Lee Marcos 15:21 al 38.CB ¿Qué terrible y dolorosa ironía aparece aquí?
En este punto del relato de la Pasión, Jesús es una víctima silenciosa, controlada por gente empeñada en su muerte. A lo
largo del Evangelio, y hasta su
arresto, él estuvo a cargo de la acción. Ahora, en cambio, es objeto de la actividad
de otros. Aunque era un robusto predicador itinerante, la flagelación que había
recibido, sumada a la falta de alimento y sueño, lo agotaron al punto de que un
extraño tuvo que cargar su cruz.
En la cruz, su ropa le fue quitada y llegó a ser propiedad de los soldados,
quienes echaron suertes sobre ella para ver de quién sería (compara con
Sal. 22:18).
CB
La crucifixión era un método de ejecución que no significaba un derramamiento
importante de sangre. Los clavos utilizados para fijar a una persona a la cruz
(compara con
Juan 20:24-29)
CB
atravesaban probablemente las muñecas, debajo de
las palmas, donde no hay vasos sanguíneos importantes. Tanto en hebreo como
en griego, la palabra traducida como “mano” puede designar tanto a esta como al
antebrazo. La palma de la mano carece de las estructuras necesarias como para
soportar el peso del cuerpo en una crucifixión. El nervio medio o mediano se
encuentra ubicado a lo largo del antebrazo y habría sido aplastado por los clavos,
provocando así un dolor insoportable en los brazos. La respiración era dificultosa.
Para conseguir una buena bocanada de aire, los crucificados tenían que empujar
su cuerpo hacia arriba usando como apoyo los pies clavados y flexionando sus
brazos, lo cual nuevamente provocaba un dolor atroz. La asfixia por agotamiento
era una de las causas de muerte.
Jesús fue víctima de burlas y humillaciones tremendas durante su crucifixión. Como ya se ha visto, el Evangelio de
Marcos se caracteriza por un motivo o
tema teológico de revelación/secreto según el cual Jesús pide a las personas que
guarden silencio acerca de quién es él. Consecuentemente, títulos cristológicos
como “Señor”, “Hijo de Dios” y “Cristo” no aparecen con frecuencia en la narración.
Este elemento cambia en la cruz. Jesús no puede ser ocultado. Resulta irónico
que sean los líderes religiosos quienes utilizan esos títulos para burlarse de Jesús.
¡Cómo se condenan a sí mismos estos hombres!
Una de sus declaraciones de burla se destaca. En Marcos 15:31, ellos dicen:
“A otros salvó. A sí mismo no puede salvarse”. Para demostrar su punto acerca
de la impotencia de Jesús en la cruz, aseveran que ayudó a otros (el verbo griego
puede significar “salvar”, “sanar”, “rescatar”). Así, irónicamente, admiten que él
es el Salvador. La ironía va más allá, pues la razón por la que no podía salvarse,
o no quería hacerlo, era porque estaba salvando a otros.
Lee
Juan 1:1 al 3
CB
y piensa en lo que este pasaje nos dice acerca de Jesús, el mismo
Jesús que está siendo crucificado aquí, en Marcos. ¿Cómo podemos abarcar con
nuestra mente lo que la muerte de Cristo significa para nosotros?
Al llegar al lugar de ejecución, los condenados fueron atados a los instrumentos de tortura. Mientras los dos ladrones se debatían en manos de los que los extendían sobre sus cruces, Jesús no ofreció resistencia. Su madre contempló la escena con agonizante suspenso, con la esperanza de que hiciera un milagro para salvarse. Vio sus manos extendidas sobre la cruz, esas manos queridas que siempre habían dispensado bendiciones, y que se habían alargado tantas veces para sanar a los que sufrían. Cuando trajeron martillos y clavos, y estos atravesaron la tierna carne de Jesús para asegurarlo a la cruz, los discípulos, con el corazón quebrantado, apartaron de la cruel escena el cuerpo desfalleciente de la madre de Cristo.
