PARA MEMORIZAR: “Pero Jesús no le permitió, sino que le dijo: ‘Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales las grandes cosas que el Señor ha hecho contigo y cómo tuvo compasión de ti’ ” (Mar. 5:19)..

 
Lección 5: Para el 3 de agosto de 2024
MILAGROS ALREDEDOR DEL LAGO


Martes 30 de julio
EN LA MONTAÑA RUSA CON JESÚS


- Audio Lección -

Lee Marcos 5:21 al 24.    CB    ¿Qué características de Jairo se destacan en particular?



Los dirigentes religiosos como Jairo no eran típicamente amigos de Jesús (ver Mar. 1:22; 3:2, 6; Luc. 13:14). Por lo tanto, todo parece indicar que estaba desesperado. Esta desesperación se hace evidente al postrarse ante Jesús. Su ruego resulta comprensible para cualquier padre; su hija está agonizando. Pero tiene fe en que Jesús puede ayudarlo. Sin pronunciar una sola palabra, Jesús parte con el padre rumbo a su casa.

Lee Marcos 5:25 al 34.    CB    ¿Qué interrumpe la marcha hacia la casa de Jairo?



El relato se traslada súbitamente a otra escena que evoca piedad. Una mujer sufre terriblemente a causa de una enfermedad durante doce años. Esta historia acerca de Jairo y de la mujer enferma es el segundo relato sándwich de Marcos (ver Mar. 3:20-35, que fue estudiado en la lección 3). En esta historia, los dos personajes contrastantes, Jairo y la mujer, acuden a Jesús en busca de ayuda.
La mujer se acerca a Jesús desde atrás y toca su manto. Inmediatamente recupera la salud. Pero Jesús se detiene y pregunta: ¿Quién ha tocado mi ropa?” La mujer, que había estado tan enferma, estaba de pronto recuperada. Pero temía que Jesús estuviera disgustado por lo que había ocurrido. Aquello fue un viaje vertiginoso para las emociones de ella. Pero Jesús quería sanar su alma, no solo su cuerpo.
Volviendo a Jairo (ver Mar. 5:35-43), también su experiencia fue un viaje vertiginoso para este principal de la sinagoga. Jesús solo permitió que Pedro, Santiago y Juan lo acompañaran, junto con los padres de la muchacha. Jesús declara entonces que ella no está muerta, sino dormida. Hace salir a todos los plañideros y enlutados, y se dirige a la habitación donde yace la niña muerta. Tomando su mano, dice: “talita cumi”. Marcos traduce estas palabras: “Niña, a ti te digo, levántate”. La palabra talita significa en realidad “cordero” y pudo haberse tratado de una expresión cariñosa acostumbrada para designar a un niño en el ambiente del hogar. La orden de que nadie lo supiese es parte del patrón teológico revelación/secreto que recorre el Evangelio de Marcos y que apunta a quién es Jesús; algo que, en última instancia, no puede permanecer oculto.

Comentarios Elena G.W


                        [Jesús] permaneció… a orillas del mar por un tiempo, enseñando y sanando, y luego se dirigió a la casa de Leví Mateo
                        para encontrarse con los publicanos en su fiesta. Allí le encontró Jairo, príncipe de la sinagoga.
                        
                        Este anciano de los judíos vino a Jesús con gran angustia, y se arrojó a sus pies exclamando: “Mi hija está a la muerte:
                        ven y pondrás las manos sobre ella para que sea salva, y vivirá”.
                        
                        Jesús se encaminó inmediatamente con el príncipe hacia su casa. Aunque los discípulos habían visto tantas de sus obras
                        de misericordia, se sorprendieron al verle acceder a la súplica del altivo rabino (El Deseado de todas las gentes, p.
                        310).
                        
                        Al abrirse paso por entre el gentío, llegó el Salvador cerca de donde estaba la mujer enferma. Ella había procurado en
                        vano una y otra vez acercarse a él. Ahora había llegado su oportunidad, pero no veía cómo hablar con él. No quería
                        detener su lento avance. Pero había oído decir que con solo tocar su vestidura se obtenía curación, y temerosa de perder
                        su única oportunidad de alivio, se adelantó…
                        
                        Cristo conocía todos los pensamientos de ella, y se dirigía hacia ella. Comprendía él la gran necesidad de la mujer, y
                        le ayudaba a ejercitar su fe.
                        
                        Al pasar él, se le adelantó la mujer, y logró tocar apenas el borde de su vestido. En el acto notó que había sanado. En
                        aquel único toque habíase concentrado la fe de su vida, e inmediatamente desaparecieron su dolor y debilidad (El
                        ministerio de curación, pp. 38, 39).
                        
                        Cristo no hizo la pregunta [“¿Quién es el que me ha tocado?”]para obtener información. Quería dar una lección al pueblo,
                        a sus discípulos y a la mujer, infundir esperanza al afligido y mostrar que la fe había hecho intervenir el poder
                        curativo. La confianza de la mujer no debía ser pasada por alto sin comentario. Dios tenía que ser glorificado por la
                        confesión agradecida de ella. Cristo deseaba que ella comprendiera que él aprobaba su acto de fe. No quería dejarla ir
                        con una bendición incompleta. Ella no debía ignorar que él conocía sus padecimientos. Tampoco debía desconocer el amor
                        compasivo que le tenía ni la aprobación que diera a la fe de ella en el poder que había en él para salvar hasta lo sumo
                        a cuantos se allegasen a él.
                        
