PARA MEMORIZAR: "Y decían a la mujer: 'Ya no creemos solo por tu palabra, sino porque nosotros mismos lo hemos oído, y sabemos que en verdad este es el Salvador del mundo' " (Juan 4:42).
 
Lección 5: Para el 2 de noviembre de 2024
EL TESTIMONIO DE LOS SAMARITANOS



- Audio Lección -

Lunes 28 de Octubre

LA MUJER JUNTO AL POZO

Lee Juan 4:7 al 15.    CB    ¿Cómo aprovecha Jesús este encuentro para empezar a dar testimonio a esta mujer?

"El odio que reinaba entre los judíos y los samaritanos impidió a la mujer ofrecer un favor a Jesús; pero el Salvador estaba tratando de hallar la llave de su corazón, y con el tacto nacido del amor divino él no ofreció un favor, sino que lo pidió. El ofrecimiento de un favor podría haber sido rechazado; pero la confianza despierta confianza" (Elena de White, El Deseado de todas las gentes, pp. 155,156).

Como en su encuentro con Nicodemo, Jesús sabe lo que hay en el corazón de los demás. En respuesta a la sorpresa de la mujer de que un judío pidiera tal favor a un samaritano, Jesús va directamente al grano: "Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: 'Dame de beber', tú le pedirías a él, y él te daría agua viva" (Juan 4:10).

La respuesta de la mujer fue como la de Nicodemo en el contexto de un nuevo nacimiento: "¿Cómo puede suceder esto?" (Juan 3:9). Preguntó: "Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde tienes agua viva?" (Juan 4:11). En ambos casos, Jesús les estaba indicando (a un prominente maestro judío y a una mujer samaritana de dudosa reputación) las verdades espirituales trascendentes que cada uno necesitaba oír y entender. En cada caso, Jesús les estaba diciendo básicamente lo mismo: necesitan una experiencia de conversión.

¿Cuál es el trasfondo veterotestamentario de la afirmación de Jesús acerca del agua viva? (Jer. 2:13;    CB    Zac. 14:8).    CB   

El agua es necesaria para la vida, los seres humanos no podemos existir sin ella; por lo que también puede ser una imagen poderosa y apropiada de la vida eterna. Por eso dice Jesús: "El que beba del agua que yo le daré no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él un manantial que brotará para vida eterna" (Juan 4:14).

■ Lee Juan 7:37 y 38.    CB    ¿Qué nos dice Jesús en estos versículos y cómo podemos experimentar lo que nos promete?

Reavivados por su Palabra: Hoy, Hechos 1.   


Comentarios Elena G.W

Cristo no despreciaba oportunidad alguna para proclamar el evangelio de salvación. Escuchad las admirables palabras que dirigiera a la samaritana. Estaba sentado junto al pozo de Jacob, cuando vino la mujer a sacar agua. Con sorpresa de ella, Jesús le pidió un favor. “Dame de beber”, le dijo. Deseaba él beber algo refrescante, y al mismo tiempo ofrecerle a ella el agua de vida. Dijo la mujer: “¿Cómo tú, siendo Judío, me pides a mí de beber, que soy mujer Samaritana? porque los Judíos no se tratan con los Samaritanos”. Respondió Jesús: “Si conocieses el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber: tú pedirías de él, y él te daría agua viva… Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, para siempre no tendrá sed: mas el agua que yo le daré, será en él una fuente de agua que salte para vida eterna”. Juan 4:6-14 (El ministerio de curación, p. 17).

¡Cuán vivo interés manifestó Cristo en esta sola mujer! ¡Cuán fervorosas y elocuentes fueron sus palabras! Al oírlas la mujer dejó el cántaro y se fue a la ciudad para decir a sus amigos: “Venid, ved un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho: ¿si quizás es este el Cristo?” Leemos que “muchos de los Samaritanos de aquella ciudad creyeron en él”. Vers. 29, 39. ¿Quién puede apreciar la influencia que semejantes palabras ejercieron para la salvación de almas desde entonces hasta hoy?

Doquiera haya corazones abiertos para recibir la verdad, Cristo está dispuesto a enseñársela, revelándoles al Padre y el servicio que agrada a Aquel que lee en los corazones. Con los tales no se vale de parábolas, sino que, como a la mujer junto al pozo, les dice claramente: “Yo soy, que hablo contigo” (El ministerio de curación, p. 28).

Debéis procurar tener un Salvador que viva en vosotros, que os sea como un manantial de agua que brote para vida eterna. El agua de la vida que fluye del corazón siempre riega el corazón de otros.

El agua a la que se refería Cristo era la revelación de su gracia en su Palabra. Su Espíritu, su enseñanza, es una fuente que satisface a toda alma… En Cristo está la plenitud de gozo para siempre… La bondadosa presencia de Cristo en su Palabra siempre habla al alma, lo representa como el manantial de agua viviente que vivifica al sediento. Tenemos el privilegio de contar con un Salvador viviente y permanente. Él es la fuente de poder espiritual implantada dentro de nosotros, y su influencia fluirá en palabras y acciones que vivifiquen a todos los que estén dentro de la esfera de nuestra influencia, creando en ellos deseos y aspiraciones de fortaleza y pureza, de santidad y paz, y de aquel gozo que no causa dolor. Este es el resultado de un Salvador que mora interiormente (Comentarios de Elena G. de White en_Comentario bíblico adventista del séptimo día_, t. 5, p. 1108)


Juan 1:19-23   

19 Éste es el testimonio de Juan, cuando los judíos le enviaron sacerdotes y levitas de Jerusalén para que le preguntasen: «¿Tú, quién eres?» 20 Y él confesó, y no negó, sino que confesó: «Yo no soy el Cristo». 21 Le preguntaron: «¿Qué, pues? ¿Eres tú Elías?» Y él respondió: «No lo soy». «¿Eres tú el profeta?» Y él respondió: «No». 22 Entonces le dijeron: «¿Quién eres tú, para que podamos dar respuesta a los que nos enviaron? ¿Qué dices de ti mismo?» 23 Él respondió: «Yo soy la voz de uno que clama en el desierto: "Enderezad el camino del Señor", como dijo el profeta Isaías».