El Señor no formuló queja alguna; su rostro seguía pálido y sereno, pero grandes gotas de sudor perlaban su frente. No hubo mano piadosa que enjugara de su rostro el rocío de la muerte, ni palabras de simpatía e inmutable fidelidad que sostuvieran su corazón humano. Estaba pisando totalmente solo el lagar, y del pueblo nadie estuvo con él. Mientras los soldados llevaban a cabo su odiosa tarea, y él sufría la más aguda agonía, oró por sus enemigos: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. Lucas 23:34. Esta oración de Jesús por sus enemigos abarca al mundo, pues se refiere a cada pecador que habrá de vivir hasta el fin del tiempo (La historia de la redención, pp. 229, 230).
En los sufrimientos de Cristo en la cruz, se cumplía la profecía. Siglos antes de la crucifixión, el Salvador había predicho el trato que iba a recibir. Dijo: “Porque perros me han rodeado, hame cercado cuadrilla de malignos: horadaron mis manos y mis pies. Contar puedo todos mis huesos; ellos miran, considéranme. Partieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes”. Salmo 22:16-18. La profecía concerniente a sus vestiduras fue cumplida sin consejo ni intervención de los amigos o los enemigos del Crucificado. Su ropa había sido dada a los soldados que le habían puesto en la cruz. Cristo oyó las disputas de los hombres mientras se repartían las ropas entre sí. Su túnica era tejida sin costura y dijeron: “No la partamos, sino echemos suertes sobre ella, de quién será” (El Deseado de todas las gentes, p. 695).
Y cuando vino la plenitud de los tiempos… Aquel que fue designado en los consejos del cielo vino a la tierra como instructor. Era nada menos que el Creador del mundo, el Hijo del Dios Infinito. La rica benevolencia de Dios lo entregó a nuestro mundo; y para satisfacer las necesidades de la humanidad, tomó sobre sí la naturaleza humana. Ante el asombro de las huestes celestiales, caminó por esta tierra como el Verbo Eterno. Plenamente preparado, abandonó las cortes celestiales para venir a un mundo estropeado y contaminado por el pecado. Misteriosamente se vinculó a la naturaleza humana. “El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros”. El exceso de la bondad, la benevolencia y el amor de Dios fue una sorpresa para el mundo, de la gracia que se podía captar, pero no contar (Fundamentals of Christian Education, p. 400).
Marcos 1515 Muy de mañana, habiendo tenido consejo los principales sacerdotes con los ancianos, con los escribas y con todo el concilio, llevaron a Jesús atado, y le entregaron a Pilato. 2 Pilato le preguntó: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Respondiendo él, le dijo: Tú lo dices. 3 Y los principales sacerdotes le acusaban mucho. 4 Otra vez le preguntó Pilato, diciendo: ¿Nada respondes? Mira de cuántas cosas te acusan. 5 Mas Jesús ni aun con eso respondió; de modo que Pilato se maravillaba. 6 Ahora bien, en el día de la fiesta les soltaba un preso, cualquiera que pidiesen. 7 Y había uno que se llamaba Barrabás, preso con sus compañeros de motín que habían cometido homicidio en una revuelta. 8 Y viniendo la multitud, comenzó a pedir que hiciese como siempre les había hecho. 9 Y Pilato les respondió diciendo: ¿Queréis que os suelte al Rey de los judíos? 10 Porque conocía que por envidia le habían entregado los principales sacerdotes. 11 Mas los principales sacerdotes incitaron a la multitud para que les soltase más bien a Barrabás. 12 Respondiendo Pilato, les dijo otra vez: ¿Qué, pues, queréis que haga del que llamáis Rey de los judíos? 13 Y ellos volvieron a dar voces: !!Crucifícale! 14 Pilato les decía: ¿Pues qué mal ha hecho? Pero ellos gritaban aun más: !!Crucifícale! 15 Y Pilato, queriendo satisfacer al pueblo, les soltó a Barrabás, y entregó a Jesús, después de azotarle, para que fuese crucificado. 16 Entonces los soldados le llevaron dentro del atrio, esto es, al pretorio, y convocaron a toda la compañía. 17 Y le vistieron de púrpura, y poniéndole una corona tejida de espinas, 18 comenzaron luego a saludarle: !!Salve, Rey de los judíos! 19 Y le golpeaban en la cabeza con una caña, y le escupían, y puestos de rodillas le hacían reverencias. 20 Después de haberle escarnecido, le desnudaron la púrpura, y le pusieron sus propios vestidos, y le sacaron para crucificarle. 21 Y obligaron a uno que pasaba, Simón de Cirene, padre de Alejandro y de Rufo, que venía del campo, a que le llevase la cruz. 22 Y le llevaron a un lugar llamado Gólgota, que traducido es: Lugar de la Calavera. 