PARA MEMORIZAR: "En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios" (Juan 1:1).
 
Lección 3: Para el 19 de octubre de 2024
LA HISTORIA DE FONDO: EL PRÓLOGO



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Lección 3 | Martes 15 de octubre

OIR O NO OIR LA PALABRA

Lee Juan 1:9 al 13.    CB    ¿Qué dura realidad describe aquí Juan acerca de cómo responde la gente a Jesús?



El prólogo, Juan 1:1 al 18, describe no solo quién es Jesucristo, el Verbo (logos), sino también cómo se relacionaba con él la gente del mundo. En Juan 1:9, se le llama la Luz verdadera, que ilumina a toda persona que viene al mundo. Esa luz ilumina el mundo, haciéndolo comprensible. Como dicé C. S. Lewis: "Creo en el cristianismo como creo que ha salido el Sol, no solo porque lo veo, sino porque por él veo todo lo demás" ("Is Theology Poetry? [¿Es la teología poesía?]" [Samizdat University Press, 2014], p. 15; publicado originalmente en 1944).

Además, observa las implicaciones de lo que dice Juan 1:9. La Luz llega a todos, pero no todos acogen la Luz. Como veremos en el estudio de mañana, un tema importante en el Evangelio de Juan es cómo la gente recibe o rechaza a Jesús. Ese tema comienza aquí. La triste letanía es que el Mesías vino a su propio pueblo, el pueblo de Israel, y muchos no lo recibieron como Mesías.

En Romanos 9,    CB    10,    CB    y 11,    CB    Pablo trata el mismo trágico tema, el de muchos judíos que rechazaron a Jesús. Pero Pablo no termina con una nota negativa, sino diciendo que muchos judíos, junto con los gentiles, aceptarán a Jesús como su Mesías. De hecho, advierte a los gentiles que no se jacten contra los judíos: "Porque si tú fuiste cortado del que por naturaleza es olivo silvestre, y contra natura fuiste injertado en el buen olivo, ¿cuánto más estos, que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo?" (Rom. 11:24).

De manera similar, Juan dice que todos los que reciban a Jesús como su Salvador se convertirán en hijos de Dios. Esto sucede al creer en su nombre (ver Juan 1:12,13).

■ ¿Cómo ha cambiado tu vida al convertirte en hijo o hija de Dios?




Comentarios Elena G.W

“Otra vez, pues, Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, mas tendrá la luz de la vida” (V.M.).

Cuando pronunció estas palabras, Jesús estaba en el atrio del templo especialmente relacionado con los ejercicios de la fiesta de las cabañas. En el centro de este patio se levantaban dos majestuosas columnas que soportaban portalámparas de gran tamaño. Después del sacrificio de la tarde, se encendían todas las lámparas, que arrojaban su luz sobre Jerusalén. Esta ceremonia estaba destinada a conmemorar la columna de luz que guiaba a Israel en el desierto, y también a señalar la venida del Mesías. Por la noche, cuando las lámparas estaban encendidas, el atrio era teatro de gran regocijo. Los hombres canosos, los sacerdotes del templo y los dirigentes del pueblo, se unían en danzas festivas al sonido de la música instrumental y el canto de los levitas.

Por la iluminación de Jerusalén, el pueblo expresaba su esperanza en la venida del Mesías para derramar su luz sobre Israel. Pero para Jesús la escena tenía un significado más amplio. Como las lámparas radiantes del templo alumbraban cuanto las rodeaba, así Cristo, la fuente de luz espiritual, ilumina las tinieblas del mundo. Sin embargo, el símbolo era imperfecto. Aquella gran luz que su propia mano había puesto en los cielos era una representación más verdadera de la gloria de su misión (El Deseado de todas las gentes, p. 428).

Sin la gracia de Cristo, el pecador está en una condición desvalida. No puede hacer nada por sí, pero mediante la gracia divina se imparte al hombre poder sobrenatural que obra en la mente, el corazón y el carácter. Mediante la comunicación de la gracia de Cristo, el pecado es discernido en su aborrecible naturaleza y finalmente expulsado del templo del alma. Mediante la gracia, somos puestos en comunicación con Cristo para ser asociados con él en la obra de la salvación. La fe es la condición por la cual Dios ha visto conveniente prometer perdón a los pecadores. No es que haya virtud alguna en la fe, que haga merecer la salvación, sino porque la fe puede aferrarse a los méritos de Cristo, quien es el remedio para el pecado. La fe puede presentar la perfecta obediencia de Cristo en lugar de la transgresión y la apostasía del pecador. Cuando el pecador cree que Cristo es su Salvador personal, entonces, de acuerdo con la promesa infalible de Jesús, Dios le perdona su pecado y lo justifica gratuitamente. El alma arrepentida comprende que su justificación viene de Cristo que, como su sustituto y garantía, ha muerto por ella, y es su expiación y justificación (Mensajes selectos, t. 1, pp. 429, 430).


Juan 1:1-5   

1 En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. 2 Este era en el principio con Dios. 3 Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. 4 En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. 5 La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.

Génesis 1:1   

1 En el principio creó Dios los cielos y la tierra.

Juan 1:9-13   

9 Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. 10 En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. 11 A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. 12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; 13 los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.

Juan 3:16-21   

16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. 17 Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. 18 El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. 19 Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. 20 Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. 21 Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios.

