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  • EL SÁBADO ENSEÑARÉ

    RESEÑA

    Texto clave: Romanos 13:8

    Enfoque del estudio: Éxodo 20:2; Romanos 13:8-10.

    Introducción: Los Diez Mandamientos son una expresión de la relación personal de Dios con su pueblo y del pacto entre ambos.

    Temática de la lección

    La lección de esta semana enfatiza tres ideas principales:

    La Ley de Dios tiene que ver con relaciones, no con principios abstractos:

    En otras palabras, la Ley divina no es un conjunto de principios abstractos, sino la manifestación de una relación pactual entre Dios y su pueblo. El diálogo de Dios con Moisés enfatiza este lenguaje relacional en el que Dios es representado como un águila que lleva a su pueblo en sus alas en ocasión de la liberación de Egipto. La ¡dea principal de esta representación es que el pueblo había sido conducido a Dios mismo.

    Los Diez Mandamientos son la expresión correcta de nuestro amor a Dios y a los demás: Más que una lista de acciones prohibidas, los Diez Mandamientos comienzan con una nota de amor personal: "Yo soy el Señor tu Dios" (Éxo. 20:2). La lista de mandamientos es una respuesta de amor relacional al Dios de Israel, quien lo salvó. Los cuatro primeros Mandamientos describen el amor leal que el pueblo debe mostrar a Dios. Los últimos seis Mandamientos expresan formas específicas de amor hacia los demás, que en última instancia indican que amamos a Dios.

    La Ley de Dios encuentra su cumplimiento en el amor: En Romanos y Gála-tas, la idea del cumplimiento de la Ley está relacionada con el servicio mutuo por medio del amor. En Gálatas, Pablo explica que la Ley se cumple cuando amamos a nuestro prójimo. En Romanos, el amor es el cumplimiento de la Ley. Los seis últimos Mandamientos explican qué significa amar al prójimo como a uno mismo.

    Aplicación a la vida

    ¿Cómo cambia tu relación con Dios cuando comprendes que los Diez Mandamientos no son apenas un conjunto de normas sino una expresión de amor y una respuesta a la relación personal y amorosa de Dios con nosotros?

    COMENTARIO

    La Ley de Dios tiene que ver con relaciones, no con principios abstractos

    La idea de que la Ley de Dios consiste en frías abstracciones o principios impersonales es incompatible con la imagen bíblica de la entrega del Decálogo por parte de Dios al pueblo de Israel en el monte Sinaí. Es importante leer la descripción de los Diez Mandamientos (Éxo. 20) a la luz de la relación de alianza, o pacto, que comienza a desarrollarse en Éxodo 19. Desde la llegada de Israel al desierto del Sinaí (Éxo. 19:1), el diálogo de Dios con Moisés en el monte subraya la noción de una relación de alianza, o pacto, entre Dios y el pueblo de Israel. Más concretamente, el Señor dijo a Moisés que debía comunicar lo siguiente a los hijos de Israel: "Ustedes vieron lo que hice a los egipcios, y cómo los tomé sobre alas de águila, y los he traído a mí. Ahora pues, si en verdad escuchan mi voz y guardan mi pacto, ustedes serán mi especial tesoro entre todos los pueblos, porque mía es toda la tierra. Y ustedes serán mi reino de sacerdotes y gente santa" (Éxo. 19:4-6).

    El lenguaje relacional de este pasaje es impresionante. La liberación divina de la esclavitud en Egipto se representa como si Dios transportara a los hijos de Israel como un águila. Curiosamente, el énfasis no está puesto simplemente en el hecho de que el pueblo salió de Egipto o se dirigía a la Tierra Prometida. En cambio, el punto principal es que el pueblo había sido llevado a Dios mismo.

    En este contexto, se invita al pueblo de Israel a ser fiel al pacto hecho con Dios en el sentido personal de escuchar su voz. Aunque numerosas versiones de la Biblia traducen correctamente el verbo hebreo shama como "obedecer" la voz de Dios (ver NRV-2000, NVI), el término describe más literalmente el acto de escuchar su voz en el sentido de prestar atención (ver LBLA). Si deciden escuchar la voz de Dios, los hijos de Israel serán su "especial tesoro" (Éxo. 19:5), o su "propiedad personal". Esta expresión atestigua también el carácter personal de la relación de alianza, o pacto, en desarrollo entre Dios y su pueblo, que se formaliza con la exposición de los Diez Mandamientos en el capítulo 20.

    Los Diez Mandamientos son la expresión correcta de nuestro amor a Dios y a los demás

    Es digno de mención que, antes de la lista de los "no" del Decálogo, Dios introduce los Diez Mandamientos, en Éxodo 20:2, con una nota personal ("Yo soy el Señor tu Dios", énfasis añadido) y destaca su amorosa acción salvífica en favor de Israel (liberación de la esclavitud en Egipto). En otras palabras, los Mandamientos no comienzan con un frío "no", sino con una nota de amor personal. Además, la lista de mandamientos que sigue no debe entenderse como meras leyes abstractas, sino como una respuesta de amor relacional hacia el Dios de Israel, quien los salvó poderosa y compasivamente de Egipto.

