Lee Marcos 12:41 al 44. CB ¿Cuánto dio la viuda y qué dijo Jesús al respecto?
El Templo de Jerusalén era una estructura asombrosamente bella. El monte
del Templo dominaba la ciudad, y las masivas piedras de su construcción, algunas de las cuales pesan centenares de toneladas, son una maravilla hasta
hoy. La remodelación del Templo y del monte sobre el que se asentaba comenzó
bajo Herodes el Grande alrededor del año 20 a.C., pero la construcción y el
embellecimiento de la estructura continuaron hasta el año 60 de nuestra era.
Muchas personas traían cuantiosas ofrendas para depositarlas en trece
canastas ubicadas en el Patio de las Mujeres, cerca del Templo. Jesús estaba
sentado allí cuando vio a la viuda aproximarse y dejar dos lepta, el equivalente
a 1/32 parte de un denario, la paga diaria usual de un jornalero. Por lo tanto, la
ofrenda de esta mujer fue muy pequeña.
Jesús, sin embargo, quedó impresionado por su ofrenda. Muchas personas
ricas traían grandes sumas, pero él no comentó acerca de sus donativos mientras los depositaban. En cambio, la ofrenda de esta viuda provocó su alabanza.
Él declara que ella puso más que todos los demás. ¿Cómo es esto posible? Jesús
destaca que ellos dieron de su abundancia, pero ella dio de su pobreza. A ellos
les quedaba mucho aún, pero ella entregó todo lo que tenía para su subsistencia.
Esto hace que su ofrenda resulte exorbitante, aun cuando su valor monetario
era minúsculo.
Esta historia contiene una profunda lección acerca de la administración de
los recursos. Dar para la causa de Dios no es algo que depende de las acciones
de los dirigentes para tener validez. La dirigencia del Templo era corrupta, pero
Jesús no avaló la retención de ofrendas. Si alguna vez hubo líderes religiosos
corruptos (¿Caifás? ¿Anás?), los de ese momento estaban entre los peores. Jesús
también lo sabía.
Es verdad que los líderes tienen la sagrada responsabilidad de usar los recursos en armonía con la voluntad de Dios, pero aun si no lo hacen, quienes
dan para la causa de Dios son de todos modos bendecidos en su dadivosidad,
así como lo fue esta mujer.
Por otra parte, retener diezmos y ofrendas cuando los líderes cometen faltas
significa que la dadivosidad está atada a las acciones de ellos en lugar de ser
una expresión de gratitud hacia Dios. Independientemente de cuán tentador
sea ese proceder, es erróneo.
¿Qué debería enseñarnos esta historia acerca de la importancia de ser fieles en lo que damos para la causa del Señor?
La viuda pobre que echó dos blancas en la tesorería del Señor, mostró amor, fe y benevolencia. Dio todo lo que tenía, fiándose al cuidado de Dios para el incierto futuro. Nuestro Salvador manifestó que su pequeña dádiva fue la mayor que aquel día entró en la tesorería. Su precio fue medido no por el valor de la moneda, sino por la pureza del motivo que la impulsaba. La influencia de aquella pequeña dádiva ha actuado y reaccionado sobre miles de corazones en cada época y en cada país. Como resultado, innumerables dádivas han fluido a la tesorería del Señor de parte de pobres dadivosos y abnegados. Y más, el ejemplo de la viuda ha estimulado a la buenas obras a miles que viven con holgura, que son egoístas y que dudan, y sus dones también han ido a engrosar el valor de la ofrenda de ella (Reflejemos a Jesús, p. 260). El Salvador llamó a sí a sus discípulos, y les pidió que notasen la pobreza de la viuda. Entonces sus palabras de elogio cayeron en los oídos de ella: “De cierto os digo, que esta pobre viuda echó más que todos”. Lágrimas de gozo llenaron sus ojos al sentir que su acto era comprendido y apreciado. Muchos le habrían aconsejado que guardase su pitanza para su propio uso. Puesto en las manos de los bien alimentados sacerdotes, se perdería de vista entre los muchos y costosos donativos traídos a la tesorería. Pero Jesús comprendía el motivo de ella. Ella creía que el servicio del templo era ordenado por Dios, y anhelaba hacer cuanto pudiese para sostenerlo. Hizo lo que pudo, y su acto había de ser un monumento a su memoria para todos los tiempos, y su gozo en la eternidad. Su corazón acompañó a su donativo, cuyo valor se había de estimar, no por el de la moneda, sino por el amor hacia Dios y el interés en su obra que había impulsado la acción (Exaltad a Jesús, p. 82). Dios quiere que el ejercicio de la benevolencia sea puramente voluntario, no recurriendo siquiera a apelaciones elocuentes para estimular la generosidad. “Dios ama al dador alegre”. 