Juan 9:3-41   

3 Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él. 4 Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar. 5 Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo. 6 Dicho esto, escupió en tierra, e hizo lodo con la saliva, y untó con el lodo los ojos del ciego, 7 y le dijo: Ve a lavarte en el estanque de Siloé (que traducido es, Enviado). Fue entonces, y se lavó, y regresó viendo. 8 Entonces los vecinos, y los que antes le habían visto que era ciego, decían: ¿No es éste el que se sentaba y mendigaba? 9 Unos decían: El es; y otros: A él se parece. El decía: Yo soy. 10 Y le dijeron: ¿Cómo te fueron abiertos los ojos? 11 Respondió él y dijo: Aquel hombre que se llama Jesús hizo lodo, me untó los ojos, y me dijo: Ve al Siloé, y lávate; y fui, y me lavé, y recibí la vista. 12 Entonces le dijeron: ¿Dónde está él? El dijo: No sé. 13 Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. 14 Y era día de reposo cuando Jesús había hecho el lodo, y le había abierto los ojos. 15 Volvieron, pues, a preguntarle también los fariseos cómo había recibido la vista. El les dijo: Me puso lodo sobre los ojos, y me lavé, y veo. 16 Entonces algunos de los fariseos decían: Ese hombre no procede de Dios, porque no guarda el día de reposo. Otros decían: ¿Cómo puede un hombre pecador hacer estas señales? Y había disensión entre ellos. 17 Entonces volvieron a decirle al ciego: ¿Qué dices tú del que te abrió los ojos? Y él dijo: Que es profeta. 18 Pero los judíos no creían que él había sido ciego, y que había recibido la vista, hasta que llamaron a los padres del que había recibido la vista, 19 y les preguntaron, diciendo: ¿Es éste vuestro hijo, el que vosotros decís que nació ciego? ¿Cómo, pues, ve ahora? 20 Sus padres respondieron y les dijeron: Sabemos que éste es nuestro hijo, y que nació ciego; 21 pero cómo vea ahora, no lo sabemos; o quién le haya abierto los ojos, nosotros tampoco lo sabemos; edad tiene, preguntadle a él; él hablará por sí mismo. 22 Esto dijeron sus padres, porque tenían miedo de los judíos, por cuanto los judíos ya habían acordado que si alguno confesase que Jesús era el Mesías, fuera expulsado de la sinagoga. 23 Por eso dijeron sus padres: Edad tiene, preguntadle a él. 24 Entonces volvieron a llamar al hombre que había sido ciego, y le dijeron: Da gloria a Dios; nosotros sabemos que ese hombre es pecador. 25 Entonces él respondió y dijo: Si es pecador, no lo sé; una cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora veo. 26 Le volvieron a decir: ¿Qué te hizo? ¿Cómo te abrió los ojos? 27 El les respondió: Ya os lo he dicho, y no habéis querido oír; ¿por qué lo queréis oír otra vez? ¿Queréis también vosotros haceros sus discípulos? 28 Y le injuriaron, y dijeron: Tú eres su discípulo; pero nosotros, discípulos de Moisés somos. 29 Nosotros sabemos que Dios ha hablado a Moisés; pero respecto a ése, no sabemos de dónde sea. 30 Respondió el hombre, y les dijo: Pues esto es lo maravilloso, que vosotros no sepáis de dónde sea, y a mí me abrió los ojos. 31 Y sabemos que Dios no oye a los pecadores; pero si alguno es temeroso de Dios, y hace su voluntad, a ése oye. 32 Desde el principio no se ha oído decir que alguno abriese los ojos a uno que nació ciego. 33 Si éste no viniera de Dios, nada podría hacer. 34 Respondieron y le dijeron: Tú naciste del todo en pecado, ¿y nos enseñas a nosotros? Y le expulsaron. 35 Oyó Jesús que le habían expulsado; y hallándole, le dijo: ¿Crees tú en el Hijo de Dios? 36 Respondió él y dijo: ¿Quién es, Señor, para que crea en él? 37 Le dijo Jesús: Pues le has visto, y el que habla contigo, él es. 38 Y él dijo: Creo, Señor; y le adoró. 39 Dijo Jesús: Para juicio he venido yo a este mundo; para que los que no ven, vean, y los que ven, sean cegados. 40 Entonces algunos de los fariseos que estaban con él, al oír esto, le dijeron: ¿Acaso nosotros somos también ciegos? 41 Jesús les respondió: Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; mas ahora, porque decís: Vemos, vuestro pecado permanece.

Mateo 7:21-23   

21 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. 22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? 23 Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.

Juan 17:1-517   

Estas cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti; 2 como le has dado potestad sobre toda carne, para que dé vida eterna a todos los que le diste. 3 Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. 4 Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese. 5 Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese.



1 Corintios 1:26-29   

26 Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; 27 sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; 28 y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, 29 a fin de que nadie se jacte en su presencia.


Marcos 12:10    CB

"¿Ni aun esta escritura habéis leído: La piedra que desecharon los edificadores Ha venido a ser cabeza del ángulo;"

Jn 10:34-35    CB

"Jesús les respondió: ¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois? Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada),"

Jn 13:18    CB

"No hablo de todos vosotros; yo sé a quienes he elegido; mas para que se cumpla la Escritura: El que come pan conmigo, levantó contra mí su calcañar."