PARA MEMORIZAR:
“Solamente esfuérzate y sé muy valiente para hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó. No te apartes de ella ni a la derecha ni a la izquierda, para que seas prosperado en todo lo que emprendas” (Jos. 1:7).
 

Lección 1: Para el 4 de octubre de 2025

LA FÓRMULA DEL ÉXITO




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Lección 1 | Miércoles 1° de octubre

¡ESFUÉRZATE Y SÉ VALIENTE!

Lee Josué 1:7-9.    ¿Por qué el Señor instó dos veces a Josué a esforzarse y ser valiente?



La tarea que Josué tenía por delante implicaba desafíos abrumadores. Las murallas de las ciudades cananeas parecían inexpugnables y la población de la tierra estaba entrenada para la guerra. A diferencia de ello, los israelitas, simples nómades, no poseían siquiera las máquinas de guerra más primitivas para enfrentarse a las murallas fortificadas. Según los registros históricos, ni siquiera Egipto, la superpotencia de aquellos tiempos, fue capaz de afianzarse en Canaán.

No obstante, el llamado a esforzarse y ser valiente no se relaciona aquí solo con la moral para la batalla o con las estrategias bélicas. El valor y la fortaleza eran necesarios para permanecer fieles a la Torá y a sus requisitos específicos, que definían el pacto de Israel con Dios.

Lee Efesios 6:10-18.    Aunque hoy no se requiere de nosotros que participemos en acciones bélicas, ¿cómo podemos aplicar las palabras de aliento dadas a Josué en nuestras luchas espirituales cotidianas?



Los cristianos se enfrentan hoy a desafíos similares a los de Josué en el cumplimiento de la misión que Cristo les ha encomendado; es decir, se les exige que libren una guerra contra sus propias tendencias pecaminosas, contra los principados, potestades y gobernantes de las tinieblas de este mundo y contra las fuerzas de la maldad. Como Josué, también cuentan con la promesa tranquilizadora de la presencia de Cristo: “Yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo” (Mat. 28:20). Así como la presencia sustentadora del Señor fue suficiente para contrarrestar los temores de Josué, también debería serlo para desterrar nuestras dudas y ansiedades.

Nuestro desafío es conocer al Señor lo suficiente como para confiar en él y en las promesas que nos ha hecho. De allí que lo que más necesitamos es esa relación personal con él.

La pregunta crucial para nosotros hoy no es diferente de la que se planteó Josué. ¿Cómo podemos permanecer fieles a lo que dice?




Comentarios Elena G.W

Josué era ahora el líder reconocido de Israel. Se le conocía principalmente como guerrero, y sus dones y virtudes eran especialmente valiosos en esta etapa de la historia de su pueblo. Valiente, resuelto y perseverante, puntual, incorruptible, despreocupado de intereses egoístos en su cuidado de los que le habían sido confiados, y, sobre todo, inspirado por una fe viva en Dios: tal era el carácter del hombre divinamente elegido para dirigir a los ejércitos de Israel en su entrada a la Tierra Prometida. Durante su estancia en el desierto, había actuado como primer ministro de Moisés, y con su fidelidad serena y modesta, su firmeza cuando otros vacilaban, su firmeza para mantener la verdad en medio del peligro, había dado evidencia de su idoneidad para suceder a Moisés, incluso antes de ser llamado al cargo por la voz de Dios.

Josué había esperado con gran ansiedad y desconfianza la obra que le aguardaba; pero sus temores fueron disipados por la seguridad de Dios: “Como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé... A este pueblo repartirás por heredad la tierra que juré a sus padres que les daría”. “Todo lugar que pisare la planta de vuestro pie os lo he entregado, como lo dije a Moisés”. Hasta las alturas del Líbano a lo lejos, hasta las orillas del Mar Grande, y hasta las orillas del Éufrates en el este, todo sería suyo.

A esta promesa se añadió el mandato: “Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés mandó”. La instrucción del Señor fue: “No se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él”; “no te apartes de él ni a diestra ni a siniestra”; “Porque entonces prosperarás tu camino, y todo te saldrá bien.”— Patriarcas y Profetas, pág. 482.

Con demasiada frecuencia olvidamos que nuestros compañeros de trabajo necesitan fortaleza y ánimo. En momentos de especial perplejidad y carga, asegúrense de asegurarles su interés y compasión. Al tratar de ayudarlos con sus oraciones, háganles saber que lo hacen. Transmitan el mensaje de Dios a sus obreros: “Esfuércense y sean valientes.” Josué 1:6. —Testimonios para la Iglesia, tomo 7, pág. 185.

El gran Gobernante de naciones había declarado que Moisés no debía guiar a la congregación de Israel a la buena tierra, y la ferviente súplica del siervo de Dios no pudo lograr la revocación de su sentencia. Sabía que debía morir. Sin embargo, no había flaqueado ni un instante en su cuidado de Israel. Había procurado fielmente preparar a la congregación para recibir la herencia prometida. Al mandato divino, Moisés y Josué se dirigieron al tabernáculo, mientras la columna de nube se acercaba y se situaba sobre la puerta. Allí el pueblo fue encomendado solemnemente a Josué. La obra de Moisés como líder de Israel había terminado. Aun así, se olvidó de sí mismo en su interés por su pueblo. En presencia de la multitud reunida, Moisés, en el nombre de Dios, dirigió a su sucesor estas palabras de santo ánimo: «Esfuérzate y sé valiente, porque tú introducirás a los hijos de Israel en la tierra que les juré, y yo estaré contigo». Luego se dirigió a los ancianos y oficiales del pueblo, dándoles el solemne encargo de obedecer fielmente las instrucciones que les había comunicado de parte de Dios.— Patriarcas y Profetas, pág. 469.