2 Corintios 9:7. No le agrada tener reabastecida su tesorería con recursos que se han dado en forma forzada. Los corazones leales de su pueblo, al regocijarse en la verdad salvadora para este tiempo, mediante el amor y la gratitud a él por esta preciosa luz, desearán ansiosamente ayudar con sus medios para enviar la verdad a otros. La mejor manera por la cual expresamos nuestro amor a nuestro Redentor es dando ofrendas para traer almas al conocimiento de la verdad. El plan de redención fue enteramente voluntario de parte de nuestro Redentor, y es el propósito de Cristo que toda nuestra benevolencia consista en ofrendas La viuda pobre que echó dos blancas en la tesorería del Señor, mostró amor, fe y benevolencia. Dio todo lo que tenía, fiándose al cuidado de Dios para el incierto futuro. Nuestro Salvador manifestó que su pequeña dádiva fue la mayor que aquel día entró en la tesorería. Su precio fue medido no por el valor de la moneda, sino por la pureza del motivo que la impulsaba. La bendición de Dios sobre la sincera ofrenda la ha transformado en fuente de grandes resultados. La blanca de la viuda ha sido como una minúscula corriente que fluye a través de las edades, ensanchando y profundizando su cauce, y que contribuye en miles de direcciones a la extensión de la verdad y al alivio de los necesitados. La influencia de aquella pequeña dádiva ha actuado y reaccionado sobre miles de corazones en cada época y en cada país. Como resultado, innumerables dádivas han fluido a la tesorería del Señor de parte de pobres dadivosos y abnegados. Y más, el ejemplo de la viuda ha estimulado a la buenas obras a miles que viven con holgura, que son egoístas y que dudan, y sus dones también han ido a engrosar el valor de la ofrenda de ella (Reflejemos a Jesús, p. 260). El Salvador llamó a sí a sus discípulos, y les pidió que notasen la pobreza de la viuda. Entonces sus palabras de elogio cayeron en los oídos de ella: “De cierto os digo, que esta pobre viuda echó más que todos”. Lágrimas de gozo llenaron sus ojos al sentir que su acto era comprendido y apreciado. Muchos le habrían aconsejado que guardase su pitanza para su propio uso. Puesto en las manos de los bien alimentados sacerdotes, se perdería de vista entre los muchos y costosos donativos traídos a la tesorería. Pero Jesús comprendía el motivo de ella. Ella creía que el servicio del templo era ordenado por Dios, y anhelaba hacer cuanto pudiese para sostenerlo. Hizo lo que pudo, y su acto había de ser un monumento a su memoria para todos los tiempos, y su gozo en la eternidad. Su corazón acompañó a su donativo, cuyo valor se había de estimar, no por el de la moneda, sino por el amor hacia Dios y el interés en su obra que había impulsado la acción (Exaltad a Jesús, p. 82). Dios quiere que el ejercicio de la benevolencia sea puramente voluntario, no recurriendo siquiera a apelaciones elocuentes para estimular la generosidad. “Dios ama al dador alegre”. 2 Corintios 9:7. No le agrada tener reabastecida su tesorería con recursos que se han dado en forma forzada. Los corazones leales de su pueblo, al regocijarse en la verdad salvadora para este tiempo, mediante el amor y la gratitud a él por esta preciosa luz, desearán ansiosamente ayudar con sus medios para enviar la verdad a otros. La mejor manera por la cual expresamos nuestro amor a nuestro Redentor es dando ofrendas para traer almas al conocimiento de la verdad. El plan de redención fue enteramente voluntario de parte de nuestro Redentor, y es el propósito de Cristo que toda nuestra benevolencia consista en ofrendas de buena voluntad (Testimonios para la iglesia, t. 3, pp. 453, 454).
