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  • Complementario

    - CAPÍTULO 9 -

    LA FUENTE DE LA VIDA

    E. Edward Zinke

    Hay quienes afirman que la vida en este planeta se desarrolló a lo largo de millones de años y que las primeras formas de vida comenzaron a partir de sustancias químicas presentes en lagos y charcos. Creen que de ahí evolucionamos a ácidos nucleicos autorreplicantes, luego a una célula primitiva y finalmente a los seres humanos.

    A esta creencia se la conoce como Teoría de la Evolución. La Evolución excluye por completo a Dios del proceso de la Creación. Algunos dicen que Dios guio el proceso de la Evolución, a lo cual se lo conoce como Evolución Teísta. Y otros sostienen que fuimos creados por la mano de Dios durante la semana de la Creación hace poco tiempo, tal como dice la Biblia.

    ¿Qué diferencia entraña lo que pensemos de nuestros orígenes? ¿Por qué no podemos simplemente elegir uno de estos modelos o inventarnos otro?

    El concepto que tengamos de la Creación afecta la forma en que vemos todo en el universo. Afecta nuestro concepto de Dios, de nosotros mismos, de nuestros semejantes, del mundo natural, y de cómo hemos de vivir ahora y en el futuro. La doctrina de la Creación afecta a toda nuestra visión del mundo, desde nuestro pasado hasta el futuro.

    La Creación, de hecho, es una doctrina, pero en estos días parece que casi nadie la considera importante. Pero Jesús, sí. En Juan 17:3, dijo que la salvación consiste en conocerlo a él: "Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y ajesucristo, a quien has enviado".

    El libro de Oseas dice algo parecido. A Oseas se le pidió que se casara con Gomer, que era una mujer de mala reputación. La relación de Oseas con Gomer era un reflejo de la relación de los israelitas con Dios. Ellos codiciaban a dioses paganos y luego volvían a Dios, para luego alejarse de él una y otra vez. Dios los cortejaba constantemente para que volvieran a él: "Te desposaré conmigo para siempre; te desposaré conmigo en justicia y juicio, en amor y compasión. Te desposaré conmigo en fidelidad, y conocerás al Señor" (Ose. 2:19, 20).

    Dios llamaba constantemente a los israelitas para que se acercaran a él. Invitaba a los Israelitas a mantener una relación llena de contenido y de conocimiento sobre quién es él.

    El cristianismo es una relación con Dios y con Jesucristo. Pero es más que una relación. Oseas dijo: "Y conocerás al Señor". Conocer es algo relacionado con la doctrina. La doctrina es enseñanza. Nos habla de Dios para que podamos conocerlo verdaderamente, ¡para que podamos saber quién es él!

    Además del conocimiento de la otra persona, hay otros aspectos que son fundamentales durante una relación cercana. No solo es importante conocer a la otra persona, sino también la comprensión mutua y la relación adecuada entre ambos. La doctrina nos habla de nosotros mismos y de cómo relacionarnos con Dios. Nos dice quién es Dios, quiénes somos nosotros y cómo debemos relacionarnos como seres humanos con Dios y con el resto de la humanidad.

    Conocerá Dios también es importante, porque nuestra vida está marcada por aquellos o aquello que más admiramos. Si admiramos más a Dios, nos transformaremos a su imagen, lo que nos permitirá tener una relación mucho más estrecha con él. La doctrina no es un fin en sí misma: solo tiene sentido si conduce a una relación madura con el Dios Creador que se ha revelado en la Biblia y en Jesucristo. Por eso debemos aceptar a Dios por lo que es y ponerlo en primer lugar en nuestra vida.

    Pero ¿qué ocurre si rechazamos un aspecto clave o esencial de quién es Dios?

    Tomemos como ejemplo el pastel de queso. El pastel de queso se compone, entre otras cosas, de queso crema, azúcar y una corteza de galleta tipo graham. SI no le añadimos el queso crema, no es un pastel de queso. Tendríamos un concepto bastante pobre del pastel de queso si lo único que conociéramos fuera el pastel de queso sin el queso crema.

