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MIÉRCOLES 05 DE FEBRERO
¿Puede Dios «arrepentirse»? ¿En qué sentido? Hemos visto que el carácter de Dios no cambia. Sin embargo, algunos textos bíblicos dicen que Dios «se arrepiente». Humanamente hablando, arrepentirse implica reconocer que se ha cometido una falta o un error. ¿Cómo es posible, entonces, que algunos pasajes bíblicos describen a Dios como «arrepentido»?
y compáralo con Jeremías 18: 4 al 10. ¿Qué opinas de estas descripciones del «arrepentimiento» de Dios?
En estos y muchos otros pasajes, Dios es descrito como alguien que cede en su juicio en respuesta al arrepentimiento o la intercesión del pueblo. Dios promete desistir del juicio que había planeado traer sobre su pueblo si este se aparta de su maldad. El hecho de que Dios suspende sus juicios disciplinarios en respuesta al arrepentimiento humano es un tema común en toda la Escritura.
¿Qué enseñan estos textos con respecto a si Dios «cede» o «se arrepiente»?
Estos pasajes declaran explícitamente que Dios «no es hombre para que se arrepienta» (
) y que «Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. ¿Acaso dice y no hace? ¿Acaso prometes y no cumples?» ( Leídos a la luz de los otros pasajes, estos textos no pueden interpretarse en el sentido de que Dios no «cede» en absoluto, sino que transmiten la verdad de que no «cede» ni se «arrepiente» de la manera en que lo hacen los seres humanos. Dios siempre cumple sus promesas y, aunque cambiará de rumbo en respuesta al arrepentimiento humano, siempre lo hace de acuerdo con su bondad y su Palabra. Dios suspende sus juicios en respuesta al arrepentimiento precisamente porque su carácter es bueno, justo, amoroso y misericordioso.¿Qué significan las representaciones bíblicas de los cambios que Dios hace en su curso de acción? ¿Qué enseña esto acerca de la constancia de su carácter y del hecho de que entabla con sus criaturas relaciones de reciprocidad que impactan en él?
"Ahora pues, déjame que se encienda mi furor en ellos, y los consuma", había dicho el Señor. Si Dios se había propuesto destruir a Israel, ¿quién podía interceder por ellos? ¡Cuántos hubieran abandonado a los pecadores a su suerte!...
Pero Moisés vio una base de esperanza donde solo aparecían motivos de desaliento e ira. Las palabras de Dios: "Ahora pues, déjame", las entendió, no como una prohibición, sino como un aliciente a interceder; entendió que nada excepto sus oraciones podían salvar a Israel, y que si él lo pedía, Dios perdonaría a su pueblo. "Oró a la faz de Jehová su Dios, y dijo: Oh Jehová, ¿por qué se encenderá tu furor en tu pueblo, que tú sacaste de la tierra de Egipto con gran fortaleza, y con mano fuerte?"
Dios había dado a entender que rechazaba a su pueblo.
[Todas las naciones alrededor] estaban observando para ver qué haría el Dios de Israel por su pueblo. Si este era destruido ahora, sus enemigos triunfarían, y Dios sería deshonrado.
El Señor escuchó sus súplicas [de Moisés], y otorgó lo que pedía tan desinteresadamente (Historia de los patriarcas y profetas, pp. 329, 330).
Dios requiere que confesemos nuestros pecados y humillemos nuestro corazón ante él. Pero al mismo tiempo debiéramos tenerle confianza como a un Padre tierno que no abandonará a aquellos que ponen su confianza en él.
Dios no nos abandone debido a nuestros pecados. Quizás hayamos cometido errores y contristado a su Espíritu, pero cuando nos arrepentimos y vamos a él con corazón contrito, no nos desdeña. Hay estorbos que deben ser retirados. Se han fomentado sentimientos equivocados y ha habido orgullo, suficiencia propia, impaciencia y murmuraciones. Todo esto nos separa de Dios. Deben confesarse los pecados; debe haber una obra más profunda de la gracia en el corazón. Los que se sienten débiles y desanimados deben llegar a ser hombres fuertes en Dios y deben hacer una noble obra para el Maestro. Pero deben proceder con altura; no deben ser influidos por motivos egoístas (Mensajes selectos, t. 1, pp. 411, 412).
Dios advirtió siempre a los hombres los juicios que iban a caer sobre ellos. Los que tuvieron fe en su mensaje para su tiempo y actuaron de acuerdo con ella, en obediencia a sus mandamientos, escaparon a los juicios que cayeron sobre los desobedientes e incrédulos. A Noé fueron dirigidas estas palabras: "Entra tú y toda tu casa en el arca; porque a ti he visto justo delante de mí". Noé obedeció y se salvó. Este mensaje llegó a Lot: "Levantaos, salid de este lugar; porque Jehová va a destruir esta ciudad".
. Lot se puso bajo la custodia de los mensajeros celestiales y se salvó. Así también los discípulos de Cristo fueron anunciados acerca de la destrucción de Jerusalén. Los que se fijaron en la señal de la ruina inminente y huyeron de la ciudad escaparon a la destrucción. Así también ahora hemos sido anuncios acerca de la segunda venida de Cristo y de la destrucción que ha de sobrecoger al mundo. Los que presten atención a la advertencia se salvarán (El Deseado de todas las gentes, p. 588).
Juan 8:54-58 |
1 Corintios 1:26-2926 Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; 27 sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; 28 y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, 29 a fin de que nadie se jacte en su presencia. |