Juan 8:54-58   

1 Corintios 1:26-29   

26 Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; 27 sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; 28 y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, 29 a fin de que nadie se jacte en su presencia.


DEUTERONOMIO 18:15-22

15 Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él oiréis;

16 conforme a todo lo que pediste a Jehová tu Dios en Horeb el día de la asamblea, diciendo: No vuelva yo a oír la voz de Jehová mi Dios, ni vea yo más este gran fuego, para que no muera.

17 Y Jehová me dijo: Han hablado bien en lo que han dicho.

18 Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare.

19 Mas a cualquiera que no oyere mis palabras que él hablare en mi nombre, yo le pediré cuenta.

20 El profeta que tuviere la presunción de hablar palabra en mi nombre, a quien yo no le haya mandado hablar, o que hablare en nombre de dioses ajenos, el tal profeta morirá.

21 Y si dijeres en tu corazón: ¿Cómo conoceremos la palabra que Jehová no ha hablado?;

22 si el profeta hablare en nombre de Jehová, y no se cumpliere lo que dijo, ni aconteciere, es palabra que Jehová no ha hablado; con presunción la habló el tal profeta; no tengas temor de él


JOSUE 1:1-18

1 ACONTECIO después de la muerte de Moisés siervo de Jehová, que Jehová habló a Josué hijo de Nun, servidor de Moisés, diciendo:

2 Mi siervo Moisés ha muerto; ahora, pues, levántate y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel.

3 Yo os he entregado, como lo había dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie.

4 Desde el desierto y el Líbano hasta el gran río Eufrates, toda la tierra de los heteos hasta el gran mar donde se pone el sol, será vuestro territorio.

5 Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé.

6 Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos.

7 Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas.

8 Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.

9 Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.

10 Y Josué mandó a los oficiales del pueblo, diciendo:

11 Pasad por en medio del campamento y mandad al pueblo, diciendo: Preparaos comida, porque dentro de tres días pasaréis el Jordán para entrar a poseer la tierra que Jehová vuestro Dios os da en posesión.

12 También habló Josué a los rubenitas y gaditas y a la media tribu de Manasés, diciendo:

13 Acordaos de la palabra que Moisés, siervo de Jehová, os mandó diciendo: Jehová vuestro Dios os ha dado reposo, y os ha dado esta tierra.

14 Vuestras mujeres, vuestros niños y vuestros ganados quedarán en la tierra que Moisés os ha dado a este lado del Jordán; mas vosotros, todos los valientes y fuertes, pasaréis armados delante de vuestros hermanos, y les ayudaréis,

15 hasta tanto que Jehová haya dado reposo a vuestros hermanos como a vosotros, y que ellos también posean la tierra que Jehová vuestro Dios les da; y después volveréis vosotros a la tierra de vuestra herencia, la cual Moisés siervo de Jehová os ha dado, a este lado del Jordán hacia donde nace el sol; y entraréis en posesión de ella.

16 Entonces respondieron a Josué, diciendo: Nosotros haremos todas las cosas que nos has mandado, e iremos adondequiera que nos mandes.

17 De la manera que obedecimos a Moisés en todas las cosas, así te obedeceremos a ti; solamente que Jehová tu Dios esté contigo, como estuvo con Moisés.

18 Cualquiera que fuere rebelde a tu mandamiento, y no obedeciere a tus palabras en todas las cosas que le mandes, que muera; solamente que te esfuerces y seas valiente.


HEBREOS 6:17,18

17 ¿Y con quiénes estuvo él disgustado cuarenta años? ¿No fue con los que pecaron, cuyos cuerpos cayeron en el desierto?

18 ¿Y a quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino a aquellos que desobedecieron?


EFESIOS 6:10-18

10 Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.

11 Vestíos de toda armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.

12 porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.

13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.

14 Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia,

15 y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.

16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.

17 Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;

18 orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos;


SALMO 1:1-3

1 BIENAVENTURADO el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado;

2 Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche.

3 Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará.


ROMANOS 3:31

31 ¿Luego por la fe invalidamos la ley? En ninguna manera, sino que confirmamos la ley.

Éxodo 20:22-23    (CB)   

22 Y Jehová dijo a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: Vosotros habéis visto que he hablado desde el cielo con vosotros. 23 No hagáis conmigo dioses de plata, ni dioses de oro os haréis.

Juan 7:30    CB   

30 Entonces procuraban prenderle; pero ninguno le echó mano, porque aún no había llegado su hora.

Juan 8:20    CB   

20 Estas palabras habló Jesús en el lugar de las ofrendas, enseñando en el templo; y nadie le prendió, porque aún no había llegado su hora.

Juan 12:27    CB   

27 Ahora está turbada mi alma; ¿y qué diré? ¿Padre, sálvame de esta hora? Mas para esto he llegado a esta hora.

Juan 1:1-18    CB   

1 En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. 2 Este era en el principio con Dios. 3 Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. 4 En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. 5 La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella. 6 Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan. 7 Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él. 8 No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz. 9 Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. 10 En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. 11 A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. 12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; 13 los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios. 14 Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad. 15 Juan dio testimonio de él, y clamó diciendo: Este es de quien yo decía: El que viene después de mí, es antes de mí; porque era primero que yo. 16 Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia. 17 Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. 18 A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.

Juan 6:35    CB   

35 Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.

Juan 6:41

41 Murmuraban entonces de él los judíos, porque había dicho: Yo soy el pan que descendió del cielo.

Juan 6:48

48 Yo soy el pan de vida.

Juan 6:51

51 Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.