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Lección 13: Para el 28 de junio de 2025

Lección 13 | Martes 24 de junio
Después de que la ciudad de Nínive fue humillada en el año 612 a. C. por un ejército que incluía a medos y babilonios (dirigidos por el padre de Nabucodo-nosor), Babilonia experimentó un renacimiento como no se había visto desde los días de Hammurabi, su gran legislador. Bajo Nabucodonosor, quien ahora estaba libre del problema de las incursiones asirías, la ciudad de Babilonia creció en riqueza e influencia hasta el punto de que las naciones vecinas no tuvieron más remedio que someterse a ella. Era la reina del mundo del antiguo cercano oriente, y las naciones que deseaban prosperar se declararon leales a ella.
Por su parte, y hasta donde sabemos, Nabucodonosor aceptó que el Dios de Daniel era el legítimo soberano de todas las naciones (Dan. 4:34-37). El siguiente relato que aparece en el libro de Daniel es el de Belsasar, príncipe heredero y corregente del reino de Babilonia.
Lee Daniel 5:1 al 31. CB ¿Qué importantes mensajes espirituales podemos extraer de este relato? ¿Qué hizo tropezar a Belsasar?
Quizá la parte más triste y trágica de este relato se encuentre en Daniel 5:22. Después de relatar al rey la caída y la restauración de Nabucodonosor, Daniel le dice: "Y tú, su hijo Belsasar, sabiendo todo esto, no has humillado tu corazón". Es decir, aunque tuvo la oportunidad de conocer la verdad, prefirió ignorar los hechos y siguió el mismo curso de acción que acarreó tantos problemas a su predecesor.
Como Nabucodonosor al erigir la estatua de oro, Belsasar desafió abiertamente lo que el Dios de Daniel había predicho. El uso profano que hizo de los vasos del templo de Jerusalén era probablemente una manera de subrayar el hecho de que Babilonia había conquistado a los judíos y ahora poseía los artículos religiosos pertenecientes a su Dios. Es decir, que todavía tenían supremacía sobre el Dios que había predicho su desaparición.
Fue un completo desafío, a pesar de que Belsasar tenía sobrada evidencia y pleno conocimiento de los hechos. Su problema no era la falta de información o conocimiento, sino la dureza de su corazón. En los últimos días, cuando la crisis final se desate sobre el mundo, las personas también tendrán la oportunidad de conocer la verdad. Lo que determinará su decisión, como en el caso de Belsasar, será su corazón.
Debido a la insensatez y debilidad de Belsasar, nieto de Nabucodonosor, la orgullosa Babilonia iba a caer pronto. Admitido en su juventud a compartir la autoridad real, Belsasar se gloriaba en su poder, y ensalzó su corazón contra el Dios del cielo. Muchas habían sido sus oportunidades para conocer la voluntad divina, y para comprender que era su responsabilidad prestarle obediencia. Sabía que, por decreto divino, su abuelo había sido desterrado de la sociedad de los hombres; y sabía también de su conversión y curación milagrosa. Pero Belsasar dejó que el amor por los placeres y la glorificación propia borrasen las lecciones que nunca debiera haber olvidado. Malgastó las oportunidades que se le habían concedido misericordiosamente, y no aprovechó los medios que tenía a su alcance para conocer mejor la verdad. Lo que Nabucodonosor había adquirido finalmente a costo de indecibles sufrimientos y humillaciones, Belsasar lo pasaba por alto con indiferencia (Profetas y reyes, p. 384).
Entonces se leyó e interpretó lo escrito en la pared. Belsasar escuchó la sentencia irrevocable: "Contó Dios tu reino, y le ha puesto fin". "Pesado has sido en balanza, y fuiste hallado falto". "Tu reino ha sido dividido y entregado a los medos y a los persas". Belsasar no tenía excusa, pues se le había dado abundante luz para rectificar su vida. Había tenido la oportunidad de conocer la verdad; pero perdió todos los beneficios del conocimiento por su curso de autoindulgencia; no se encontró con la mente de Dios, como hombre ni como rey, y debido a esto el reino le había sido quitado. El que tiene poder para levantar y derribar, dio el reino a otro.
En la historia de Nabucodonosor y Belsasar, Dios habla a las naciones de hoy. Debemos entender las lecciones que procuró enseñar a estos reyes rebeldes; porque si Belsasar hubiera seguido un curso en armonía con las instrucciones dadas a su abuelo, no solo habría conservado su reino, sino también su vida. Hizo caso omiso de las lecciones, y persistió en su rebelión contra Dios, cometiendo los mismos pecados por los cuales su abuelo había sido reprendido y castigado. Él también se alzó en orgullo y exaltación, y el juicio final de Dios cayó sobre él y su casa. Su gran pecado fue que, a pesar de que Dios le había dado la luz, se negó a caminar por las sendas de la justicia (The Signs of the Times, 20 de julio, 1891, "Results of Refusing to Walk in the Light", párr. 5, 6).
[Belsasar] era culpable porque había tenido el privilegio de conocer y hacer lo correcto, y de guiar a otros en el camino, y sin embargo se negó a prestar atención a la luz que Dios había permitido que brillara en su camino. Tuvo todas las oportunidades de conocer a Dios y su verdad, pero no quiso negarse a sí mismo para conocer y hacer la justicia. Ahora, en medio de su más pronunciada idolatría y desafío a Dios, la mano implacable escribe su destino (The Signs of the Times, 20 de julio, 1891, "Results of Refusing to Walk in the Light", párr. 2).
Juan 8:54-58
1 Corintios 1:26-29
26 Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; 27 sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; 28 y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, 29 a fin de que nadie se jacte en su presencia.