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. 7 Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. 8 El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. 9 Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos 10 mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará. 11 Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño. 12 Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido. 13 Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.

    Si profetizo, pero no soy un buen padre o esposo, ¿de qué me sirve? Si hago daño a mis seres queridos y engaño a los pobres, si no tengo amor, mi conocimiento de la profecía y mi profesión de amor a Dios son peores que platillos estruendosos. El amor es el cumplimiento de la Ley.

    EL AMOR EN ACCIÓN ES LA LÍNEA DIVISORIA ENTRE LAS OVEJAS Y LAS CABRAS

    "Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria" (Mat. 25:31), Cristo juzgará entre las ovejas, que siguieron el camino del Cordero; y las cabras, que no lo hicieron. ¿Cuál será la línea divisoria entre estos dos grupos? Sencillamente, si uno amó o no a su prójimo, especialmente a los oprimidos y las oprimidas. En consecuencia, a los que siguieron el camino del Cordero, Cristo les declarará en el Juicio Final:

    "¡Vengan, benditos de mi Padre! Hereden el reino preparado para ustedes desde la fundación del murado. Porque tuve hambre, y me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; fui forastero, y me recibieron; estuve desnudo, y me cubrieron; enfermo, y me visitaron; estuve en la cárcel, y vinieron a mí". Entonces los justos responderán: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos; o sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero, y te recibimos; o desnudo, y te cubrimos? ¿Cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y fuimos a verte?" Y el Ri les dirá: "Les aseguro, cuanto hicieron a uno de estos m hermanos pequeños, a mí me lo hicieron" (vers. 34-40)

    En cambio, Cristo dirá a los demás:

    "Apártense de mí, malditos, al fuego eterno, preparac para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no rr dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber; fi forastero, y no me recibieron; desnudo, y no me cubrieroi enfermo y en la cárcel, y no me visitaron". Ellos tambié le responderán: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento sediento, forastero o desnudo, enfermo o en la cárcel, y n te servimos?" Él responderá: "Les aseguro, al no hacerlo uno de estos más pequeños, dejaron de hacérmelo a mi Y estos irán al castigo eterno, y los justos a la vida etern (vers. 41-46).

    El amor en acción es la línea divisoria entre las "ovejas" redimidos) y las "cabras" (los perdidos). Esto no se debe a la salvación pueda ser merecida o ganada, sino a que los confían en Dios y lo aman amarán verdaderamente a los dei No es posible amar a Dios y no amar a los demás (1 Juan 4:2

    DIOS ES BUENO

    ¿Alguno de nosotros ejemplifica perfectamente el ,11 de Dios? Lamentablemente, todos estamos lejos de U>j',i, (Rom. 3:23). ¿Quién podrá, entonces, comparecer anlr Dio? ocasión del Juicio?

    ¿Has pensado alguna vez: "No soy lo bastante bueno" ' 111 con ese pensamiento desde que tengo uso de razón.

    Pero, hay buenas noticias. Si estás en Cristo porl.i le, el 1 »«*r nará tus pecados, te limpiará y te llenará de su amor (vi 't 1111.111 Rom. 5:5). La clave es la mediación de Cristo. Para cni|«va 1, y ,11( de cualquier cosa que hagamos, Cristo nos busca coi 1101111 |>.i! lo hace con una oveja perdida (Eze. 34:11, i2;l.u<.. is:.| /.mnip,!

    El amor y la justicia de Dios

    con Apoc. 3:20). En segundo lugar, la mediación de Cristo suple nuestras deficiencias si estamos en él por la fe (Rom. 8:1).

    Cristo te busca incluso antes de que tengas fe en él. Dios te busca, te llama y te capacita para responder a su invitación de amor. De hecho, Dios declara: "Sí, con amor eterno te he amado; por eso con misericordia te he atraído" (Jer. 31:3). 1 Juan 4:19 enseña que: "Nosotros amamos, porque él nos amó primero" (comparar con Rom. 5:8).