23 Y le dieron a beber vino mezclado con mirra; mas él no lo tomó. 24 Cuando le hubieron crucificado, repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes sobre ellos para ver qué se llevaría cada uno. 25 Era la hora tercera cuando le crucificaron. 26 Y el título escrito de su causa era: EL REY DE LOS JUDÍOS. 27 Crucificaron también con él a dos ladrones, uno a su derecha, y el otro a su izquierda. 28 Y se cumplió la Escritura que dice: Y fue contado con los inicuos. 29 Y los que pasaban le injuriaban, meneando la cabeza y diciendo: !!Bah! tú que derribas el templo de Dios, y en tres días lo reedificas, 30 sálvate a ti mismo, y desciende de la cruz. 31 De esta manera también los principales sacerdotes, escarneciendo, se decían unos a otros, con los escribas: A otros salvó, a sí mismo no se puede salvar. 32 El Cristo, Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, para que veamos y creamos. También los que estaban crucificados con él le injuriaban. 33 Cuando vino la hora sexta, hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena. 34 Y a la hora novena Jesús clamó a gran voz, diciendo: Eloi, Eloi, ¿lama sabactani? que traducido es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? 35 Y algunos de los que estaban allí decían, al oírlo: Mirad, llama a Elías. 36 Y corrió uno, y empapando una esponja en vinagre, y poniéndola en una caña, le dio a beber, diciendo: Dejad, veamos si viene Elías a bajarle. 37 Mas Jesús, dando una gran voz, expiró. 38 Entonces el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. 39 Y el centurión que estaba frente a él, viendo que después de clamar había expirado así, dijo: Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios. 40 También había algunas mujeres mirando de lejos, entre las cuales estaban María Magdalena, María la madre de Jacobo el menor y de José, y Salomé, 41 quienes, cuando él estaba en Galilea, le seguían y le servían; y otras muchas que habían subido con él a Jerusalén. 42 Cuando llegó la noche, porque era la preparación, es decir, la víspera del día de reposo, 43 José de Arimatea, miembro noble del concilio, que también esperaba el reino de Dios, vino y entró osadamente a Pilato, y pidió el cuerpo de Jesús. 44 Pilato se sorprendió de que ya hubiese muerto; y haciendo venir al centurión, le preguntó si ya estaba muerto. 45 E informado por el centurión, dio el cuerpo a José, 46 el cual compró una sábana, y quitándolo, lo envolvió en la sábana, y lo puso en un sepulcro que estaba cavado en una peña, e hizo rodar una piedra a la entrada del sepulcro. 47 Y María Magdalena y María madre de José miraban dónde lo ponían.Lucas 13:113 En este mismo tiempo estaban allí algunos que le contaban acerca de los galileos cuya sangre Pilato había mezclado con los sacrificios de ellos.Salmos 22:1818 Repartieron entre sí mis vestidos,Y sobre mi ropa echaron suertes.Juan 20:24-2924 Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino. 25 Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. El les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré. 26 Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros. 27 Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente. 28 Entonces Tomás respondió y le dijo: !!Señor mío, y Dios mío! 29 Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.Juan 1:1-31 En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. 2 Este era en el principio con Dios. 3 Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.Daniel 9:24-2724 Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos. 25 Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos. 26 Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones. 27 Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador. |
