PARA MEMORIZAR:
“Jehová tu Dios está en medio de ti, poderoso para salvar; se gozará sobre ti con alegría, callará de amores, se gozará sobre ti con cánticos” ( Sofonías 3:17 ).
 

Lección 13: Para el 29 de marzo de 2025

EL AMOR ES EL CUMPLIMIENTO DE LA LEY





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Lección 13 | Domingo 23 de marzo

LA LEY DEL AMOR

La Ley de Dios no consiste en principios abstractos; por el contrario, es una expresión que tiene que ver con relaciones. Esto puede verse explícitamente en los Diez Mandamientos, cuyos principios básicos ya existían en el Jardín del Edén. Dicho de otra manera, son los principios del amor que debían regir la relación entre Dios y las personas, y entre estas.

Cuando los Diez Mandamientos fueron escritos en piedra en Éxodo 20, fueron dados a Israel en el contexto de la relación del pacto o alianza entre Dios y su pueblo. Los Mandamientos fueron puestos por escrito después de que el Señor liberó al pueblo de Egipto, y se basaban en el amor de Dios y en sus promesas para la nación (ver Éxo. 6:7, 8;    CB    Lev. 26:12).    CB    Las dos divisiones de los Diez Mandamientos muestran que su objetivo es el desarrollo pleno de la relación humana con Dios y de las relaciones interpersonales.

Lee Éxodo 20:1 al 17..    CB    ¿Cómo revelan estos versículos los dos principios, el del amor a Dios y el del amor a los demás?

Los cuatro primeros Mandamientos se refieren a las relaciones de las personas con Dios, y los seis últimos a las relaciones de las personas entre sí. Nuestra relación tanto con Dios como con los demás debe estar regulada por los principios de la Ley de Dios.

Estas dos partes de la Ley corresponden directamente a lo que Jesús identificó como los dos mandamientos más importantes: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y toda tu mente" (Mat. 22:37; compara con Deut. 6:5) y "Amarás a tu prójimo como a ti mismo" (Mat. 22:39; compara con Lev. 19:18).

Los cuatro primeros Mandamientos expresan cómo amar a Dios con todo nuestro ser, mientras que los seis últimos se refieren al amor hacia los demás. Jesús hace explícito que estos dos grandes mandamientos del amor están integralmente relacionados con la Ley. "De estos dos mandamientos penden toda la ley y los profetas" (Mat. 22:40).

La totalidad de la Ley de Dios, por lo tanto, se fundamenta en el amor divino. El amor y la Ley de Dios son inseparables. A menudo oímos decir: "No necesitamos guardar la Ley, solo necesitamos amar a Dios y amar a los demás". ¿Por qué no tiene sentido esa idea?

■ ¿Cómo podríamos expresar amor a Dios, o amor a los demás, si estuviéramos violando alguno de los Diez Mandamientos?


Reavivados por su Palabra: Hoy, 2 Juan 1.    CB   


Comentarios Elena G.W

La ley de Jehová, que existe desde la creación, estaba comprendida en dos grandes principios: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que estos". Estos dos grandes principios abarcan los primeros cuatro mandamientos, que muestran el deber del hombre hacia Dios, y los últimos seis, que muestran el deber del hombre hacia su prójimo. Los principios fueron más explícitamente presentados al hombre después de la caída, y redactados para adecuarse a la condición de inteligencias caídas. Esto fue necesario debido a que las mentes de los hombres quedaron cegadas por la transgresión (Comentarios de Elena G. de White, en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 1, p. 1118).

El escriba se acercó a Jesús con una pregunta directa: "¿Cuál es el primer mandamiento de todos?" La respuesta de Cristo es directa y categórica: "El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel, el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Amarás pues al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de toda tu mente, y de todas tus fuerzas; este es el principal mandamiento". El segundo es semejante al primero, dijo Cristo; porque se desprende de él: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que estos". "De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas" (El Deseado de todas las gentes, p. 559).

Los primeros cuatro mandamientos del Decálogo están resumidos en el primer gran precepto: "Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón". Los últimos seis están incluidos en el otro: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo". Estos dos mandamientos son la expresión del principio del amor. No se puede guardar el primero y violar el segundo, ni se puede guardar el segundo mientras se viola el primero. Cuando Dios ocupe en el trono del corazón su lugar legítimo, nuestro prójimo recibirá el lugar que le corresponde. Le amaremos como a nosotros mismos. Únicamente cuando amemos a Dios en forma suprema, será posible amar a nuestro prójimo imparcialmente.

Y puesto que todos los mandamientos están resumidos en el amor a Dios y al prójimo, se sigue que ningún precepto puede quebrantarse sin violar este principio. Así enseñó Cristo a sus oyentes que la ley de Dios no consiste en cierto número de preceptos separados, algunos de los cuales son de gran

importancia, mientras otros tienen poca y pueden ignorarse con impunidad. Nuestro Señor presenta los primeros cuatro y los últimos seis mandamientos como un conjunto divino, y enseña que el amor a Dios se manifestará por la obediencia a todos sus mandamientos (El Deseado de todas las gentes, p. 559).


Juan 8:54-58   

1 Corintios 1:26-29   

26 Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; 27 sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; 28 y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, 29 a fin de que nadie se jacte en su presencia.