Isaías 40:1-5   

1 Consolad, consolad a mi pueblo, dice vuestro Dios. 2 Hablad al corazón de Jerusalén, decidle a voces que su tiempo ha terminado, que su iniquidad ha sido perdonada, que doble castigo ha recibido de la mano del Señor por todos sus pecados. 3 Voz que clama: Preparad camino al Señor en el desierto; allanad calzada en la soledad para nuestro Dios. 4 Todo valle sea alzado, y bájese todo monte y colina; lo áspero conviértase en llanura, y lo escarpado en valle ancho. 5 Entonces se revelará la gloria del Señor, y toda carne a una la verá, porque la boca del Señor ha hablado.

Juan 1:29-37   

29 Al día siguiente vio a Jesús que venía hacia él y dijo: «¡He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo! 30 Este es aquel de quien yo dije: “Después de mí viene un hombre superior a mí, porque existía antes que yo”. 31 Yo no lo reconocí, pero para que se manifestara a Israel, vine yo bautizando en agua.» 32 Juan dio testimonio diciendo: «He visto al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y ​​permaneció sobre él. 33 Yo no lo reconocí, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: “Aquel sobre quien veas descender el Espíritu y permanecer sobre él, ése es el que bautiza en el Espíritu Santo”. 34 Yo mismo lo he visto, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios.» 35 Al día siguiente estaba otra vez Juan con dos de sus discípulos, 36 y viendo a Jesús que pasaba, dijo: «¡He aquí el Cordero de Dios!» 37 Los dos discípulos le oyeron hablar y siguieron a Jesús.

Romanos 5:6   

6 Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos.

Juan 1:35-39   

35 Al día siguiente Juan estaba allí otra vez con dos de sus discípulos, 36 y viendo a Jesús que pasaba, dijo: He aquí el Cordero de Dios. 37 Los dos discípulos le oyeron hablar y siguieron a Jesús. 38 Jesús se volvió y, al ver que le seguían, les dijo: ¿Qué buscáis? Ellos le dijeron: Rabí (que traducido significa Maestro), ¿dónde moras? 39 Él les dijo: Venid y lo veréis. Fueron, pues, y vieron dónde moraba, y se quedaron con él aquel día; porque era como la hora décima. 43 Al día siguiente, Jesús se propuso ir a Galilea, y encontró a Felipe. Jesús le dijo: Sígueme. 44 Felipe era de Betsaida, de la ciudad de Andrés y Pedro. 45 Felipe encontró a Natanael y le dijo: Hemos hallado a aquel de quien escribió Moisés en la ley, y también los profetas: a Jesús, el hijo de José, de Nazaret. 46 Natanael le dijo: ¿De Nazaret puede salir algo bueno? Felipe le dijo: Ven y lo verás. 47 Jesús vio a Natanael que se acercaba y dijo de él: He aquí un verdadero israelita, en quien no hay engaño. 48 Natanael le dijo: ¿De dónde me conoces? Jesús le respondió: Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi. 49 Natanael le respondió: Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel. 50 Respondió Jesús y le dijo: Porque te dije que te vi debajo de la higuera, ¿crees? Cosas mayores que éstas verás. 51 Y le dijo: De cierto, de cierto os digo: De aquí en adelante veréis los cielos abiertos y a los ángeles de Dios subiendo y bajando sobre el Hijo del Hombre.

Juan 3:1-21   

1 Había un hombre de los fariseos llamado Nicodemo, un principal entre los judíos. 2 Este vino a Jesús de noche y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si Dios no está con él. 3 Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. 4 Nicodemo le respondió: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Acaso puede entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? 5 Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. 6 Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. 7 No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. 8 El viento sopla donde quiere, y oyes su sonido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu. 9 Nicodemo le respondió: ¿Cómo puede ser esto? 10 Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto? 11 De cierto, de cierto te digo: lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos; y no recibís nuestro testimonio. 12 Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales? 13 Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del Hombre. 14 Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado; 15 para que todo aquel que cree, tenga en él vida eterna. 16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. 17 Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. 18 El que en él cree, no es condenado; 19 Y este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, pues sus obras eran malas. 20 Porque todo aquel que hace lo malo , aborrece la luz y no viene a la luz por temor a que sus obras sean reprendidas. 21 Pero el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios.



1 Corintios 1:26-29   

26 Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; 27 sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; 28 y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, 29 a fin de que nadie se jacte en su presencia.


Marcos 12:10    CB

"¿Ni aun esta escritura habéis leído: La piedra que desecharon los edificadores Ha venido a ser cabeza del ángulo;"

Jn 10:34-35    CB

"Jesús les respondió: ¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois? Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada),"

Jn 13:18    CB

"No hablo de todos vosotros; yo sé a quienes he elegido; mas para que se cumpla la Escritura: El que come pan conmigo, levantó contra mí su calcañar."