                        Viendo que no podía ocultarse, la mujer se adelantó temblando, y se postró a sus pies. Con lágrimas de gratitud, le
                        dijo, en presencia de todo el pueblo, por qué había tocado su vestido y cómo había quedado sana en el acto. Temía que al
                        tocar su manto hubiera cometido un acto de presunción; pero ninguna palabra de censura salió de los labios de Cristo…
                        Con dulzura le dijo: “Hija, tu fe te ha salvado: ve en paz”. Vers. 48. ¡Cuán alentadoras le resultaron esas palabras! El
                        temor de que hubiera cometido algún agravio ya no amargaría su gozo (El ministerio de curación, pp. 39, 40).

                        




Marcos 1:22   

22 Y se admiraban de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.

Marcos 3:2   

2 Y le acechaban para ver si en el día de reposo le sanaría, a fin de poder acusarle.

Marcos 3:6   

6 Y salidos los fariseos, tomaron consejo con los herodianos contra él para destruirle.

Lucas 13:14   

14 Pero el principal de la sinagoga, enojado de que Jesús hubiese sanado en el día de reposo, dijo a la gente: Seis días hay en que se debe trabajar; en éstos, pues, venid y sed sanados, y no en día de reposo.

Marcos 2:1-3:6   

1 Entró Jesús otra vez en Capernaum después de algunos días; y se oyó que estaba en casa. 2 E inmediatamente se juntaron muchos, de manera que ya no cabían ni aun a la puerta; y les predicaba la palabra. 3 Entonces vinieron a él unos trayendo un paralítico, que era cargado por cuatro. 4 Y como no podían acercarse a él a causa de la multitud, descubrieron el techo de donde estaba, y haciendo una abertura, bajaron el lecho en que yacía el paralítico. 5 Al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados. 6 Estaban allí sentados algunos de los escribas, los cuales cavilaban en sus corazones: 7 ¿Por qué habla éste así? Blasfemias dice. ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios? 8 Y conociendo luego Jesús en su espíritu que cavilaban de esta manera dentro de sí mismos, les dijo: ¿Por qué caviláis así en vuestros corazones? 9 ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados, o decirle: Levántate, toma tu lecho y anda? 10 Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): 11 A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa. 12 Entonces él se levantó en seguida, y tomando su lecho, salió delante de todos, de manera que todos se asombraron, y glorificaron a Dios, diciendo: Nunca hemos visto tal cosa. 13 Después volvió a salir al mar; y toda la gente venía a él, y les enseñaba. 14 Y al pasar, vio a Leví hijo de Alfeo, sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y levantándose, le siguió. 15 Aconteció que estando Jesús a la mesa en casa de él, muchos publicanos y pecadores estaban también a la mesa juntamente con Jesús y sus discípulos; porque había muchos que le habían seguido. 16 Y los escribas y los fariseos, viéndole comer con los publicanos y con los pecadores, dijeron a los discípulos: ¿Qué es esto, que él come y bebe con los publicanos y pecadores? 17 Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores. 18 Y los discípulos de Juan y los de los fariseos ayunaban; y vinieron, y le dijeron: ¿Por qué los discípulos de Juan y los de los fariseos ayunan, y tus discípulos no ayunan? 19 Jesús les dijo: ¿Acaso pueden los que están de bodas ayunar mientras está con ellos el esposo? Entre tanto que tienen consigo al esposo, no pueden ayunar. 20 Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado, y entonces en aquellos días ayunarán. 21 Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; de otra manera, el mismo remiendo nuevo tira de lo viejo, y se hace peor la rotura. 22 Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo rompe los odres, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar. 23 Aconteció que al pasar él por los sembrados un día de reposo, sus discípulos, andando, comenzaron a arrancar espigas. 24 Entonces los fariseos le dijeron: Mira, ¿por qué hacen en el día de reposo lo que no es lícito? 25 Pero él les dijo: ¿Nunca leísteis lo que hizo David cuando tuvo necesidad, y sintió hambre, él y los que con él estaban; 26 cómo entró en la casa de Dios, siendo Abiatar sumo sacerdote, y comió los panes de la proposición, de los cuales no es lícito comer sino a los sacerdotes, y aun dio a los que con él estaban? 27 También les dijo: El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo. 28 Por tanto, el Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo.

Marcos 3:1:6   

1 OTRA vez entró Jesús en la sinagoga; y había allí un hombre que tenía seca una mano.
2 Y le acechaban para ver si en el día de reposo* le sanaría, a fin de poder acusarle.
3 Entonces dijo al hombre que tenía la mano seca: Levántate y ponte en medio.
4 Y les dijo: ¿Es lícito en los días de reposo* hacer bien, o hacer mal; salvar la vida, o quitarla? Pero ellos callaban.
5 Entonces, mirándolos alrededor con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y la mano le fue restaurada sana.
6 Y salidos los fariseos, tomaron consejo con los herodianos contra él para destruirle.




Marcos 12:10    CB

"¿Ni aun esta escritura habéis leído: La piedra que desecharon los edificadores Ha venido a ser cabeza del ángulo;"

Jn 10:34-35    CB

"Jesús les respondió: ¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois? Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada),"

Jn 13:18    CB

"No hablo de todos vosotros; yo sé a quienes he elegido; mas para que se cumpla la Escritura: El que come pan conmigo, levantó contra mí su calcañar."