PARA MEMORIZAR:
“Respondió Jesús: ‘El que me ama guardará mi palabra. Y mi Padre lo amará, y vendremos a él y habitaremos en él’ ” (Juan 14:23).
 
Lección 2: Para el 11 de enero de 2025
AMOR PACTUAL



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Lección 2 | Miércoles 8 de enero
MISERICORDIA PERDIDA

El amor de Dios es eterno e inmerecido. Sin embargo, los seres humanos pueden rechazarlo. Tenemos la oportunidad de aceptar o rechazar ese amor, pero solo porque Dios nos ama por propia iniciativa con su amor perfecto y eterno antes de cualquier cosa que hagamos (Jer. 31:3). Nuestro amor a Dios es una respuesta a lo que ya se nos ha dado incluso antes de que lo pidiéramos.

Lee con especial atención a los versículos 7 y 19. ¿Qué nos dice esto acerca de la iniciativa divina de amarnos?



El amor de Dios siempre ocurre primero. Si Dios no nos amara en primer lugar, nosotros no podríamos amarlo. Aunque Dios nos creó con la capacidad de amar y ser amados, Dios mismo es el fundamento y la fuente de todo amor. Sin embargo, nosotros podemos elegir aceptar su amor y reflejarlo en nuestra vida. Esta verdad se ejemplifica en la parábola de Cristo acerca del siervo que no estaba dispuesto a perdonar (ver

En esa parábola, vemos que no había forma de que el siervo pudiera devolver lo que debía a su amo: 10.000 talentos. Un talento equivalía a unos 6.000 de-narios. Y un denario era lo que se pagaba a un jornalero por un día de trabajo (Mat. 20:2). Por lo tanto, a un trabajador promedio le llevaría 6.000 días de trabajo ganar un talento. Supongamos que, después de contabilizar los días de descanso, un obrero promedio trabajara 300 días al año y, por lo tanto, ganara 300 denarios en un año. En ese caso, ese trabajador tardaría aproximadamente veinte años en pagar un talento, que consistía en 6.000 denarios (6.000 dividido por 300 = 20). Para ganar 10.000 talentos, un trabajador tal tendría que trabajar 200.000 años. En resumen, el siervo nunca podría pagar esa suma. Sin embargo, el amo sintió compasión por su siervo y le perdonó su enorme deuda.

No obstante, cuando este siervo se negó a perdonar la deuda mucho menor (roo denarios) de uno de sus compañeros de servicio e hizo que lo encarcelaran por ella, el amo se llenó de ira y anuló su misericordioso perdón. El siervo perdió el amor y el perdón de su señor. Aunque la compasión y la misericordia de Dios nunca se agotan, uno puede finalmente rechazar o incluso renunciar a los beneficios de la compasión y la misericordia divinas.

■ Piensa en lo que se te ha perdonado y en el hecho de que fuiste perdonado gratuitamente por Jesús. ¿Qué debería decirte esto acerca de perdonar a ios demás?


Reavivados por su Palabra: Hoy, 2 Corintios 13.    CB   


Comentarios Elena G.W

        En la parábola, cuando el deudor pidió una prórroga con la promesa: “Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo”, la
        sentencia fue revocada. Toda la deuda fue cancelada. Y pronto se le dio la oportunidad de seguir el ejemplo del amo que
        lo había perdonado. Al salir, se encontró con un consiervo que le debía una pequeña suma. A él le habían perdonado diez
        mil talentos; el deudor le debía cien denarios. Pero aquel que había sido tratado con tanta misericordia, trató a su
        compañero de trabajo de una manera completamente diferente. . . .
        Cuando [había suplicado] a su Señor por misericordia, no tenía un verdadero sentido de la magnitud de su deuda. No se
        daba cuenta de su impotencia. Esperaba liberarse a sí mismo. “Ten paciencia conmigo”, dijo, “y te lo pagaré todo”. Así
        que hay muchos que esperan por sus propias obras merecer el favor de Dios. No se dan cuenta de su impotencia. No aceptan
        la gracia de Dios como un don gratuito, sino que tratan de edificarse en su propia justicia. Sus propios corazones no
        están quebrantados ni humillados a causa del pecado, y son exigentes e implacables con los demás. Sus propios pecados
        contra Dios, comparados con los pecados de sus hermanos contra ellos, son como diez mil talentos por cien denarios, casi
        un millón por uno; sin embargo, se atreven a ser implacables.—Palabras de vida del gran Maestro, pág. 245.
        
