PARA MEMORIZAR:
“Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios. Decía: ‘El tiempo se ha cumplido, el reino de Dios está cerca. ¡Arrepiéntanse, y crean al evangelio!’ ” (Mar. 1:14, 15).

 
Lección 1: Para el 6 de julio de 2024
EL COMIENZO DEL EVANGELIO


Sábado 29 de junio

- Audio Lección -

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Hechos 13:1–5, 13; Hechos 15:36–39; Marcos 1:1–15; Isaías 40:3; Daniel 9:24–27.
PARA MEMORIZAR: “Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios. Decía: ‘El tiempo se ha cumplido, el reino de Dios está cerca. ¡Arrepiéntanse, y crean al evangelio!’ ” (Mar. 1:14, 15).
¿Quién escribió el Evangelio de Marcos y por qué fue escrito? Ninguno de los evangelios registra el nombre de su autor. El que más se acerca a ello es el de Juan, que hace referencia al discípulo amado (Juan 21:20, 24). Sin embargo, desde la antigüedad, cada evangelio fue asociado con un apóstol (Mateo, Juan) o con un compañero de algún apóstol. Por ejemplo, al Evangelio de Lucas se lo asocia con Pablo (ver Col. 4:14; 2 Tim. 4:11; File. 1:24); al Evangelio de Marcos se lo vincula con Pedro (1 Ped. 5:13). Aunque el autor del Evangelio de Marcos nunca da su nombre en el texto, la tradición de la iglesia primitiva indica que se trató de Juan Marcos, un compañero ocasional de viaje de Pablo y Bernabé (Hech. 13:2, 5), y luego un asociado de Pedro (1 Ped. 5:13). En primer lugar, aprenderemos acerca de Marcos a la luz de lo que la Escritura dice de él. Observaremos su fracaso inicial y su posterior recuperación. Luego, el estudio se desplazará hacia la sección inicial de Marcos. Desde allí, mirando hacia adelante, anticiparemos hacia dónde se encamina la historia; luego, mirando hacia atrás, consideremos por qué un misionero inicialmente fracasado y finalmente restaurado habría escrito un texto como el del Evangelio de Marcos.

Comentarios Elena G.W

¿Por qué necesitamos un Mateo, un Marcos, un Lucas, un Juan, un Pablo, y todos los escritores que han dado testimonio acerca de la vida y ministerio del Salvador? ¿Por qué no podía uno de los discípulos haber escrito un relato completo, y así habernos dado una relación bien hilvanada de la vida terrenal de Cristo? ¿Por qué presenta un escritor puntos que otro no menciona? ¿Por qué, si estos puntos son esenciales, no los mencionaron todos estos autores? Se debe a que las mentes humanas difieren. No todos comprenden las cosas exactamente de la misma manera. Para algunos, ciertas verdades bíblicas atraen mucho más la atención que otras.
El mismo principio se aplica a los oradores. Uno se espacia considerablemente en puntos que otros pasarían por alto o los mencionarían brevemente. Toda la verdad queda presentada más claramente por varios hombres que por uno solo. Los Evangelios difieren, pero los relatos de todos se fusionan en un conjunto armonioso (Consejos para los maestros, p. 418).
La madre de Marcos se había convertido a la religión cristiana, y su casa en Jerusalén era un asilo para los discípulos. Allí estaban siempre seguros de ser bienvenidos y de gozar de un período de descanso. Fue en una de esas visitas de los apóstoles a la casa de su madre, cuando Marcos propuso a Pablo y Bernabé acompañarlos en su viaje misionero. Sentía la gracia de Dios en su corazón, y anhelaba dedicarse enteramente a la obra del ministerio evangélico (Los hechos de los apóstoles, p. 135).
[F]ue [en Panfilia] donde Marcos, abrumado por el temor y el desaliento, vaciló por un tiempo en su propósito de entregarse de todo corazón a la obra del Señor. No acostumbrado a las penurias, se desalentó por los peligros y las privaciones del camino. Había trabajado con éxito en circunstancias favorables; pero ahora, en medio de la oposición y los peligros que con tanta frecuencia asedian al obrero de avanzada, no supo soportar las durezas como buen soldado de la cruz. Tenía todavía que aprender a arrostrar el peligro, la persecución y la adversidad con corazón valiente. Al avanzar los apóstoles, y al sentir la aprensión de dificultades aun mayores, Marcos se intimidó, y perdiendo todo valor, se negó a avanzar, y volvió a Jerusalén (Los hechos de los apóstoles, pp. 137, 138).
La vida cristiana es más de lo que muchos se la representan. No consiste toda ella en dulzura, paciencia, mansedumbre y benevolencia. Estas virtudes son esenciales; pero también se necesita valor, fuerza, energía y perseverancia. La senda que Cristo señala es estrecha y requiere abnegación. Para internarse en ella e ir al encuentro de dificultades y desalientos, se requieren hombres y no seres débiles…
Los que anhelen éxito [en el servicio misionero] deben ser animosos y optimistas. Deben cultivar no solo las virtudes pasivas, sino también las activas. Han de dar la blanda respuesta que aplaca la ira, pero también han de tener valor heroico para resistir al mal. Con la caridad que todo lo soporta, necesitan la fuerza de carácter que hará de su influencia un poder positivo (El ministerio de curación, p. 397).