Marcos 12:41-13:3241 Estando Jesús sentado delante del arca de la ofrenda, miraba cómo el pueblo echaba dinero en el arca; y muchos ricos echaban mucho. 42 Y vino una viuda pobre, y echó dos blancas, o sea un cuadrante. 43 Entonces llamando a sus discípulos, les dijo: De cierto os digo que esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca; 44 porque todos han echado de lo que les sobra; pero ésta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su sustento. 13 Saliendo Jesús del templo, le dijo uno de sus discípulos: Maestro, mira qué piedras, y qué edificios. 2 Jesús, respondiendo, le dijo: ¿Ves estos grandes edificios? No quedará piedra sobre piedra, que no sea derribada. 3 Y se sentó en el monte de los Olivos, frente al templo. Y Pedro, Jacobo, Juan y Andrés le preguntaron aparte: 4 Dinos, ¿cuándo serán estas cosas? ¿Y qué señal habrá cuando todas estas cosas hayan de cumplirse? 5 Jesús, respondiéndoles, comenzó a decir: Mirad que nadie os engañe; 6 porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y engañarán a muchos. 7 Mas cuando oigáis de guerras y de rumores de guerras, no os turbéis, porque es necesario que suceda así; pero aún no es el fin. 8 Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá terremotos en muchos lugares, y habrá hambres y alborotos; principios de dolores son estos. 9 Pero mirad por vosotros mismos; porque os entregarán a los concilios, y en las sinagogas os azotarán; y delante de gobernadores y de reyes os llevarán por causa de mí, para testimonio a ellos. 10 Y es necesario que el evangelio sea predicado antes a todas las naciones. 11 Pero cuando os trajeren para entregaros, no os preocupéis por lo que habéis de decir, ni lo penséis, sino lo que os fuere dado en aquella hora, eso hablad; porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu Santo. 12 Y el hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo; y se levantarán los hijos contra los padres, y los matarán. 13 Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre; mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo. 14 Pero cuando veáis la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel, puesta donde no debe estar (el que lee, entienda), entonces los que estén en Judea huyan a los montes. 15 El que esté en la azotea, no descienda a la casa, ni entre para tomar algo de su casa; 16 y el que esté en el campo, no vuelva atrás a tomar su capa. 17 Mas !!ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días! 18 Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno; 19 porque aquellos días serán de tribulación cual nunca ha habido desde el principio de la creación que Dios creó, hasta este tiempo, ni la habrá. 20 Y si el Señor no hubiese acortado aquellos días, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos que él escogió, acortó aquellos días. 21 Entonces si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo; o, mirad, allí está, no le creáis. 22 Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y harán señales y prodigios, para engañar, si fuese posible, aun a los escogidos. 23 Mas vosotros mirad; os lo he dicho todo antes. 24 Pero en aquellos días, después de aquella tribulación, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, 25 y las estrellas caerán del cielo, y las potencias que están en los cielos serán conmovidas. 26 Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en las nubes con gran poder y gloria. 27 Y entonces enviará sus ángeles, y juntará a sus escogidos de los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo. 28 De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. 29 Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas. 30 De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca. 31 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. 32 Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre.Daniel 9:24-2724 Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos. 25 Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos. 26 Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones. 27 Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador.Daniel 7:2525 Y hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará, y pensará en cambiar los tiempos y la ley; y serán entregados en su mano hasta tiempo, y tiempos, y medio tiempo.1 Tesalonicenses 4:13-1813 Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. 14 Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. 15 Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. 16 Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. 17 Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. 18 Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras. |
Marcos 12:10 CB"¿Ni aun esta escritura habéis leído: La piedra que desecharon los edificadores Ha venido a ser cabeza del ángulo;"Jn 10:34-35 CB"Jesús les respondió: ¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois? Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada),"Jn 13:18 CB"No hablo de todos vosotros; yo sé a quienes he elegido; mas para que se cumpla la Escritura: El que come pan conmigo, levantó contra mí su calcañar." |