    Dios no es Dios si negamos una de sus características esenciales. Y, si nuestro concepto de él está distorsionado, nos relacionaremos con un ídolo de nuestra propia creación en lugar de con el Dios de la Biblia. Oseas 4:6 dice: "Mi pueblo fue destruido porque le faltó conocimiento". Así pues, negar parte de quién es Dios distorsiona o incluso destruye nuestra relación con él. Rechazamos a Dios mismo. Si negamos que Dios creó como se describe en Génesis, Éxodo y el resto de la Biblia, en realidad estamos negando un elemento esencial de quién es Dios.

    El primer capítulo de la Biblia dice que Dios creó el universo en seis días, y Éxodo 20:11 dice: "Porque en seis días el Señor hizo el cielo, la tierra y e! mar, y todo lo que contienen, y reposó en el séptimo día". Este tema de la Creación se desarrolla a lo largo de toda la Biblia. Y esto nos habla de Dios y su poder, conocimiento y amor.

    El poder de Dios

    La Biblia nos dice que Dios es todopoderoso, omnisciente y omnipotente. No hay nada en él que le impidiera crear un mundo maravilloso. Y Dios mismo vio que era bueno (Gén. 1:4, 10, 12, 18, 21, 25, 31).

    La Evolución Teísta no puede sostener que Dios es todopoderoso, omnisciente y todo amor al mismo tiempo. En el mejor de los casos, solo puede aceptar dos de estas características en un momento dado. Rechazar lo que la Biblia dice sobre la Creación es rechazar aspectos importantes de quién es Dios. Lo veríamos como incapacitado de alguna manera. Esa concepción cambiaría nuestra forma de pensar sobre Dios y, por consiguiente, afectaría nuestra relación con él, del mismo modo en que un pastel de queso sin queso crema cambiaría nuestra concepción de lo que es un pastel de queso.

    La idea de que Dios creó a lo largo de millones de años pone en duda su poder: Dios puede ser todo amor y todo conocimiento, pero no tiene tanto poder. Él deseaba tanto tener comunión con los seres humanos que estuvo dispuesto a trabajar con sus limitaciones durante millones de años para crearlos; millones de años de dolor, sufrimiento y muerte, para finalmente poder crear a la humanidad. Desde luego, esto no representa al Dios de la Biblia. Cambia nuestro concepto de Dios y, con ello, nuestra relación con él. Cuando no tomamos la Biblia al pie de la letra, creamos un dios a nuestra imagen y semejanza, un "dios a muestra medida".

    El conocimiento de Dios

    ¿Qué insinúa la Evolución sobre el conocimiento de Dios? Pareciera decir que, aunque Dios es todopoderoso y todo amor, no debe ser muy inteligente. Por eso tardó millones de años en crearnos.

    Así que, de nuevo, tenemos un dios diseñador que creó el mundo con las uñas y los dientes a través de la muerte. Es decir, es un dios limitado en sus conocimientos, pero que progresa, que hace lo mejor que puede dadas las circunstancias. Simplemente, trabaja sobre la marcha, mejorando cada vez más con el paso del tiempo. Él mismo está evolucionando, como los teléfonos celulares. Antes eran aparatos enormes, pero ahora son más pequeños y potentes. Y podemos utilizarlos no solo para llamar, sino también para enviar mensajes de texto, jugar, ver videos y mucho más. Si aceptamos la noción de la Evolución Teísta, nos relacionamos con un Dios que está en proceso, apren-_ diendo sobre la marcha y, con suerte, mejorando con el tiempo.

    Un Dios de amor

    Por último, la Evolución no da cabida a un Dios de amor. Una persona puede decir que ama a su teléfono celular, pero ¿su teléfono celular la ama a ella? Desde luego que no.

    Ahora bien, una cosa es que el celular no ame a una persona, pero ¿y si Dios no la ama a ella? ¿Y si a Dios realmente no le importa utilizar el sufrimiento y la muerte como medio de creación? Es un Dios todopoderoso y omnisciente, pero no un Dios que se preocupa por sus criaturas; así que es como un científico loco que realiza experimentos con nosotros.