        Si el Señor tratara a la familia humana como los hombres tratan entre sí, habríamos sido consumidos; pero él es
        paciente, de tierna compasión, perdonando nuestras transgresiones y pecados. Cuando lo busquemos con todo el corazón, lo
        encontraremos. . . .
        Pero la misericordia de Cristo al perdonar las iniquidades de los hombres nos enseña que debe haber perdón gratuito de
        los males y pecados que nuestros semejantes cometen contra nosotros. Cristo dio esta lección a sus discípulos para
        corregir los males que se enseñaban y practicaban en los preceptos y ejemplos de los que interpretaban las Escrituras en
        ese tiempo”. . . .
        El hombre puede ser salvo sólo por medio de la maravillosa paciencia de Dios en el perdón de sus muchos pecados y
        transgresiones. Pero aquellos que son bendecidos por la misericordia de Dios deben ejercer el mismo espíritu de
        paciencia y perdón hacia aquellos que constituyen la familia del Señor.—Una mirada hacia arriba, pág. 43.
        
        [Dios] tiene corazón de Padre, y es paciente con sus hijos. En su trato con los hijos de Israel, les suplicó con
        misericordia y amor. Pacientemente les presentó sus pecados, y con paciencia esperó a que vieran y reconocieran sus
        errores. Cuando se arrepintieron y confesaron sus pecados, los perdonó; y aunque la ofensa se repitió a menudo, no se
        pronunciaron palabras de burla ni se expresó resentimiento.
        Cristo declaró claramente que aunque uno peque una y otra vez, será perdonado si se arrepiente, aunque peque hasta
        setenta veces siete.—The Upward Look, pág. 298.   

Juan 8:54-58   

1 Corintios 1:26-29   

26 Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; 27 sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; 28 y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, 29 a fin de que nadie se jacte en su presencia.


Oseas 9:15:

"Toda la maldad de ellos fue en Gilgal; allí, pues, les tomé aversión; por la perversidad de sus obras los echaré de mi casa; no los amaré más; todos sus príncipes son desleales."

Jer 16:5

Jer 16:5

"Porque así ha dicho Jehová: No entres en casa de luto, ni vayas a lamentar, ni los consueles; porque yo he quitado mi paz de este pueblo, dice Jehová, mi misericordia y mis piedades."

Ro 11:22:

s "Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad; pues de otra manera tú también serás cortado."

Jud 1:21:

"conservaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna."

Mateo 18:23-35    CB   

23 Por eso el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos. 24 Al comenzar a hacerlas, le presentaron a uno que le debía diez mil talentos. 25 Pero como no tenía con qué pagar, su señor ordenó que lo vendieran, junto con su mujer, sus hijos y todo lo que tenía, para que se lo devolvieran. 26 Entonces el siervo cayó en tierra y se postró ante él, diciendo: «Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo». 27 El señor de aquel siervo, movido a compasión, lo soltó y le perdonó la deuda. 28 Pero aquel siervo salió y encontró a uno de sus consiervos que le debía cien denarios; y agarrándolo, comenzó a ahogarlo, diciendo: «Págame lo que me debes». 29 Entonces su consiervo cayó en tierra y comenzó a suplicarle, diciendo: «Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo». 30 Pero él no quiso, sino que fue y lo echó en la cárcel hasta que pagase lo que debía. 31 Al ver sus consiervos lo sucedido, se entristecieron mucho, y fueron a contarle a su señor todo lo que había sucedido. 32 Su señor, llamándolo, le dijo: «Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné porque me rogaste. 33 ¿No debías tú también haber tenido compasión de tu consiervo, como yo tuve compasión de ti?» 34 Entonces su señor, enojado, lo entregó a los verdugos hasta que pagase todo lo que le debía. 35 Así también mi Padre celestial hará con vosotros, si cada uno no perdona de corazón a su hermano.»

1 Juan 4:7-20   

7 Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. 8 El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor. 9 En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. 10 En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. 11 Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros. 12 Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros. 13 En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros, en que nos ha dado de su Espíritu. 14 Y nosotros hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado al Hijo, el Salvador del mundo. 15 Todo aquel que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios. 16 Y nosotros somos conocidos y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él. 17 En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo. 18 En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor. 19 Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero. 20 Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?

Juan 1:1-18    CB   

1 En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. 2 Este era en el principio con Dios. 3 Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. 4 En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. 5 La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella. 6 Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan. 7 Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él. 8 No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz. 9 Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. 10 En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. 11 A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. 12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; 13 los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios. 14 Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad. 15 Juan dio testimonio de él, y clamó diciendo: Este es de quien yo decía: El que viene después de mí, es antes de mí; porque era primero que yo. 16 Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia. 17 Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. 18 A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.

Juan 6:35    CB   

35 Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.

Juan 6:41

41 Murmuraban entonces de él los judíos, porque había dicho: Yo soy el pan que descendió del cielo.

Juan 6:48

48 Yo soy el pan de vida.

Juan 6:51

51 Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.