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VIERNES 31 DE ENERO
Lee el capítulo titlado «La idolatría en el Sinaí» en las páginas 287 a 300 del libro Patriarcas y profetas, de Elena G. de White.
En el contexto del pecado del becerro de oro, Elena G. de White escribió: «Los israelitas eran culpables de haber traicionado a un Rey que los había colmado de beneficios, y cuya autoridad se había comprometido voluntariamente a obedecer. Para que el gobierno divino pudiera ser mantenido, debía hacerse justicia con los traidores. Sin embargo, aún entonces se manifestó la misericordia de Dios. Mientras sostenía el rigor de su Ley, les concedió libertad para elegir y oportunidad para que todos se arrepintieran. Únicamente fueron exterminados los que persistieron en la rebelión.
»Era necesario castigar ese pecado para atestiguar ante las naciones circunvecinas cuánto desagrada a Dios la idolatría. Al hacer justicia en los culpables, Moisés, como instrumento de Dios, debía dejar escrita una solemne y pública protesta contra el crimen cometido. Como en lo sucesivo los israelitas debían condenar la idolatría de las tribus vecinas, sus enemigos podrían acusarlos de que, teniendo como Dios a Jehová, habían hecho un becerro y lo habían adorado en Horeb. Cuando así ocurriera, aunque obligado a reconocer la verdad vergonzosa, Israel podría señalar la terrible suerte que corrieron los transgresores, como evidencia de que su pecado no había sido sancionado ni disculpado.
»El amor, no menos que la justicia, exigía que este pecado fuera castigado [...]. Por obra de la misericordia de Dios miles de personas sufrieron para evitar la necesidad de castigar a millones. Para salvar a muchos, había que castigar a los pocos» (Elena G. de White, Patriarcas y profetas, pp. 294, 295).
¿Por qué crees que tantas personas tienen dificultades con el concepto de la ira divina? ¿Qué te ayuda a entender ese concepto? ¿Qué problemas surgen siempre que las personas procuran vengarse, pero que nunca ocurren cuando la venganza es dejada en manos de Dios? ¿De qué manera el juicio de Dios contra Israel después de la rebelión del becerro de oro fue también un ejemplo de la misericordia divina? ¿Qué otros ejemplos bíblicos muestran que incluso el juicio de Dios es un acto de amor? Aunque entendemos que Dios se indigna justamente contra el mal y juzga con perfecta justicia, ¿qué importancia tiene que nos abstengamos de condenar a los demás? Discute esto particularmente a la luz de 1 Corintios 4: 5.