PPARA MEMORIZAR: “Pero Jesús no le permitió, sino que le dijo: ‘Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales las grandes cosas que el Señor ha hecho contigo y cómo tuvo compasión de ti’ ” (Mar. 5:19)..

 
Lección 6: Para el 10 de agosto de 2024
DE ADENTRO HACIA AFUERA


Martes 6 de agosto
MIGAJAS PARA LOS PERROS


- Audio Lección -

Lee Marcos 7:24 al 30.    CB    ¿Qué importantes lecciones contiene esta historia?



A continuación del desafiante pasaje que estudiamos ayer, el relato registrado en este texto plantea también preguntas problemáticas. ¿Por qué responde Jesús tan rudamente a esta mujer? ¿Por qué la caracteriza, mediante repetidas expresiones, como un perro?

Él no lo explica abiertamente, pero hay dos características de su respuesta que sugieren lo que está enseñando. En Marcos 7:27,    CB    él dice que los hijos deben ser alimentados “primero”. Si hay un “primero”, sería lógico que hubiera un “segundo”. La otra característica es que Jesús usa una forma diminutiva de la palabra perro, no en el sentido de cachorro, sino más bien, a la luz del contexto, de mascotas a las que se les permite estar en la casa, en contraste con los perros de la calle. En su respuesta a Jesús, la mujer demuestra que captó los dos marcadores discursivos usados por él, lo que ayuda a entender la reacción de ella. Su respuesta es bastante directa y contundente. Ella contesta: “Sí, Señor.

Pero aun los perrillos debajo de la mesa comen de las migajas de los hijos” (Mar.7:28). ¿Cómo se le ocurrió esa respuesta? Ciertamente, el amor hacia su hija la impulsó a avanzar. Pero él también la animó. Dijo “primero”, dando por sentado que había un “segundo”. Además, él sugirió que ella era comparable a una mascota perteneciente a la familia, como los perros que estaban bajo la mesa de sus dueños. Así como el perro doméstico estaba en la casa bajo la mesa, ella estaba a los pies de Jesús rogando por su hija. En vista de eso, ella reclamó el derecho de un perro de familia a la comida que caía al suelo.

La respuesta de la mujer revela su fe. Llamar “migaja” al poderoso milagro de sanar a su hija a la distancia indicaba que ella consideraba especialmente grande el poder de Jesús (si semejante milagro era una migaja, uno se pregunta qué habría sido un pan entero). Esta respuesta también muestra que ella entendía que concederle este milagro era algo sencillo para él. Jesús fue conmovido, y accedió a su pedido.

“Por medio de su trato con ella, ha demostrado que aquella que Israel había considerado como paria ya no es extranjera sino una hija en la familia de Dios.

Y, como hija, es su privilegio participar de los dones del Padre” (DTG 367, 368).

¿Por qué el prejuicio contra otras razas y nacionalidades es tan contrario a la enseñanza de Jesús? ¿Cómo podemos ser limpiados de este mal?




Comentarios Elena G.W

La mujer [sirofenicia] presentaba su caso con instancia y creciente fervor, postrándose a los pies de Cristo y clamando: “Señor, socórreme”. Jesús, aparentando todavía rechazar sus súplicas, según el prejuicio despiadado de los judíos, contestó: “No es bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos”. Esto era virtualmente aseverar que no era justo conceder a los extranjeros y enemigos de Israel las bendiciones traídas al pueblo favorecido de Dios. Esta respuesta habría desanimado completamente a una suplicante menos ferviente. Pero la mujer vió que había llegado su oportunidad. Bajo la aparente negativa de Jesús, vió una compasión que él no podía ocultar… Así que mientras muchas bendiciones se daban a Israel, ¿no había también alguna para ella? Si era considerada como perro, ¿no tenía, como tal, derecho a una migaja de su gracia?…

En este caso, Cristo se encuentra con un miembro de una raza infortunada y despreciada, que no había sido favorecida por la luz de la Palabra de Dios; y sin embargo esa persona se entrega en seguida a la divina influencia de Cristo y tiene fe implícita en su capacidad de concederle el favor pedido. Ruega que se le den las migajas que caen de la mesa del Maestro. Si puede tener el privilegio de un perro, está dispuesta a ser considerada como tal. No tiene prejuicio nacional ni religioso, ni orgullo alguno que influya en su conducta, y reconoce inmediatamente a Jesús como el Redentor y como capaz de hacer todo lo que ella le pide (El Deseado de todas las gentes, p. 367).

El Salvador está satisfecho. Ha probado su fe en él. Por su trato con ella, ha demostrado que aquella que Israel había considerado como paria, no es ya extranjera sino hija en la familia de Dios. Y como hija, es su privilegio participar de los dones del Padre. Cristo le concede ahora lo que le pedía, y concluye la lección para los discípulos. Volviéndose hacia ella con una mirada de compasión y amor, dice: “Oh mujer, grande es tu fe; sea hecho contigo como quieres”. Desde aquella hora su hija quedó sana. El demonio no la atormentó más. La mujer se fue, reconociendo a su Salvador y feliz por haber obtenido lo que pidiera (El Deseado de todas las gentes, pp. 367, 368).

El Salvador manifestó compasión divina hacia la mujer sirofenicia. Su corazón fue conmovido al contemplar su aflicción. Anhelaba darle una seguridad inmediata de que su oración había sido escuchada; pero quería enseñar una lección a sus discípulos, y por un momento pareció desatender el clamor de su corazón torturado. Cuando la fe de la mujer se hubo manifestado, le dirigió palabras de encomio, y la envió con la preciosa bendición que había pedido. Los discípulos nunca olvidaron esta lección, y fue registrada para demostrar el resultado de la oración perseverante (Palabras de vida del gran Maestro, pp. 138,139).