Marcos 12:41-13:32
41 Estando Jesús sentado delante del arca de la ofrenda, miraba cómo el pueblo echaba dinero en el arca; y muchos ricos echaban mucho. 42 Y vino una viuda pobre, y echó dos blancas, o sea un cuadrante. 43 Entonces llamando a sus discípulos, es dijo: De cierto os digo que esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca; 44 porque todos han echado de lo que les sobra; pero ésta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su sustento. 13 Saliendo Jesús del templo, le dijo uno de sus discípulos: Maestro, mira qué piedras, y qué edificios. 2 Jesús, respondiendo, le dijo: ¿Ves estos grandes edificios? No quedará piedra sobre piedra, que no sea derribada. 3 Y se sentó en el monte de los Olivos, frente al templo. Y Pedro, Jacobo, Juan y Andrés le preguntaron aparte: 4 Dinos, ¿cuándo serán estas cosas? ¿Y qué señal habrá cuando todas estas cosas hayan de cumplirse? 5 Jesús, respondiéndoles, comenzó a decir: Mirad que nadie os engañe; 6 porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y engañarán a muchos. 7 Mas cuando oigáis de guerras y de rumores de guerras, no os turbéis, porque es necesario que suceda así; pero aún no es el fin. 8 Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá terremotos en muchos lugares, y habrá hambres y alborotos; principios de dolores son estos. 9 Pero mirad por vosotros mismos; porque os entregarán a los concilios, y en las sinagogas os azotarán; y delante de gobernadores y de reyes os llevarán por causa de mí, para testimonio a ellos. 10 Y es necesario que el evangelio sea predicado antes a todas las naciones. 11 Pero cuando os trajeren para entregaros, no os preocupéis por lo que habéis de decir, ni lo penséis, sino lo que os fuere dado en aquella hora, eso hablad; porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu Santo. 12 Y el hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo; y se levantarán los hijos contra los padres, y los matarán. 13 Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre; mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo. 14 Pero cuando veáis la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel, puesta donde no debe estar (el que lee, entienda), entonces los que estén en Judea huyan a los montes. 15 El que esté en la azotea, no descienda a la casa, ni entre para tomar algo de su casa; 16 y el que esté en el campo, no vuelva atrás a tomar su capa. 17 Mas !!ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días! 18 Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno; 19 porque aquellos días serán de tribulación cual nunca ha habido desde el principio de la creación que Dios creó, hasta este tiempo, ni la habrá. 20 Y si el Señor no hubiese acortado aquellos días, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos que él escogió, acortó aquellos días. 21 Entonces si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo; o, mirad, allí está, no le creáis. 22 Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y harán señales y prodigios, para engañar, si fuese posible, aun a los escogidos. 23 Mas vosotros mirad; os lo he dicho todo antes. 24 Pero en aquellos días, después de aquella tribulación, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, 25 y las estrellas caerán del cielo, y las potencias que están en los cielos serán conmovidas. 26 Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en las nubes con gran poder y gloria. 27 Y entonces enviará sus ángeles, y juntará a sus escogidos de los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo. 28 De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. 29 Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas. 30 De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca. 31 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. 32 Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre. Daniel 9:24-27 24 Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos. 25 Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos. 26 Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones. 27 Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador. Daniel 7:25 25 Y hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará, y pensará en cambiar los tiempos y la ley; y serán entregados en su mano hasta tiempo, y tiempos, y medio tiempo. 1 Tesalonicenses 4:13-18 13 Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. 14 Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. 15 Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. 16 Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. 17 Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. 18 Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.
