Lee Marcos 7:31 al 37. CB ¿Quién fue traído ante Jesús y qué hizo Jesús por él?
Jesús no eligió el camino más corto para regresar a Galilea desde Tiro y Sidón.
Parece que se dirigió al norte desde la región de Tiro, subió por el territorio de
Sidón y luego descendió hacia el interior por el noreste del Mar de Galilea, para
llegar finalmente cerca del mar mismo. Fue un recorrido indirecto, lo que probablemente le permitió dedicar tiempo
adicional a la instrucción de sus discípulos.
El texto no indica quién fue exactamente la persona que trajo al hombre
ante Jesús, pero el problema de este era suficientemente evidente: no podía oír
y tenía dificultades para hablar. La pérdida de la audición aísla a las personas
de su entorno, mientras que la sordera profunda puede hacer que resulte desafiante para una persona aprender a hablar.
El problema de este hombre pudo
haber sido de larga data.
Jesús comprende la difícil situación del hombre y lo lleva aparte. La manera
en que el Señor sana a esta persona es curiosa, particularmente para un lector
moderno. Pone sus dedos en los oídos del hombre, escupe, toca la lengua del
afectado y suspira o gime profundamente. Jesús toca las partes afectadas que
sanará en el hombre, pero ¿por qué el suspiro o el gemido? “Suspiró al pensar
en los oídos que no querían abrirse a la verdad y las lenguas que se negaban a
reconocer al Redentor” (DTG 371).
Jesús restauró milagrosamente la audición del hombre e hizo que fuera capaz
de hablar con claridad. Su suspiro ilustra los límites que Dios se ha impuesto a sí
mismo en relación con la libertad de elección de la humanidad. Él no forzará la
voluntad. Todos los humanos son libres de elegir a quién permitirán que dirija
su vida: al Príncipe de la vida o al de las tinieblas. Jesús podía abrir los oídos de
los sordos, pero no forzaría los corazones incrédulos para que lo reconocieran
como el Mesías.
Esta breve historia también ilustra lo que Dios puede hacer por quienes se
vuelven por propia decisión a él. Tal vez hayas experimentado reticencia a compartir tu fe, sintiendo que tu lengua
estaba atada en cuanto a lo que debías decir.
Este milagro es animador, pues demuestra que Jesús puede abrir tus oídos para
que seas sensible a las necesidades de otros y compartas con ellos una palabra
oportuna que los ayude en su senda.
¿Qué estás haciendo con los dones de la audición y del habla (en verdad son dones) que has recibido? ¿Cómo los estás
usando?
En la región de Decápolis era donde los endemoniados de Gádara habían sido sanados. Allí la gente, alarmada por la
destrucción de los cerdos, había obligado a Jesús a apartarse de entre ella. Pero había escuchado a los mensajeros que
él dejara atrás, y se había despertado el deseo de verle. Cuando Jesús volvió a esa región, se reunió una muchedumbre en
derredor de él y le trajeron a un hombre sordo y tartamudo. Jesús no sanó a ese hombre, como era su costumbre, por una
sola palabra. Apartándole de la muchedumbre, puso sus dedos en sus oídos y tocó su lengua; mirando al cielo, suspiró al
pensar en los oídos que no querían abrirse a la verdad, en las lenguas que se negaban a reconocer al Redentor. A la
orden: “Sé abierto”, le fue devuelta al hombre la facultad de hablar y, violando la recomendación de no contarlo a
nadie, publicó por todas partes el relato de su curación (El Deseado de todas las gentes, p. 371).
Los siervos de Cristo deben testificar por su Jefe con el poder del Espíritu Santo. El intenso deseo con el cual el
Salvador anheló salvar a los pecadores debe caracterizar todos sus esfuerzos. La misericordiosa invitación, hecha
primero por el Salvador, debe ser repetida por voces humanas, y resonar en todo el mundo: “Y el que quiere, tome del
agua de la vida de balde”. Apocalipsis 22:17. La iglesia debe decir: “Ven”. Todas las energías de la iglesia deben ser
movilizadas al servicio de Cristo. Los discípulos de Jesús deben unirse con el fin de realizar un esfuerzo enérgico para
llamar la atención del mundo hacia las profecías de la Palabra de Dios, que se están cumpliendo rápidamente. La
incredulidad y el espiritismo están adquiriendo sobre el mundo un dominio cada vez mayor. ¿Permanecerán ahora también
fríos e incrédulos los que recibieron gran luz? (Testimonios para la iglesia, t. 9, p. 43).
Aquel cuyo corazón está resuelto a servir a Dios encontrará oportunidades para testificar en su favor. Las dificultades
serán impotentes para detener al que esté resuelto a buscar primero el reino de Dios y su justicia. Por el poder
adquirido en la oración y el estudio de la Palabra, buscará la virtud y abandonará el vicio. Mirando a Jesús, el autor y
consumador de la fe, quien soportó la contradicción de los pecadores contra sí mismo, el creyente afrontará
voluntariamente y con valor el desprecio y el escarnio. Aquel cuya palabra es verdad promete ayuda y gracia suficientes
para toda circunstancia. Sus brazos eternos rodean al alma que se vuelve a él en busca de ayuda. Podemos reposar
confiadamente en su solicitud, diciendo: “En el día que temo, yo en ti confío”. Salmo 56:3. Dios cumplirá su promesa con
todo aquel que deposite su confianza en él.
