Lección 4: Para el 25 de enero de 2025
DIOS ES APASIONADO Y COMPASIVO
DOMINGO 19 DE ENERO
Tal vez el mayor amor común a la experiencia humana sea el de una madre o un padre por un hijo. La Biblia utiliza a menudo las imágenes de la relación padre-hijo para describir la asombrosa compasión de Dios por las personas, haciendo hincapié en que la compasión de Dios es exponencialmente superior incluso a la expresión humana más profunda y hermosa de ese mismo sentimiento.
Lee
¿Qué transmiten estas representaciones sobre la naturaleza y la profundidad de la compasión de
Dios?
Según estos textos, Dios se relaciona con nosotros como sus hijos amados y nos ama como un buen padre y una buena madre aman a sus hijos. Sin embargo, como explica , incluso una madre humana podría olvidarse del hijo que «dio a luz» o «dejar de compadecerse del hijo de su vientre», pero Dios nunca olvida a sus hijos y su compasión nunca falla ( ).
En particular, se cree que el término hebreo raham utilizado para referirse a la compasión aquí y en muchos otros textos que describen el abundante amor compasivo de Dios, deriva del término hebreo que designa el vientre (rejem). En consecuencia, como han señalado los eruditos, la compasión de Dios es un «amor como el del útero materno». En verdad, es exponencialmente mayor que cualquier compasión humana, incluso la de una madre por su recién nacido.
Según , Dios considera a su pueblo del Pacto como su «hijo precioso» y «el niño en quien me deleito», a pesar de que a menudo se rebeló contra él y le causó tristeza. Aun así, Dios declara: «Mis entrañas se conmovieron por él, y ciertamente tendré de él misericordia». El término traducido aquí como «misericordia» es el utilizado anteriormente para referirse a la compasión divina (rajam).
Además, la frase «mis entrañas se conmovieron por él» puede traducirse literalmente como «mis entrañas rugen». Esta descripción que emplea el lenguaje profundamente visceral de la emoción divina retrata así la profundidad del amor compasivo de Dios por su pueblo. Incluso a pesar de su infidelidad, Dios sigue dispensando su abundante compasión y misericordia a su pueblo y lo hace más allá de toda expectativa razonable.
Para algunos, el hecho de que la compasión de Dios sea semejante a la de un padre o una madre cariñosos es profundamente reconfortante. Sin embargo, algunas personas pueden tener dificultades en ese sentido, pues sus progenitores no fueron cariñosos. ¿De qué otras maneras podría ser ilustrada la compasión de Dios por esas personas?
Comentarios de Elena GW
Probablemente hayas oído la historia de la mujer que con su esposo y su hijo trataron de cruzar las montañas en medio del invierno. La noche y la tormenta detuvieron su avance. El esposo fue en procura de ayuda y se perdió en medio de la oscuridad y la nieve fresca, y se moró en regresar. La madre sintió que el frío de la muerte se apoderaba de ella, de manera que descubrió su cuerpo frente al frío viento que caía con el fin de dar lo que le quedaba de vida para salvar a su hijo. Al llegar la mañana encontraron al bebé arropado en el chal de la madre... preguntándose tal vez por qué no se despertaba de su sueño.
Un amor más fuerte que la muerte vinculaba el corazón de la madre con el de su hijo. No obstante, Dios dice que con más facilidad se olvidará una madre de su hijo que él del alma que confía en su gracia. El hecho de que Dios nos ame es suficiente para inspirarnos la más profunda gratitud durante toda nuestra vida. El amor de Dios te habla. Solo confía en Jesús, y gozarás de las satisfacciones más profundas (Cada día con Dios, p. 228).
El amor de Cristo por sus hijos es tan vigoroso como tierno. Es un amor más fuerte que la muerte, pues él murió por nosotros. Es un amor más verdadero que el de una madre por su hijo. El amor de la madre puede cambiar, pero el amor de Cristo es inmutable. "Por lo cual estoy seguro", dice Pablo, "de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro". Romanos 8:38, 39 .
En cada prueba tenemos consolación eficaz. ¿No se conmueve nuestro Salvador al comprender nuestras debilidades? ¿No ha sido tentado en todo como nosotros? ¿Y no nos ha invitado a llevarle cada prueba y perplejidad? Entonces no nos aflijamos por las cargas del mañana. El que da fuerza para hoy dará fuerza también para mañana (En los lugares celestiales, p. 271).