Marcos 12:41-13:32
41 Estando Jesús sentado delante del arca de la ofrenda, miraba cómo el pueblo echaba dinero en el arca; y muchos ricos echaban mucho. 42 Y vino una viuda pobre, y echó dos blancas, o sea un cuadrante. 43 Entonces llamando a sus discípulos, les dijo: De cierto os digo que esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca; 44 porque todos han echado de lo que les sobra; pero ésta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su sustento. 13 Saliendo Jesús del templo, le dijo uno de sus discípulos: Maestro, mira qué piedras, y qué edificios. 2 Jesús, respondiendo, le dijo: ¿Ves estos grandes edificios? No quedará piedra sobre piedra, que no sea derribada. 3 Y se sentó en el monte de los Olivos, frente al templo. Y Pedro, Jacobo, Juan y Andrés le preguntaron aparte: 4 Dinos, ¿cuándo serán estas cosas? ¿Y qué señal habrá cuando todas estas cosas hayan de cumplirse? 5 Jesús, respondiéndoles, comenzó a decir: Mirad que nadie os engañe; 6 porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y engañarán a muchos. 7 Mas cuando oigáis de guerras y de rumores de guerras, no os turbéis, porque es necesario que suceda así; pero aún no es el fin. 8 Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá terremotos en muchos lugares, y habrá hambres y alborotos; principios de dolores son estos. 9 Pero mirad por vosotros mismos; porque os entregarán a los concilios, y en las sinagogas os azotarán; y delante de gobernadores y de reyes os llevarán por causa de mí, para testimonio a ellos. 10 Y es necesario que el evangelio sea predicado antes a todas las naciones. 11 Pero cuando os trajeren para entregaros, no os preocupéis por lo que habéis de decir, ni lo penséis, sino lo que os fuere dado en aquella hora, eso hablad; porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu Santo. 12 Y el hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo; y se levantarán los hijos contra los padres, y los matarán. 13 Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre; mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo. 14 Pero cuando veáis la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel, puesta donde no debe estar (el que lee, entienda), entonces los que estén en Judea huyan a los montes. 15 El que esté en la azotea, no descienda a la casa, ni entre para tomar algo de su casa; 16 y el que esté en el campo, no vuelva atrás a tomar su capa. 17 Mas !!ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días! 18 Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno; 19 porque aquellos días serán de tribulación cual nunca ha habido desde el principio de la creación que Dios creó, hasta este tiempo, ni la habrá. 20 Y si el Señor no hubiese acortado aquellos días, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos que él escogió, acortó aquellos días. 21 Entonces si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo; o, mirad, allí está, no le creáis. 22 Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y harán señales y prodigios, para engañar, si fuese posible, aun a los escogidos. 23 Mas vosotros mirad; os lo he dicho todo antes. 24 Pero en aquellos días, después de aquella tribulación, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, 25 y las estrellas caerán del cielo, y las potencias que están en los cielos serán conmovidas. 26 Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en las nubes con gran poder y gloria. 27 Y entonces enviará sus ángeles, y juntará a sus escogidos de los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo. 28 De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. 29 Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas. 30 De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca. 31 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. 32 Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre.Daniel 9:24-27
24 Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos. 25 Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos. 26 Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones. 27 Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador.Daniel 7:25
25 Y hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará, y pensará en cambiar los tiempos y la ley; y serán entregados en su mano hasta tiempo, y tiempos, y medio tiempo.1 Tesalonicenses 4:13-18
13 Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. 14 Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. 15 Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. 16 Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. 17 Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. 18 Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.
Marcos 12:10 CB
"¿Ni aun esta escritura habéis leído: La piedra que desecharon los edificadores Ha venido a ser cabeza del ángulo;"Jn 10:34-35 CB
"Jesús les respondió: ¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois? Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada),"Jn 13:18 CB
"No hablo de todos vosotros; yo sé a quienes he elegido; mas para que se cumpla la Escritura: El que come pan conmigo, levantó contra mí su calcañar."