    Además, la mediación de Cristo compensa nuestras deficiencias si estamos "en Cristo" por la fe (Rom. 8:r). Así como lo mejor que podrías hacer por mí sería hacer algo por mi amado hijo Joel, las mejores ofrendas de amor que podemos llevar a Dios son aquellas que extienden su amor a los demás, a sus hijos. Sin embargo, todo lo que llevamos a Dios está empañado por nuestro egoísmo y pecaminosidad. Pero también en este caso hay buenas noticias. Cristo se añade a cualquier débil ofrenda de amor que traigas a Dios y la hace así perfecta a sus ojos. Elena de White escribe lo siguiente:

    Jesús ama a sus hijos, aunque ellos yerren. [...] Él mantiene sus ojos sobre ellos, y cuando hacen lo mejor que pueden, clamando a Dios por su ayuda, estén seguros de que su servicio será aceptado, aunque sea imperfecto. Jesús es perfecto. La justicia de Cristo les es acreditada a ellos, y él dirá: "Quítenles las vestiduras viles y vístanlos de ropas de gala" (Zac. 3:4). Jesús compensa nuestras inevitables deficiencias.2

    A diferencia de nosotros, Jesús es suficientemente bueno. Y eso es suficiente para todos nosotros. Cristo "puede salvar perpetuamente a los que por medio de él se acercan a Dios, ya que está siempre vivo para interceder por ellos" (Heb. 7:25). ¡Aleluya!

    Por eso, 1 Pedro 2:4 y 5 se refiere a Cristo como "piedra viva, reprobada por los hombres, pero elegida y preciosa para Dios", y dice que sus seguidores son "como piedras vivas [...] edificados en

    El amor es el cumplimiento de

    una casa espiritual, en un sacerdocio santo, para ofrecer sa cios espirituales agradables a Dios por medio de Jesucristo medio de Cristo podemos, pues, "ofrecer sacrificios espiriti agradables a Dios" (vers. 5) y ser así "agradables ante él" (Heb. 1 Cuando estamos bajo el paraguas de la misericordia mediación de Dios, él se complace hasta en la más peq respuesta positiva a su amor. Recordemos la historia del hoi que acudió con su hijo endemoniado a Jesús en busca de ay Jesús le dijo:" 'Si puedes creer, al que cree todo le es posibl instante el padre del muchacho clamó: '¡Creo! ¡Ayuda mi fe!'" (Mar. 9:23,24). Jesús no dijo al hombre que volviera cu( tuviera más fe. Su fe imperfecta fue aceptada; y su hijo, san "Sin fe es imposible agradar a Dios", pero por la fe, median obra mediadora de Cristo, podemos agradar a Dios (Heb. 11:6; 1 Sin embargo, el hecho de reconocer que somos salvos po méritos de Cristo no debe hacernos complacientes. Si realm amamos a Dios, descansaremos en la seguridad de que so salvos en él, y nuestro amor por él se desbordará en amor h los demás, no solo en pensamientos o palabras, sino en acciones concretas.

    Jesús no solo sugiere, sino que ordena a sus seguidores ' se amen así como yo los he amado" (Juan 13:34). De hecho, j( declara además: "En esto conocerán todos que ustedes son discípulos, si se aman unos a otros" (vers. 35). El amor es cen en la fe cristiana porque Dios es amor. Quien afirma que . a Dios debe, por lo tanto, amar a los demás (1 Juan 4:8, 16;

    ¿Seguirás el camino del Cordero, el camino del Cordero? Si es así, pide al Espíritu Santo que llene tu coia/on di amor (Rom. 5:5) y te ayude a difundir ese amor de loi 111,1 ,u 1 deliberada y continua a tantas personas como pued.is.

    Como nos exhorta Pedro: "Sobre todo, tengan entre ustedes ferviente amor, porque el amor cubre multitud de pecados (1 Ped. 4:8; cf. Heb. 10:24; 1 Tes. 3:12).


    1  Para conocer más acerca de la naturaleza y la importancia de l,i l ry dr l¡ ver Roy E. Gane, Oíd Testament law for christians (Granel R.i|ml\, MI li| Academic, 2017).

    2  Elena de White, Mensajes selectos (Florida: ACES, 2015), t. 3, P- 230.

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