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Lección 1: Para el 5 de julio de 2025
OPRESIÓN: EL TRASFONDO Y EL NACIMIENTO DE MOISÉS

Lección 1 | Martes 1° de julio
No es posible entender el libro de Éxodo sin el precedente de las enseñanzas del Génesis. Los israelitas se trasladaron a Egipto y fueron esclavizados allí tras una época de gran prosperidad y paz.
Dios no abandonó a su pueblo, aunque a veces pueda dar esa impresión. Sin duda, muchos hebreos se desesperaron por su difícil situación. No obstante, el Señor acudió en el momento de angustia para auxiliarlos con su mano poderosa. Nuestro Señor anima a sus seguidores: "Invócame en el día de la angustia; te libraré, y tú me honrarás" (Sal. 50:15).
Lee Éxodo 1:9 al 21. ¿Qué papel clave desempeñaron las parteras fieles y por qué su actuación quedó registrada para la posteridad?
En el libro de Éxodo no se menciona el nombre de ningún faraón. Solo reciben el título de "faraón", que significa "rey". Los egipcios creían que el faraón era una deidad en la Tierra, el hijo del dios Ra (o de Osiris u Horus), considerado la deidad egipcia más elevada, el mismísimo dios solar.
Sin embargo, a pesar de todo su poder, este "dios" no era capaz de obligar a las parteras a actuar contra sus convicciones. De hecho, en contraste con el faraón sin nombre, se identifica a las dos parteras como Sifra y Pua (Éxo. 1:15), muy estimadas porque temían al Señor. La malvada orden del faraón no tuvo efecto en ellas porque respetaban más a Dios que las órdenes de un gobernante terrenal (ver también Éxo. 5:29). En consecuencia, Dios las bendijo juntamente con sus respectivas familias. Qué poderoso testimonio de fidelidad. Estas mujeres no solo sabían qué era lo correcto, sino que también decidieron hacerlo a pesar de su escaso conocimiento teológico.
Cuando el faraón vio que su complot fracasaba, ordenó a los egipcios que mataran a todos los bebés varones hebreos recién nacidos. Debían arrojarlos al río Nilo, probablemente como ofrenda a Hapi, dios del Nilo y de la fertilidad. Este es el primer caso registrado de israelitas condenados a muerte solo por ser israelitas. El propósito del decreto de muerte era someter a los hebreos aniquilando a sus descendientes varones e integrando a sus mujeres a la nación egipcia para terminar así con la amenaza que el faraón creía que representaban para su nación.
■ Las parteras no solo sabían qué era lo correcto, sino que también actuaron en armonía con ello. ¿Qué mensaje representa esto para nosotros?
Reavivados por su Palabra: Hoy, Exodo 20 (Incluye Audio y Comentario Bíblico)
Como no lograron su propósito, endurecieron sus corazones para ir aún más lejos. El rey ordenó que los niños varones fueran asesinados tan pronto como nacieran. Satanás fue el impulsor de estos asuntos. Sabía que un libertador se levantaría entre los hebreos para rescatarlos de la opresión. Pensó que si lograba inducir al rey a destruir a los niños varones, el propósito de Dios sería frustrado. Las mujeres temieron a Dios y no obedecieron la orden del rey de Egipto, sino que salvaron la vida de los niños. Las mujeres no se atrevieron a asesinar a los niños hebreos, y como no obedecieron la orden del rey, el Señor las prosperó. Al enterarse el rey de Egipto de que su orden no había sido obedecida, se enfureció mucho. Entonces hizo su orden más urgente y extensa. Encargó a todo su pueblo que mantuviera una estricta vigilancia, diciendo: «A todo hijo que nazca lo echaréis al río, y a toda hija la salvaréis con vida». —Spiritual Gifts, tomo 3, pág. 179.
Hombres, mujeres y jóvenes, Dios requiere que posean coraje moral, firmeza de propósito, fortaleza y perseverancia, mentes que no puedan aceptar las afirmaciones de otro, sino que investiguen por sí mismas antes de recibir o rechazar, que estudien y sopesen la evidencia y la lleven al Señor en oración. "Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, quien da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada". Ahora la condición: "Pero pida con fe, sin vacilar nada. Porque el que vacila es como la ola del mar, arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, ese hombre que recibirá algo del Señor". Esta petición de sabiduría no debe ser una oración sin sentido, que se pierda en la mente tan pronto como se termine. Es una oración que expresa el fuerte y ferviente deseo del corazón, que surge de una consciente falta de sabiduría para determinar la voluntad de Dios... Cada acto de nuestra vida afecta a otros para bien o para mal. Nuestra influencia tiende hacia arriba o hacia abajo; Es percibido, aplicado y reproducido en mayor o menor medida por otros. Si con nuestro ejemplo ayudamos a otros a cultivar buenos principios, les damos poder para hacer el bien. A su vez, ejercen la misma influencia benéfica sobre otros, y así, cientos y miles se ven afectados por nuestra influencia inconsciente. Si con nuestras acciones fortalecemos o forzamos a actuar los poderes malignos de quienes nos rodean, compartimos su pecado y tendremos que rendir cuentas por el bien que podríamos haberles hecho y no hicimos, porque no hicimos de Dios nuestra fuerza, nuestro guía y nuestro consejero. —Testimonios para la Iglesia, vol. 2, pág. 130.
Juan 8:54-58
1 Corintios 1:26-29
26 Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; 27 sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; 28 y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, 29 a fin de que nadie se jacte en su presencia.