Lección 3 | Jueves 17 de octubre
Lee Juan 17:1 al 5. CB ¿Qué quiso decir Jesús cuando oró: "Padre, ha llegado la hora; glorifica a tu Hijo para que el Hijo te glorifique a ti"?
El estudio de ayer se centró en la historia terrenal y humana del Evangelio de Juan, con sus enfrentamientos e interacciones entre las personas, siempre en torno a quién es Jesús y qué está haciendo. El estudio de fioy se centra en el argumento divino, cósmico, que también se encuentra en Juan.
El prólogo comienza con ese relato cósmico. Jesús es presentado como el Hijo divino de Dios, el Creador del universo. Una vez más, todo lo que antes no existía, pero llegó a existir, lo hizo solo a través de Jesús. "Todas las cosas fueron hechas por él. Nada de cuanto existe fue hecho sin él" (Juan 1:3). Pero a continuación señala la gloria de que se convirtiera en ser humano en la Encarnación (Juan 1:14). Juan utiliza los términos gloria (doxa: brillo, esplendor, fama, honor) y glorificar (doxazo: alabar, honrar, ensalzar, glorificar) para hablar tanto de recibir honor de los humanos como de recibir honor o gloria de Dios.
En Juan, la idea de glorificar a Jesús está vinculada al concepto de su hora; es decir, el momento de su muerte (comparar con Juan 2:4; 7:30; 8:20; 12:23-27; 13:1; 16:32; 17:1). La Cruz es su hora de gloria.
Esta idea es bastante paradójica porque la crucifixión era la forma más vergonzosa y humillante de ejecución en el antiguo mundo romano. Este increíble contraste, Dios en una cruz, ilustra el entrelazamiento de la trama de la historia humana con la divina.
En el plano humano, Jesús murió en agonía, como un criminal despreciado y débil que clamaba: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?" Este lado humano y oscuro de la Cruz se presenta especialmente en Mateo y Marcos (Mat. 27:46; CB Mar. 15:34). CB
Pero el lado glorioso de la Cruz se presenta especialmente en Lucas y Juan (Luc. 23:32-47; CB Juan 19:25-30) CB como un lugar de salvación, de misericordia, y donde el Hijo de Dios se entrega a su Padre.
¡Qué ironía! La mayor gloria de Dios se revela en su mayor vergüenza: cargar con los pecados del mundo.
■ Piensa en lo que significa que hiciera falta algo tan drástico: Dios mismo en la Cruz para salvarnos del pecado. ¿Qué nos dice esto acerca de cuán malo es el pecado?
[En Juan 17 ,] Cristo no está orando por la manifestación de la gloria de la naturaleza humana; porque esa naturaleza humana nunca tuvo existencia en Su preexistencia. Él está orando a Su Padre con respecto a una gloria poseída en Su unidad con Dios. Su oración es la de un mediador; el favor que implora en la manifestación de esa gloria divina que fue poseída por Él cuando era uno con Dios. Que el velo sea quitado, dice, y que Mi gloria brille, la gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese. . . .“Padre”, dice, “quiero que aquellos que me has dado, también ellos estén conmigo donde yo estoy”. Y luego el Padre declara: “Que todos los ángeles de Dios lo adoren”. La hueste celestial se postra ante Él y eleva su canto de triunfo y alegría. La gloria rodea al Rey del cielo, y fue contemplada por todas las inteligencias celestiales. No hay palabras que puedan describir la escena que tuvo lugar cuando el Hijo de Dios fue reinstalado públicamente en el lugar de honor y gloria que voluntariamente abandonó cuando se hizo hombre. Y hoy Cristo, glorificado y, sin embargo, nuestro hermano, es nuestro Abogado en los atrios del cielo. —Comentarios de Elena G. de White, en Comentario bíblico adventista del séptimo día, tomo 5, pág. 1146.
¡Oh, qué hambre y anhelo tenía Cristo por salvar lo que se había perdido! El cuerpo crucificado en la cruz no le restó valor a su divinidad, ni a su poder divino para salvar, mediante el sacrificio humano, a todos los que aceptaran su justicia. Al morir en la cruz, transfirió la culpa de la persona del transgresor a la del Sustituto divino mediante la fe en Él como su Redentor personal. Los pecados de un mundo culpable, que en figura se representan como “rojos como el carmesí”, fueron imputados a la Fianza divina… La divinidad estaba haciendo su obra mientras la humanidad sufría el odio y la venganza de un pueblo que odiaba a Dios, porque Cristo se había reconocido a sí mismo como el Hijo de Dios… En la oración del pobre ladrón [en la cruz] había una nota diferente de la que sonaba por todos lados; era una nota de fe, y llegó hasta Cristo. La fe del hombre moribundo en Él era como la música más dulce en los oídos de Cristo. La alegre nota de la redención y la salvación se oyó en medio de su agonía. Dios fue glorificado en su Hijo y por medio de él.—Cada día con Dios, pág. 236.
Cristo había terminado la obra que le había sido encomendada. Había glorificado a Dios en la tierra. Había manifestado el nombre del Padre. Había reunido a los que habían de continuar su obra entre los hombres. Y dijo: “Yo soy glorificado en ellos. Y ya no estoy en el mundo, pero éstos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros”. “Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno... Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad; y para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado”. Así, en el lenguaje de alguien que tiene autoridad divina, Cristo entrega su iglesia elegida en los brazos del Padre. Como sumo sacerdote consagrado, intercede por su pueblo. Como fiel pastor, reúne a su rebaño bajo la sombra del Todopoderoso, en el refugio fuerte y seguro. Le aguarda la última batalla contra Satanás, y sale a enfrentarla.—El Deseado de todas las gentes, pág. 680.
Juan 2:4
4 Jesús le dijo: Mujer, ¿qué tengo yo contigo? Aún no ha llegado mi hora.Juan 7:30
30 Entonces procuraron prenderle; pero nadie le echó mano, porque aún no había llegado su hora.Juan 8:20
20 Estas palabras habló Jesús en el lugar del tesoro, enseñando en el templo; y nadie le prendió, porque aún no había llegado su hora.Juan 12:23-27
23 Jesús les respondió y dijo: Ha llegado la hora para que el Hijo del Hombre sea glorificado. 24 De cierto, de cierto os digo que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto. 25 El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará. 26 Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor; si alguno me sirviere, mi Padre le honrará. 27 Ahora está turbada mi alma; ¿y qué diré? Padre, sálvame de esta hora; mas para esto he llegado a esta hora.Juan 13:1
1 Antes de la fiesta de la pascua, sabiendo Jesús que su hora había llegado para que pasase de este mundo al Padre, como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin.Juan 16:32
32 He aquí, la hora viene, sí, ya ha venido, en que seréis esparcidos cada uno por su lado, y me dejaréis solo; mas no estoy solo, porque el Padre está conmigo.Juan 17:1
1 Estas cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti.
1 Corintios 1:26-29
26 Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; 27 sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; 28 y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, 29 a fin de que nadie se jacte en su presencia.
Marcos 12:10 CB
"¿Ni aun esta escritura habéis leído: La piedra que desecharon los edificadores Ha venido a ser cabeza del ángulo;"Jn 10:34-35 CB
"Jesús les respondió: ¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois? Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada),"Jn 13:18 CB
"No hablo de todos vosotros; yo sé a quienes he elegido; mas para que se cumpla la Escritura: El que come pan conmigo, levantó contra mí su calcañar."