    Esta sería la peor de las posibilidades: ¡un monstruo que experimenta con la vida sin tener en cuenta a sus criaturas! No es de extrañar que tanta gente opte por rechazar la figura de Dios. Para la Evolución, si Dios existe, es impersonal.

    Un Dios personal

    Pero la Biblia también nos dice que Dios es un Dios personal. Este es el punto culminante del relato de la Creación: Dios es personal. Nos creó a su imagen para que tuviéramos comunión con él. Nos dio el sábado, el día en que terminó su obra y descansó, como un día de especial comunión con él. Esto es lo que diferencia al Dios de la Biblia de todos los demás dioses.

    Dios es un Dios personal, que desea la comunión con su Creación. Dios estuvo con Adán y Eva la tarde de su creación. No esperó millones y millones de años y luego bajó un día para decir: "¡Ay, se me olvidó decirles que los creé para que tuviéramos comunión!" Esto haría que Dios tuviera una combinación de características contradictorias: creó a los seres humanos para la comunión, pero se olvidó de decirnos durante millones de años que somos sus hijos. ¿Cómo podríamos relacionarnos con un Dios así?

    La muerte y el pecado

    La Biblia dice claramente que la Creación original era buena. No estaba manchada por el pecado ni por la muerte. La Evolución Teísta afirma que la muerte existió desde el principio de la vida en la Tierra. De hecho, el principio de la supervivencia del más apto y la muerte son los principales mecanismos por los que se cree que se produce la Evolución. En este caso, la muerte no es el resultado del pecado, como dice la Biblia, sino simplemente el resultado natural del proceso de Evolución.

    Y hay otros problemas teológicos con la Teoría de la Evolución teísta: el pecado en sí mismo.

    La Biblia dice que el pecado es la transgresión de la Ley. Es ir en contra del carácter de Dios. Es lo contrario de tener una relación con él. El pecado lleva a la separación de Dios y, por consiguiente, a la muerte. La muerte es el resultado del pecado, no de la Evolución.

    En la Teoría de la Evolución, por el contrario, no hay pecado, cada vez somos mejores. Y, si no hay pecado, ¿para qué sirve la Cruz? ¿Para qué tuvo que morir Jesús? Si no existe el pecado, entonces no hay necesidad de un Salvador y no hay necesidad de que Jesús haya muerto en nuestro lugar.

    Esto hace que la Cruz sea un accidente de la historia y no algo que estaba en el plan de Dios desde antes de la Creación (Apoc. 13:8). Según esta forma de pensar, Jesús no es verdaderamente el Hijo de Dios. La Evolución convierte lo que Dios dio como la máxima manifestación de su amor por nosotros -el acto salvador de Cristo en la Cruz- en necedad y en una falsa representación de quién es Dios.

    La Biblia

    Mucha gente declara que acepta la Biblia tomo Palabra de Dios, pero niega lo que la Escritura dice sobre la Creación. Afirmar que se acepta la Biblia como la Palabra de Dios a la vez que se niega lo que en ella se dice sobre la Creación es una contradicción. Y esto, a su vez, pone en tela de juicio al Dios que se nos revela en la Biblia.

    El pensamiento evolucionista ha llevado a muchos a dejar de considerar la Biblia como la Palabra de Dios. Se la considera una invención humana, un relato de cuentos legendarios. La Biblia se considera literatura popular y no la Palabra de Dios.

    Y si estamos aquí debido a un proceso evolutivo que ha durado tanto tiempo, nos volvemos a preguntar: ¿Por qué tuvieron que pasar cientos de millones de años para que Dios empezara a comunicarse con nosotros a través de su Palabra hablada y escrita? Y ¿por qué esperó hasta hace dos mil años para hacerse uno con nosotros?

    La naturaleza de la humanidad

    La Teoría de la Evolución plantea otros problemas filosóficos y teológicos: ¿Quiénes somos? ¿Fue la selección natural lo que llevó a nuestros antepasados desde la célula primitiva, pasando por formas de vida primitivas, hasta formas de vida más avanzadas, que desembocaron en los primates y, finalmente, en los homínidos? En otras palabras, ¿estamos aquí porque el principio básico de la supervivencia del más fuerte ha conducido nuestra ascendencia hasta nuestra generación? ¿Se pueden explicar y definir nuestros orígenes por la Teoría de la Evolución y no por el poder creador y el plan de un Dios amoroso?