    Es a la luz del tono de amor personal de Éxodo 20:2 que los primeros cuatro Mandamientos delinean claramente cómo deben los hijos de Israel expresar su respuesta de amor relacional a su Dios personal. En primer lugar, no tendrán otros dioses aparte del Señor. El amor a Dios se expresa aquí en términos de lealtad exclusiva. En segundo lugar, este amor leal implica necesariamente que no harán una imagen cúltica o ídolo ni la adorarán. A diferencia de la idolatría, la verdadera adoración es una expresión genuina de amor a Dios. Tercero, el amor a Dios se revela mediante el uso respetuoso de su nombre. Como señala Kenneth Harris, tomar el nombre de Dios en vano se refiere en particular a "hacer un juramento engañoso en nombre de Dios o invocar su nombre para sancionar un acto en virtud del cual la persona en cuestión está siendo deshonesta (Lev. 19:12). También prohibe usar el nombre de Dios en prácticas de magia o de manera irreverente o irrespetuosa (Lev. 24:10-16)" (English Standard Versión Study Bible [Crossway Bibles, 2008], p. 176). En cuarto lugar, amar a Dios implica santificar el séptimo día sábado como un recordatorio de la Creación. Aunque debemos amar a Dios todos los días, el sábado es un período especial para expresar nuestra relación de amor con él.

    Sin duda, los cuatro primeros Mandamientos explican más directamente lo que implica el amor a Dios, mientras que los últimos seis se refieren específicamente a cómo amar a los demás. En otras palabras, la identificación del Señor como el Dios Salvador de Israel (Éxo. 20:2) constituye la introducción a los Diez Mandamientos en su conjunto. Mientras tanto, las maneras específicas en que debemos expresar el amor a los demás de acuerdo con los últimos seis Mandamientos son expresiones implícitas pero importantes de amor a Dios. El quinto Mandamiento, por ejemplo, conecta el amor hacia los padres, con énfasis especial en el deber de honrarlos, con una larga vida concedida por Dios a Israel en la Tierra. Por lo tanto, la promesa amorosa de Dios está directamente relacionada con la forma en que los hijos de Israel aman y honran a sus padres. Del mismo modo, amar al prójimo y, en última instancia, amar a Dios por medio de este amor horizontal, implica necesariamente valorar la vida (no asesinar), ser sexualmente puro y apreciar el matrimonio (no cometer adulterio), respetar lo ajeno (no robar), defender la verdad acerca del prójimo (no levantar falso testimonio contra él) y alimentar deseos que estén en armonía con un espíritu de satisfacción (no codiciar lo ajeno).

    La Ley de Dios encuentra su cumplimiento en el amor

    El apóstol Pablo destaca la idea del cumplimiento de la Ley en Romanos y Gála-tas. Después de exhortar a los gálatas a servirse mutuamente por amor, explica que "toda la ley se cumple en este solo precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo" (Gál. 5:14). Asimismo, dice en Romanos 8:4 que "la justicia de la ley" se "cumple en nosotros" por medio de Cristo y del Espíritu Santo. En Romanos 13:8 al 10 menciona dos veces que el amor cumple la Ley de Dios: "No deban a nadie nada, sino ámense unos a otros; porque el que ama al prójimo cumple la ley. Porque 'no cometerás adulterio', 'no matarás', 'no hurtarás', 'no dirás falso testimonio', 'no codiciarás', y todo otro mandamiento, en esta sentencia se resume: 'Amarás a tu prójimo como a ti mismo'. El amor no hace mal al prójimo; así, el amor es el cumplimiento de la ley".

    Al pasar de la exposición acerca de los deberes cristianos hacia las autoridades civiles (Rom. 13:1-7), que incluyen el pago de los impuestos (Rom. 13:6,7), a la obligación cristiana del amor, Pablo emplea la terminología típica de las deudas financieras al tratar ambos temas. En cuanto a la obligación cristiana de amar, "el cristiano no debe permitir que quede pendiente ninguna deuda, salvo la que nunca podrá ser completamente saldada, la del amor mutuo. La obligación de amar no tiene límites" (Robert Mounce, Romans [Broadman & Holman, 1995], p. 245). Así como una deuda financiera implica una obligación hacia una persona o una institución, la Ley nos impone obligaciones hacia los demás. En el contexto de la Ley de Dios, especialmente en los últimos cinco Mandamientos relativos a nuestras relaciones con el prójimo, que van más allá de nuestro deber hacia nuestra propia familia, la esencia de nuestra obligación o deuda continua es el amor.

    APLICACIÓN A LA VIDA

    Analiza en clase las siguientes preguntas:

    1. ¿Cómo responderías a alguien que cuestiona la Ley de Dios porque la considera simplemente un conjunto de normas?