Por su propio ejemplo el Salvador ha demostrado que sus seguidores pueden estar en el mundo y con todo, no ser del
mundo. No vino para participar de sus ilusorios placeres… sino para hacer la voluntad de su Padre, para buscar y salvar
a los perdidos. Con este propósito, el cristiano puede permanecer sin contaminación en cualquier circunstancia. No
importa su situación o condición, sea exaltada o humilde, manifestará el poder de la religión verdadera en el fiel
cumplimiento del deber (Los hechos de los apóstoles, pp. 372, 373).
Marcos 1:44 CB44 y le dijo: Mira, no digas a nadie nada, sino ve, muéstrate al sacerdote, y ofrece por tu purificación lo que Moisés mandó, para testimonio a ellos.Marcos 7:10 CB10 Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre; y: El que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente.Marcos 7:11 CB11 Pero vosotros decís: Basta que diga un hombre al padre o a la madre: Es Corbán (que quiere decir, mi ofrenda a Dios) todo aquello con que pudiera ayudarte,Marcos 10:3-8 CB3 El, respondiendo, les dijo: ¿Qué os mandó Moisés? 4 Ellos dijeron: Moisés permitió dar carta de divorcio, y repudiarla. 5 Y respondiendo Jesús, les dijo: Por la dureza de vuestro corazón os escribió este mandamiento; 6 pero al principio de la creación, varón y hembra los hizo Dios. 7 Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, 8 y los dos serán una sola carne; así que no son ya más dos, sino uno.Marcos 12:26 CB3 El, respondiendo, les dijo: ¿Qué os mandó 26 Pero respecto a que los muertos resucitan, ¿no habéis leído en el libro de Moisés cómo le habló Dios en la zarza, diciendo: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob?Marcos 12:29-31 CB29 Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. 30 Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. 31 Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos. |
Marcos 2:1-3:61 Entró Jesús otra vez en Capernaum después de algunos días; y se oyó que estaba en casa. 2 E inmediatamente se juntaron muchos, de manera que ya no cabían ni aun a la puerta; y les predicaba la palabra. 3 Entonces vinieron a él unos trayendo un paralítico, que era cargado por cuatro. 4 Y como no podían acercarse a él a causa de la multitud, descubrieron el techo de donde estaba, y haciendo una abertura, bajaron el lecho en que yacía el paralítico. 5 Al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados. 6 Estaban allí sentados algunos de los escribas, los cuales cavilaban en sus corazones: 7 ¿Por qué habla éste así? Blasfemias dice. ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios? 8 Y conociendo luego Jesús en su espíritu que cavilaban de esta manera dentro de sí mismos, les dijo: ¿Por qué caviláis así en vuestros corazones? 9 ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados, o decirle: Levántate, toma tu lecho y anda? 10 Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): 11 A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa. 12 Entonces él se levantó en seguida, y tomando su lecho, salió delante de todos, de manera que todos se asombraron, y glorificaron a Dios, diciendo: Nunca hemos visto tal cosa. 13 Después volvió a salir al mar; y toda la gente venía a él, y les enseñaba. 14 Y al pasar, vio a Leví hijo de Alfeo, sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y levantándose, le siguió. 15 Aconteció que estando Jesús a la mesa en casa de él, muchos publicanos y pecadores estaban también a la mesa juntamente con Jesús y sus discípulos; porque había muchos que le habían seguido. 16 Y los escribas y los fariseos, viéndole comer con los publicanos y con los pecadores, dijeron a los discípulos: ¿Qué es esto, que él come y bebe con los publicanos y pecadores? 17 Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores. 18 Y los discípulos de Juan y los de los fariseos ayunaban; y vinieron, y le dijeron: ¿Por qué los discípulos de Juan y los de los fariseos ayunan, y tus discípulos no ayunan? 19 Jesús les dijo: ¿Acaso pueden los que están de bodas ayunar mientras está con ellos el esposo? Entre tanto que tienen consigo al esposo, no pueden ayunar. 20 Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado, y entonces en aquellos días ayunarán. 21 Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; de otra manera, el mismo remiendo nuevo tira de lo viejo, y se hace peor la rotura. 22 Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo rompe los odres, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar. 23 Aconteció que al pasar él por los sembrados un día de reposo, sus discípulos, andando, comenzaron a arrancar espigas. 24 Entonces los fariseos le dijeron: Mira, ¿por qué hacen en el día de reposo lo que no es lícito? 25 Pero él les dijo: ¿Nunca leísteis lo que hizo David cuando tuvo necesidad, y sintió hambre, él y los que con él estaban; 26 cómo entró en la casa de Dios, siendo Abiatar sumo sacerdote, y comió los panes de la proposición, de los cuales no es lícito comer sino a los sacerdotes, y aun dio a los que con él estaban? 27 También les dijo: El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo. 28 Por tanto, el Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo.Marcos 3:1:61 OTRA vez entró Jesús en la sinagoga; y había allí un hombre que tenía seca una mano.2 Y le acechaban para ver si en el día de reposo* le sanaría, a fin de poder acusarle. 3 Entonces dijo al hombre que tenía la mano seca: Levántate y ponte en medio. 4 Y les dijo: ¿Es lícito en los días de reposo* hacer bien, o hacer mal; salvar la vida, o quitarla? Pero ellos callaban. 5 Entonces, mirándolos alrededor con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y la mano le fue restaurada sana. 6 Y salidos los fariseos, tomaron consejo con los herodianos contra él para destruirle. |
CB"¿Ni aun esta escritura habéis leído: La piedra que desecharon los edificadores Ha venido a ser cabeza del ángulo;"Jn 10:34-35 CB"Jesús les respondió: ¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois? Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada),"Jn 13:18 CB"No hablo de todos vosotros; yo sé a quienes he elegido; mas para que se cumpla la Escritura: El que come pan conmigo, levantó contra mí su calcañar." |