Marcos 1:44    CB

44 y le dijo: Mira, no digas a nadie nada, sino ve, muéstrate al sacerdote, y ofrece por tu purificación lo que Moisés mandó, para testimonio a ellos.

Marcos 7:10    CB

10 Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre; y: El que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente.

Marcos 7:11    CB

11 Pero vosotros decís: Basta que diga un hombre al padre o a la madre: Es Corbán (que quiere decir, mi ofrenda a Dios) todo aquello con que pudiera ayudarte,

Marcos 10:3-8    CB

3 El, respondiendo, les dijo: ¿Qué os mandó Moisés? 4 Ellos dijeron: Moisés permitió dar carta de divorcio, y repudiarla. 5 Y respondiendo Jesús, les dijo: Por la dureza de vuestro corazón os escribió este mandamiento; 6 pero al principio de la creación, varón y hembra los hizo Dios. 7 Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, 8 y los dos serán una sola carne; así que no son ya más dos, sino uno.

Marcos 12:26    CB

3 El, respondiendo, les dijo: ¿Qué os mandó 26 Pero respecto a que los muertos resucitan, ¿no habéis leído en el libro de Moisés cómo le habló Dios en la zarza, diciendo: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob?

Marcos 12:29-31    CB

29 Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. 30 Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. 31 Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos.

Marcos 2:1-3:6   

1 Entró Jesús otra vez en Capernaum después de algunos días; y se oyó que estaba en casa. 2 E inmediatamente se juntaron muchos, de manera que ya no cabían ni aun a la puerta; y les predicaba la palabra. 3 Entonces vinieron a él unos trayendo un paralítico, que era cargado por cuatro. 4 Y como no podían acercarse a él a causa de la multitud, descubrieron el techo de donde estaba, y haciendo una abertura, bajaron el lecho en que yacía el paralítico. 5 Al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados. 6 Estaban allí sentados algunos de los escribas, los cuales cavilaban en sus corazones: 7 ¿Por qué habla éste así? Blasfemias dice. ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios? 8 Y conociendo luego Jesús en su espíritu que cavilaban de esta manera dentro de sí mismos, les dijo: ¿Por qué caviláis así en vuestros corazones? 9 ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados, o decirle: Levántate, toma tu lecho y anda? 10 Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): 11 A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa. 12 Entonces él se levantó en seguida, y tomando su lecho, salió delante de todos, de manera que todos se asombraron, y glorificaron a Dios, diciendo: Nunca hemos visto tal cosa. 13 Después volvió a salir al mar; y toda la gente venía a él, y les enseñaba. 14 Y al pasar, vio a Leví hijo de Alfeo, sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y levantándose, le siguió. 15 Aconteció que estando Jesús a la mesa en casa de él, muchos publicanos y pecadores estaban también a la mesa juntamente con Jesús y sus discípulos; porque había muchos que le habían seguido. 16 Y los escribas y los fariseos, viéndole comer con los publicanos y con los pecadores, dijeron a los discípulos: ¿Qué es esto, que él come y bebe con los publicanos y pecadores? 17 Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores. 18 Y los discípulos de Juan y los de los fariseos ayunaban; y vinieron, y le dijeron: ¿Por qué los discípulos de Juan y los de los fariseos ayunan, y tus discípulos no ayunan? 19 Jesús les dijo: ¿Acaso pueden los que están de bodas ayunar mientras está con ellos el esposo? Entre tanto que tienen consigo al esposo, no pueden ayunar. 20 Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado, y entonces en aquellos días ayunarán. 21 Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; de otra manera, el mismo remiendo nuevo tira de lo viejo, y se hace peor la rotura. 22 Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo rompe los odres, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar. 23 Aconteció que al pasar él por los sembrados un día de reposo, sus discípulos, andando, comenzaron a arrancar espigas. 24 Entonces los fariseos le dijeron: Mira, ¿por qué hacen en el día de reposo lo que no es lícito? 25 Pero él les dijo: ¿Nunca leísteis lo que hizo David cuando tuvo necesidad, y sintió hambre, él y los que con él estaban; 26 cómo entró en la casa de Dios, siendo Abiatar sumo sacerdote, y comió los panes de la proposición, de los cuales no es lícito comer sino a los sacerdotes, y aun dio a los que con él estaban? 27 También les dijo: El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo. 28 Por tanto, el Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo.

Marcos 3:1:6   

1 OTRA vez entró Jesús en la sinagoga; y había allí un hombre que tenía seca una mano.
2 Y le acechaban para ver si en el día de reposo* le sanaría, a fin de poder acusarle.
3 Entonces dijo al hombre que tenía la mano seca: Levántate y ponte en medio.
4 Y les dijo: ¿Es lícito en los días de reposo* hacer bien, o hacer mal; salvar la vida, o quitarla? Pero ellos callaban.
5 Entonces, mirándolos alrededor con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y la mano le fue restaurada sana.
6 Y salidos los fariseos, tomaron consejo con los herodianos contra él para destruirle.




CB

"¿Ni aun esta escritura habéis leído: La piedra que desecharon los edificadores Ha venido a ser cabeza del ángulo;"

Jn 10:34-35    CB

"Jesús les respondió: ¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois? Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada),"

Jn 13:18    CB

"No hablo de todos vosotros; yo sé a quienes he elegido; mas para que se cumpla la Escritura: El que come pan conmigo, levantó contra mí su calcañar."