En las bendiciones de gracia que nuestro Padre celestial nos ha concedido, podemos discernir innumerables evidencias de un amor que es infinito, y una tierna piedad que sobrepasa la simpatía y el deseo vivo de una madre por su hijo descarriado. Cuando estudiamos el carácter divino a la luz de la cruz, vemos misericordia, ternura y perdón mezclados con equidad y justicia. Con el lenguaje de Juan exclamamos: "Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios". 1 Juan 3:1 .
Vemos en medio del trono a Uno que lleva en las manos, los pies y en su costado las marcas del sufrimiento que soportó para reconciliar al hombre con Dios ya Dios con el hombre. La incomparable misericordia nos revela a un Padre infinito, que habita en luz inaccesible, y que sin embargo nos recibe gracias a los méritos de su Hijo (Reflejemos a Jesús, p. 276).
Reavivados por su Palabra: Hoy, Efesios 5 CB
El amor de Cristo es profundo y ferviente, y mana como una corriente incontenible hacia todos los que quieran aceptarlo. En este amor no hay egoísmo. Si este amor de origen celestial es un principio permanente en el corazón, se dará a conocer no solo a aquellos con quienes estamos más vinculados por amor en una relación sagrada, sino a todos con quienes nos relacionamos. Nos inducirá a prestar pequeñas atenciones, a hacer concesiones, a impartir actos de bondad, a pronunciar palabras tiernas, veraces, animadoras.
Nos impulsará a simpatizar con aquellos cuyos corazones anhelan simpatía (Mente, carácter y personalidad, t. 1, p. 212).
Dios no nos trata como los hombres se tratan entre sí. Los pensamientos de él son pensamientos de misericordia, de amor y de la más tierna compasión...
Satanás está pronto para quitarnos la bendita seguridad que Dios nos da. Desea privar al alma de toda vislumbre de esperanza y de todo rayo de luz; pero no debemos permitírselo. No prestemos oído al tentador. En la parábola [del hijo pródigo] vemos cómo será recibido el extraviado: "Y estando todavía lejos, le vio su padre; y conmoviéronsele las entrañas; y corrió, y le echó los brazos al cuello, y le besó". Lucas 15:18-20 .
Mas ni aun esta parábola tan conmovedora alcanza a expresar la compasión de nuestro Padre celestial. El Señor declara por su profeta: "Con amor eterno te he amado, por tanto te he extendido mi misericordia". Jeremías 31:3 . Mientras el pecador está todavía lejos de la casa de su Padre desperdiciando su hacienda en un país extranjero, el corazón del Padre se compadece de él; y todo anhelo de volver a Dios que se despierte en su alma no es sino una tierna súplica del Espíritu, que insta, ruega y atrae al extraviado al seno amorosísimo de su Padre (El camino a Cristo, pp. 53, 54).
[V]uestro Padre celestial. aborrece el pecado, pero ama al pecador, pues se dio en la persona de Cristo para que todos los que quieran puedan ser salvos y gozar de eterna bienaventuranza en el reino de gloria. ¿Qué lenguaje más tierno o más poderoso podría haberse empleado para expresar su amor hacia nosotros? Declara: "¿Se olvidará acaso la mujer de su niño mamante, de modo que no tenga compasión del hijo de sus entrañas? ¡Aun las historias le pueden olvidar; ¡mas no me olvidaré yo de ti!". Isaías 49:15 ...
Cuando leáis las promesas, recordad que son la expresión de un amor y una piedad inefables. El gran Corazón de amor infinito se siente atraído hacia el pecador por una compasión ilimitada. "En quien tenemos redención por medio de su sangre, la remisión de nuestros pecados". Efesios 1:7 . Sí, credo tan solo que Dios es vuestro ayudador. Él quiere restaurar su imagen moral en el hombre. Acercaos a él expresándole vuestra confesión y arrepentimiento, y él se acercará a vosotros con misericordia y perdón (El camino a Cristo, pp. 54, 55).
Juan 8:54-58
1 Corintios 1:26-29
26 Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; 27 sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; 28 y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, 29 a fin de que nadie se jacte en su presencia.