Hechos 13:1–5, 13   

1 Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros: Bernabé, Simón el que se llamaba Niger, Lucio de Cirene, Manaén el que se había criado junto con Herodes el tetrarca, y Saulo.
2 Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado.
3 Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron.
4 Ellos, entonces, enviados por el Espíritu Santo, descendieron a Seleucia, y de allí navegaron a Chipre.
5 Y llegados a Salamina, anunciaban la palabra de Dios en las sinagogas de los judíos. Tenían también a Juan de ayudante.

13 Habiendo zarpado de Pafos, Pablo y sus compañeros arribaron a Perge de Panfilia; pero Juan, apartándose de ellos, volvió a Jerusalén.

Hechos 15:36–39;   

36 Después de algunos días, Pablo dijo a Bernabé: Volvamos a visitar a los hermanos en todas las ciudades en que hemos anunciado la palabra del Señor, para ver cómo están.
37 Y Bernabé quería que llevasen consigo a Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos;
38 pero a Pablo no le parecía bien llevar consigo al que se había apartado de ellos desde Panfilia, y no había ido con ellos a la obra.
39 Y hubo tal desacuerdo entre ellos, que se separaron el uno del otro; Bernabé, tomando a Marcos, navegó a Chipre,

Marcos 1:1–15;1   

1 Principio del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. 2 Como está escrito en Isaías el profeta: He aquí yo envío mi mensajero delante de tu faz, El cual preparará tu camino delante de ti. 3 Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor; Enderezad sus sendas. 4 Bautizaba Juan en el desierto, y predicaba el bautismo de arrepentimiento para perdón de pecados. 5 Y salían a él toda la provincia de Judea, y todos los de Jerusalén; y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados. 6 Y Juan estaba vestido de pelo de camello, y tenía un cinto de cuero alrededor de sus lomos; y comía langostas y miel silvestre. 7 Y predicaba, diciendo: Viene tras mí el que es más poderoso que yo, a quien no soy digno de desatar encorvado la correa de su calzado. 8 Yo a la verdad os he bautizado con agua; pero él os bautizará con Espíritu Santo. El bautismo de Jesús 9 Aconteció en aquellos días, que Jesús vino de Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán. 10 Y luego, cuando subía del agua, vio abrirse los cielos, y al Espíritu como paloma que descendía sobre él. 11 Y vino una voz de los cielos que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia. Tentación de Jesús 12 Y luego el Espíritu le impulsó al desierto. 13 Y estuvo allí en el desierto cuarenta días, y era tentado por Satanás, y estaba con las fieras; y los ángeles le servían. Jesús principia su ministerio 14 Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, 15 diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio.

Isaías 40:3;   

3 Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios.

Daniel 9:24–27.   

24 Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos. 25 Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos. 26 Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones. 27 Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador.



Colocenses 4:14    CB

"Os saluda Lucas el médico amado, y Demas."

2Ti 4:11    CB

"Sólo Lucas está conmigo. Toma a Marcos y tráele contigo, porque me es útil para el ministerio."

Filimón 1:24:    CB

"Marcos, Aristarco, Demas y Lucas, mis colaboradores."


Marcos 12:10    CB

"¿Ni aun esta escritura habéis leído: La piedra que desecharon los edificadores Ha venido a ser cabeza del ángulo;"

Jn 10:34-35    CB

"Jesús les respondió: ¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois? Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada),"

Jn 13:18    CB

"No hablo de todos vosotros; yo sé a quienes he elegido; mas para que se cumpla la Escritura: El que come pan conmigo, levantó contra mí su calcañar."