LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: 3:16.
PARA MEMORIZAR:
"Respondió jesús: 'El que me ama guardará mi palabra. Y mi Padre lo amará, y vendremos a él y habitaremos en él'"
Se ha enseñado a muchos que la palabra griega agapé se refiere al amor exclusivamente divino, y que otros términos, también traducidos como amor -tal el caso de filia (del verbo fileó)-, designan sentimientos menos sublimes que agapé. Algunos afirman también que agapé se refiere a un amor unilateral, el de alguien que ama pero nunca recibe amor, un amor totalmente independiente de la respuesta humana.
Sin embargo, un estudio cuidadoso del amor divino a lo largo de la Escritura muestra que estas ideas, aunque comunes, son erróneas. En primer lugar, el término griego agapé se refiere no solo al amor de Dios, sino también al amor humano, incluso a veces al amor humano mal dirigido (por ejemplo, en
En segundo lugar, a lo largo de la Escritura, muchos términos distintos de agapé se refieren al amor de Dios. Por ejemplo, Jesús enseñó que "el mismo Padre los ama [fileó], ya que ustedes me han amado [fileó] a mí" Aquí, el término griego fileo se utiliza no solo para referirse al amor humano, sino también al amor de Dios por los seres humanos. Por tanto, fileo no se refiere a un tipo de amor deficiente, sino al amor mismo de Dios.Las Escrituras también enseñan que el amor de Dios no es unilateral, sino profundamente relacional, en el sentido de que para Dios supone una profunda diferencia que los seres humanos reflejen o no su amor por él y por los demás.
Dios tiene un amor profundo y sincero por cada miembro de la familia humana; ninguno es olvidado, ninguno es dejado indefenso y engañado para ser vencido por el enemigo. Y si los que se han alistado en el ejército de Cristo se ponen toda la armadura de Dios y la usan, estarán a prueba de todos los asaltos del enemigo. Los que realmente desean ser enseñados por Dios y andar en su camino, tienen la promesa segura de que si sienten su falta de sabiduría y piden a Dios, Él les dará liberalmente y sin reproches. El apóstol dice: “Pida con fe, no dudando nada. Porque el que duda es como una ola del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra”… Dios está detrás de cada promesa, y no podemos deshonrarlo más que cuestionando y vacilando, pidiendo y no creyendo, y luego hablando con dudas… Crea; crea que Dios hará exactamente lo que ha prometido. Mantenga sus oraciones ascendentes, y vigile, trabaje y espere. Pelee la buena batalla de la fe. Decid a vuestro corazón: “Dios me ha invitado a venir. Ha oído mi oración. Ha prometido que me recibirá y cumplirá su promesa. Puedo confiar en Dios, porque de tal manera me amó que dio a su Hijo unigénito para que muriera por mí. El Hijo de Dios es mi Redentor”. —Fundamentos de la educación cristiana, págs. 299, 300. Dios nos ha dado a Jesús, y en él está la revelación de Dios. Nuestro Redentor dice: “El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él”. “Lo que habéis oído desde el principio, permanezca en vosotros. Si lo que habéis oído desde el principio permanece en vosotros, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre”. Si conocemos a Dios y a Jesucristo, a quien él ha enviado, una alegría inefable vendrá al alma. ¡Oh, cuánto necesitamos la presencia divina! —Testimonios para los Ministros, pág. 169. Los nombramientos y concesiones de Dios en nuestro favor son ilimitados. El trono de la gracia es en sí mismo la atracción más alta, porque está ocupado por Aquel que nos permite llamarlo Padre. Pero Jehová no consideró completo el plan de salvación mientras estuviera investido solamente de su amor. Ha colocado en su altar a un Abogado revestido de su naturaleza. Como nuestro intercesor, la obra de Cristo es presentarnos a Dios como sus hijos e hijas. Él intercede en favor de los que lo reciben. Con su propia sangre ha pagado su rescate. En virtud de sus propios méritos les da poder para llegar a ser miembros de la familia real, hijos del Rey celestial. Y el Padre demuestra su infinito amor por Cristo al recibir y dar la bienvenida a los amigos de Cristo como sus amigos. Está satisfecho con la expiación realizada. Es glorificado por la encarnación, la vida, la muerte y la mediación de su Hijo.—Consejos para los Maestros, Padres y Alumnos, pág. 14.
Juan 8:54-58
1 Corintios 1:26-29
26 Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; 27 sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; 28 y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, 29 a fin de que nadie se jacte en su presencia.