    2. ¿Cómo puede tu experiencia acerca del sábado ser más significativa como recordatorio de que la Ley de Dios nos invita a una respuesta de amor relacional?

    3. ¿Cómo puedes mostrar el amor de Dios de forma práctica a las personas con las que te encuentras cada día, ya sean extraños, amigos o familiares?

    Sofonías 3:17    CB   

    17 El Señor tu Dios está en medio de ti como guerrero victorioso. Se alegrará por ti con alegría, guardará silencio en su amor, se gozará por ti con gritos de alegría.

    Sofonías 3:17    CB   

    17 El Señor tu Dios está en medio de ti como guerrero victorioso. Se alegrará por ti con alegría, guardará silencio en su amor, se gozará por ti con gritos de alegría.

    Lucas 15:4-32    CB   

    4 ¿Qué hombre de vosotros, si tiene cien ovejas y pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto y va tras la que se perdió hasta encontrarla? 5 Y cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros lleno de alegría. 6 Y al llegar a casa, reúne a sus amigos y vecinos y les dice: “Alegraos conmigo, porque he encontrado mi oveja que se había perdido”. 7 Os digo que, así habrá más alegría en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento. 8 ¿O qué mujer, si tiene diez dracmas y pierde una dracma, no enciende la lámpara, barre la casa y busca con cuidado hasta encontrarla? 9 Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas y les dice: “Alegraos conmigo, porque he encontrado la dracma que había perdido”. 10 De la misma manera les digo que hay gozo en la presencia de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente.» 11 Luego dijo: «Un hombre tenía dos hijos. 12 El menor de ellos dijo a su padre: «Padre, dame la parte de la herencia que me corresponde». Y él repartió sus bienes entre ellos. 13 No muchos días después, el hijo menor, juntándolo todo, se fue lejos a un país lejano; y allí malgastó su patrimonio viviendo perdidamente. 14 Cuando todo lo había malgastado, vino una gran hambre en aquella región, y él comenzó a empobrecerse. 15 Entonces fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella región, el cual lo envió a su campo para apacentar cerdos. 16 Y él deseaba llenar su estómago de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba nada. 17 Pero cuando recobró el sentido, dijo: «¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen pan de sobra, mientras que yo aquí me muero de hambre! 18 Me levantaré e iré a mi padre y le diré: «Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; 19 ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros». 20 Entonces se levantó y fue a su padre. Pero cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se compadeció de él, y corrió, lo abrazó y lo besó. 21 Y el hijo le dijo: «Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no soy digno de ser llamado tu hijo». 22 Pero el padre dijo a sus siervos: «Saquen pronto el mejor vestido y vístanlo, y pongan un anillo en su mano y sandalias en sus pies; 2324 " Y traed el becerro cebado, matadlo, y comamos y hagamos fiesta; porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado." Y comenzaron a hacer fiesta. 25 "Su hijo mayor estaba en el campo, y cuando llegó y se acercó a la casa, oyó la música y las danzas. 26 Y llamó a uno de los criados y comenzó a preguntar qué era aquello. 27 Y éste le dijo : "Tu hermano ha vuelto, y tu padre ha matado el becerro cebado, porque lo ha recuperado sano y salvo." 28 Entonces el becerro cebado fue llevado al campo, y el becerro estaba muerto, y el becerro estaba muerto. 29 Entonces el becerro cebado fue llevado al campo, y el becerro estaba muerto. 30 Entonces el becerro cebado fue llevado al campo, y el becerro estaba muerto. 31 Entonces el becerro cebado fue llevado al campo, y el becerro estaba muerto. 32 Entonces el becerro cebado fue llevado al campo, y el becerro estaba muerto. 33 Entonces el becerro cebado fue llevado al campo, y el becerro estaba muerto. 34 Entonces el becerro cebado fue llevado al campo, y el becerro estaba muerto. 35 Entonces el becerro cebado fue llevado al campo, y el becerro estaba muerto. 36 El becerro cebado fue llevado al campo, y el becerro estaba muerto. 37 El becerro cebado fue llevado al campo, y el becerro estaba muerto. 38 El becerro cebado fue llevado al campo, y el becerro estaba muerto. 39 El becerro cebado fue llevado al campo, y el becerro estaba muerto. 28 Pero él se enojó y no quería entrar; por lo que su padre salió y comenzó a suplicarle. 29 Pero él respondió y dijo a su padre: "Mira, hace tantos años que te sirvo y nunca he desobedecido ninguna de tus órdenes; y sin embargo, nunca me has dado un cabrito para hacer una fiesta con mis amigos; 30 pero cuando vino este hijo tuyo, que ha devorado tus bienes con prostitutas, has matado para él el becerro cebado". 31 Y él le respondió: "Hijo, tú siempre has estado conmigo, y todas mis cosas son tuyas. 32 Pero era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido, estaba perdido y ha sido hallado".