Lucas 15:11-32

11 Dijo también: Un hombre tenía dos hijos. 12 El menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de la herencia que me corresponde. 13 No muchos días después, el hijo menor lo juntó todo y se fue lejos a un país lejano, donde malgastó su hacienda viviendo perdidamente. 14 Cuando todo lo había malgastado, vino una gran hambre en aquella región, y él comenzó a empobrecerse. 15 Fue , pues, y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella región, el cual lo envió a sus campos para apacentar cerdos. 16 Él deseaba llenar su estómago de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba nada. 17 Pero cuando recobró el sentido, dijo: «¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen pan de sobra, mientras que yo aquí me muero de hambre! 18 Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: «Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; 19 ya no soy digno de ser llamado tu hijo; 20 Entonces se levantó y fue a donde estaba su padre. Pero cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se compadeció de él, y corrió, lo abrazó y lo besó. 21 Entonces el hijo le dijo: "Padre , he pecado contra el cielo y contra ti; ya no soy digno de ser llamado tu hijo." 22 Pero el padre dijo a sus siervos: "Rápido, saquen el mejor vestido y vístanlo, y pongan un anillo en su mano y sandalias en sus pies; 23 y traigan el becerro cebado, mátenlo, y comamos y hagamos fiesta; 24 porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y lo hemos encontrado." Y comenzaron a hacer fiesta. 25 Su hijo mayor estaba en el campo, y cuando llegó y se acercó a la casa, oyó la música y las danzas. 26 Y llamó a uno de los sirvientes y comenzó a preguntar qué era aquello. 27 Y él le respondió: "Tu hermano ha vuelto, y tu padre ha matado el becerro cebado, porque lo ha recuperado sano y salvo." 28 Pero él se enojó y no quería entrar; por lo que salió su padre y comenzó a suplicarle. 29 Pero él respondió y dijo a su padre: "Mira, hace tantos años que te sirvo y nunca he desobedecido ninguna de tus órdenes, y sin embargo, nunca me has dado un cabrito para hacer una fiesta con mis amigos; 30 y si no, no me has dado un cabrito para que haga una fiesta con mis amigos."31Y él le respondió: Hijo, tú siempre has estado conmigo, y todas mis cosas son tuyas. 32Pero era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y ha sido hallado. 33Y él le respondió: No te acerques a mí, porque yo te he amado. 34Pero tú me has amado, y te he amado. 35Y tú me has amado, y te he amado. 36Y tú me has amado, y te he amado. 37Y tú me has amado, y te he amado. 38Y tú me has amado, y te he amado. 39Y tú me has amado, y te he amado. 40Y tú me has amado, y te he amado. 41Y tú me has amado, y te he amado. 42Y tú me has amado, y te he amado. 43Y tú me has amado, y te he amado. 44Y tú me has amado, y te he a Sofonías 3:17 17 El Señor tu Dios está en medio de ti como guerrero victorioso. Se alegrará por ti con alegría, guardará silencio en su amor, se gozará por ti con gritos de alegría. Efesios 5:25-28 25 Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, 26 para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, 27 a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha. 28 Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama; Isaías 43:4 4 »Porque eres de gran estima a mis ojos, y eres digno de honra, y yo te amo; por eso daré a otros hombres en tu lugar y a otros pueblos a cambio de tu vida. Romanos 8:1 1 Por tanto, ahora no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús. Romanos 5:8 8 Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Marcos 9:17-29 17 Uno de la multitud le respondió: «Maestro, te traje a mi hijo, que tiene un espíritu mudo. 18 Cuando se apodera de él, lo tira al suelo, echa espumarajos, rechina los dientes y se pone rígido. Dije a tus discípulos que lo echaran fuera, pero no pudieron». 19 Jesús les respondió: «¡Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo estaré con ustedes? ¿Hasta cuándo los tendré que soportar? ¡Traigan a este niño a mí!» . 20 Le trajeron al niño. Cuando lo vio, el espíritu lo sacudió violentamente, y cayendo al suelo, se revolcaba y echaba espumarajos. 21 Entonces preguntó a su padre: «¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto?». Él respondió: «Desde niño. 22 Muchas veces lo ha arrojado al fuego y al agua para matarlo. Pero si puedes hacer algo, ten compasión de nosotros y ayúdanos». 23 Jesús le respondió: «¿Si puedes? Al que cree todo le es posible». 24 Al instante el padre del muchacho gritó: «Creo; ayúdame en mi incredulidad». 25 Al ver que se agolpaba mucha gente, reprendió al espíritu inmundo, diciéndole: «Espíritu mudo y sordo, yo te mando: sal de él y no entres más en él». 26 El espíritu, después de gritar y sacudirlo con terribles convulsiones, salió; y el muchacho quedó tan muerto que la mayoría decía: «¡Está muerto!». 27 Pero Jesús lo tomó de la mano, lo levantó y se levantó. 28 Cuando entró en casa, sus discípulos le preguntaron en privado: «¿Por qué nosotros no pudimos echarlo fuera?». 29 Él les respondió: «Este género con nada puede salir, sino con oración».

Sofonías 3:17    CB   

17 El Señor tu Dios está en medio de ti como guerrero victorioso. Se alegrará por ti con alegría, guardará silencio en su amor, se gozará por ti con gritos de alegría.

2 Timoteo 4:10    CB   

10 Porque Demas me ha desamparado, amando este mundo presente, y se ha ido a Tesalónica; Crescente a Galacia, y Tito a Dalmacia.

Juan 16:27    CB   

27 Porque el Padre mismo os ama, porque vosotros me habéis amado, y habéis creído que yo salí de Dios.

Juan 6:35    CB   

35 Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.

Juan 6:41

41 Murmuraban entonces de él los judíos, porque había dicho: Yo soy el pan que descendió del cielo.

Juan 6:48

48 Yo soy el pan de vida.

Juan 6:51

51 Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.