PARA MEMORIZAR:
“También hizo Jesús muchas otras señales, en presencia de sus discípulos, que no están escritas en este libro. Pero estas fueron escritas para que ustedes crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios; y para que, creyendo, tengan vida por medio de él” (Juan 20:30, 31).

 
Lección 1: Para el 5 de octubre de 2024
SEÑALES QUE INDICAN EL CAMINO


Martes 1° de octubre
EL MILAGRO DEL ESTANQUE DE BETESDA


- Audio Lección - Texto de memoria:

La siguiente señal que relata Juan tuvo lugar en el estanque de Betesda (Juan 5:1-9). Se creía que un ángel agitaba el agua y que el primer enfermo que entraba en ella quedaba curado. En consecuencia, los pórticos del estanque estaban abarrotados de personas que esperaban ser curadas en la siguiente ocasión.

Jesús fue a Jerusalén y, al pasar junto a la piscina, vio a la multitud que esperaba. ¡Qué espectáculo! Toda esa gente, algunos seguramente muy enfermos, esperaban y esperaban una curación, que seguramente no ocurriría. ¡Qué oportunidad para Jesús!
Lee Juan 5:1 al 9.    CB    Puesto que todos los que estaban junto a la piscina querían sin duda recuperar la salud, ¿por qué preguntó Jesús al paralítico si quería ser curado (Juan 5:6)?



Cuando alguien ha estado enfermo durante mucho tiempo, la enfermedad se convierte en la norma, y por extraño que parezca, a veces puede resultar un poco inquietante dejar atrás la discapacidad. El hombre da a entender en su respuesta que quiere curarse. El problema es que está buscándola en el lugar equivocado, mientras Aquel que hizo las piernas del hombre está de pie justo delante de él.

El hombre no sabía quién le estaba hablando; aunque después de la curación comenzó sin duda a comprender que Jesús era, de hecho, Alguien muy especial.

“Jesús no pide a este enfermo que ejerza fe en él. Dice simplemente: ‘Levántate, toma tu lecho, y anda’. Pero la fe del hombre se aferra a esa palabra. En cada nervio y músculo pulsa una nueva vida, y se transmite a sus miembros inválidos una actividad sana. Sin la menor duda, dedica su voluntad a obedecer a la orden de Cristo, y todos sus músculos le responden. De un salto se pone de pie, y encuentra que es un hombre activo. Jesús no le había dado seguridad alguna de ayuda divina. El hombre podría haberse detenido a dudar, y haber perdido su única oportunidad de sanar. Pero creyó la palabra de Cristo, y al obrar de acuerdo con ella recibió fuerza” (Elena de White, El Deseado de todas las gentes, p. 172).

Más tarde, Jesús se encontró con el hombre en el Templo y le dijo: “Mira que has sido sanado. No peques más, para que no te venga algo peor” (Juan 5:14). ¿Cuál es la relación entre la enfermedad y el pecado? ¿Por qué debemos entender que no todas las enfermedades son el resultado directo de pecados específicos?




Comentarios Elena G.W

El paralítico estaba indefenso; no había usado sus miembros durante treinta y ocho años. Sin embargo, Jesús le ordenó: “Levántate, toma tu lecho y anda”. El enfermo podría haber dicho: “Señor, si quieres sanarme, obedeceré tu palabra”. Pero no, él creyó la palabra de Cristo, creyó que había sido sanado, e hizo el esfuerzo de inmediato; quiso caminar, y caminó. Actuó según la palabra de Cristo, y Dios le dio el poder. Fue sanado. De la misma manera, tú eres un pecador. No puedes expiar tus pecados pasados; no puedes cambiar tu corazón y hacerte santo. Pero Dios promete hacer todo esto por ti a través de Cristo. Tú crees en esa promesa. Confiesas tus pecados y te entregas a Dios. Quieres servirle. Tan cierto como que haces esto, Dios cumplirá Su palabra para ti. Si crees en la promesa, si crees que estás perdonado y limpiado, Dios suple el hecho; Tú eres sano, así como Cristo le dio al paralítico el poder de caminar cuando el hombre creyó que había sido sanado. Es así si tú lo crees. No esperes a sentir que eres sano, sino di: “Lo creo; es así, no porque lo sienta, sino porque Dios lo ha prometido”. —El Camino a Cristo, págs. 50, 51.

Cristo le preguntó al paralítico: “¿Quieres ser sano?” ( Juan 5:6 ). ¡Qué pregunta! Para eso estaba allí, pero Cristo quería provocar en el corazón de aquel hombre la expresión del deseo de ser sano. Y cuando Cristo le ordenó que se levantara, tomara su lecho y anduviera, hizo exactamente lo que Cristo le había dicho que hiciera... No se detuvo a discutir, sino que hizo exactamente lo que se le había ordenado. Tomó su lecho, anduvo y desde entonces quedó sano. Ésta es la fe que necesitamos. Pero si os detenéis a explicar todo y a razonar cada punto, moriréis en vuestros pecados, porque nunca estaréis satisfechos.—Fe y Obras, pág. 68.

Cuando Cristo curó la enfermedad, advirtió a muchos de los afligidos: “No peques más, para que no te venga alguna cosa peor” ( Juan 5:14 ). Así enseñó que ellos mismos habían traído la enfermedad sobre sí mismos al transgredir las leyes de Dios, y que la salud sólo podía conservarse mediante la obediencia.

El médico debe enseñar a sus pacientes que deben cooperar con Dios en la obra de restauración. El médico tiene una comprensión cada vez mayor del hecho de que la enfermedad es el resultado del pecado. Sabe que las leyes de la naturaleza, tan verdaderamente como los preceptos del Decálogo, son divinas, y que sólo en obediencia a ellas puede recuperarse o conservarse la salud. Ve a muchos que sufren como resultado de prácticas nocivas, pero que podrían recuperar la salud si hicieran lo que pudieran por su propia restauración. Es necesario enseñarles que toda práctica que destruye las energías físicas, mentales o espirituales es pecado, y que la salud debe obtenerse mediante la obediencia a las leyes que Dios ha establecido para el bien de toda la humanidad.—El Ministerio de Curación, pág. 101. 113.


Deuteronomio 6:22   

22 Además, el Señor hizo señales y prodigios grandes y terribles delante de nuestros ojos contra Egipto, contra Faraón y contra toda su casa;

Deuteronomio 26:8   

8 Y Jehová nos sacó de Egipto con mano fuerte y brazo extendido, con gran terror, y con señales y prodigios;

Deuteronomio 18:15   

15 El Señor tu Dios te levantará un profeta de en medio de ti, de entre tus hermanos, como yo; a él escucharás.

Mateo 17:5   

5 Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Éste es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él escuchad.

Hechos 7:37   

37 Éste es el Moisés que dijo a los hijos de Israel: "Dios os levantará un profeta como yo de entre vuestros hermanos".




Marcos 12:10    CB

"¿Ni aun esta escritura habéis leído: La piedra que desecharon los edificadores Ha venido a ser cabeza del ángulo;"

Jn 10:34-35    CB

"Jesús les respondió: ¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois? Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada),"

Jn 13:18    CB

"No hablo de todos vosotros; yo sé a quienes he elegido; mas para que se cumpla la Escritura: El que come pan conmigo, levantó contra mí su calcañar."