    Si es así, ¿qué significa esto para lo que somos? ¿Estamos aquí por casualidad, porque un rayo y una concentración de sustancias químicas coincidieron hace millones de años? Eso significaría que procedemos de animales y no de la mano de Dios.

    Y, si es así, ¿cómo debemos vivir? ¿Cómo debemos relacionarnos con los demás? ¿Es el principio de la supervivencia del más apto el fundamento de nuestra vida moral? ¿Se convierte la supervivencia del más apto en nuestros diez mandamientos?

    Las ideas equivocadas sobre la naturaleza de la vida influyen en la manera en que nos relacionamos con Dios y en cómo nos tratamos los unos a los otros. Hitler se tomó en serio la Evolución como explicación de los orígenes. Consideraba que el concepto de la supervivencia del más apto era el mandamiento por el que debíamos vivir. Dado que, en su opinión, los pueblos germánicos eran superiores a otras razas humanas, pensaba que era su responsabilidad dominar el mundo en aras del progreso evolutivo. Su visión evolucionista del mundo provocó la muerte de millones de personas y la desdicha de muchas más.

    La Biblia dice que fuimos creados por la mano de Dios a su imagen. Somos hijos e hijas de Dios, no el producto de factores probabilísticos. Por lo tanto, debemos vivir en armonía con la voluntad de Dios, que es una fuente de moralidad totalmente diferente de la utilizada por Hitler.

    La resurrección

    ¿Qué supone la Evolución Teísta en relación con la resurrección de Jesucristo? Si Dios no pudo crear por la palabra de su boca, ¿cómo pudo resucitar a Jesucristo de la forma en que se describe en la Biblia? ¿No se necesitarían millones de años para eso?

    Y, si Dios tardó millones de años en crearnos, ¿cómo puede resucitarnos en "un abrir y cerrar de ojos" durante la Segunda Venida (1 Cor. 15:52)? El pensamiento evolucionista ha llevado a algunos teólogos a concluir que la vida eterna no es posible. Esta es una buena vida, concluyen. Vivámosla al máximo, porque no hay nada después de esto.

    El Dios de la Creación bíblica y el dios de la Evolución son dos dioses diferentes. ¿Cómo podríamos adorar a un dios que está él mismo en proceso de evolución y que estaba tan incapacitado que solo podía hacer avanzar la Creación mediante la muerte, con las uñas y los dientes?

    La Teoría de la Evolución nos obliga a reescribir la naturaleza de Dios. Al hacerlo, nos conduce a una relación con un dios falso, en lugar de con el Dios de la Biblia. ¿Cómo podemos relacionarnos con el dios monstruoso de la Evolución? Esta es una de las razones por las que la gente recurre al agnosticismo y al ateísmo. Prefieren no pensar en la existencia de un dios tal.

    Cuando Cristo aparezca por segunda vez, espera encontrar a un pueblo que lo espera tal como él se ha revelado, y no a un dios creado a la medida de ellos. Él vendrá por un pueblo que es como él en carácter y no como dioses a la medida que son creaciones de nuestra propia imaginación.

    Cristo viene por un pueblo que no está en tinieblas en cuanto a quién es él. El Evangelio de Juan dice: "Todas las cosas fueron hechas por él. Nada de cuanto existe fue hecho sin él" (Juan 1:3), pero aun así Jesús condescendió a hacerse uno con nosotros. Tenemos una buena noticia que proclamar. Dios es un Dios de amor. Él nos creó para que tuviéramos comunión con él. Somos sus hijos e hijas. Esto cambia por completo nuestra forma de ver y conocer a Dios, al mundo y a los que nos rodean.

    En virtud de la Creación, Dios es digno de adoración. Él está llamando a un pueblo que saldrá de Babilonia y adorará "a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas" (Apoc. 14:7). Dios está llamando a un pueblo que proclamará el evangelio eterno, exhortando a la gente a abandonar a los dioses creados por ellos mismos y a aceptar a Jesucristo como su Salvador personal.


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