PARA MEMORIZAR:
“También hizo Jesús muchas otras señales, en presencia de sus discípulos, que no están escritas en este libro. Pero estas fueron escritas para que ustedes crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios; y para que, creyendo, tengan vida por medio de él” (Juan 20:30, 31).

 
Lección 1: Para el 5 de octubre de 2024
SEÑALES QUE INDICAN EL CAMINO


Miércoles 2 de octubre
CORAZONES DUROS


- Audio Lección -

Las señales, las maravillas y los milagros no demuestran por sí mismos que algo provenga de Dios. Pero, por otro lado, cuando en verdad proceden de él, es peligroso rechazarlos.
Lee Juan 5:10 al 16.    CB    ¿Qué lecciones podemos extraer de la asombrosa dureza de corazón de los líderes religiosos con respecto a Jesús y al milagro que acababa de realizar?




Cuando Jesús se reveló al hombre que había sido sanado, este dijo inmediatamente a los líderes religiosos que había sido Jesús. Sin duda, esa era una ocasión para alabar a Dios, pero en lugar de ello, los líderes “perseguían a Jesús, y procuraban matarlo, porque hacía estas cosas en sábado” (Juan 5:16).

Las curaciones eran permitidas en sábado solo en casos de emergencia. Este hombre había estado incapacitado durante 38 años; por lo tanto, su curación no era una emergencia. Además, ¿qué necesidad había de que cargara con su lecho? Alguien con el poder de Dios para realizar tal milagro también sabía sin duda que no estaba permitido cargar una estera en el día de reposo. Claramente, Jesús estaba tratando de llevarlos a verdades bíblicas más profundas, más allá de las reglas y las regulaciones humanas que, en algunos casos, habían sofocado la verdadera fe.

¿Cómo podían estar tan ciegos estos líderes religiosos? La respuesta más probable es que ello se debía a sus corazones corruptos, a su falsa creencia de que el Mesías los libraría de Roma, y a su amor al poder y la falta de consagración a Dios. Todo esto contribuyó a que rechazaran la verdad que tenían delante.
Lee Juan 5:38 al 42. ¿Cuál fue la advertencia de Jesús? ¿Qué podemos aprender de estas palabras? Es decir, ¿qué puede haber en nosotros que nos impida percibir las verdades que necesitamos conocer y aplicar a nuestra vida?




Comentarios Elena G.W

El paralítico estaba indefenso; no había usado sus miembros durante treinta y ocho años. Sin embargo, Jesús le ordenó: “Levántate, toma tu lecho y anda”. El enfermo podría haber dicho: “Señor, si quieres sanarme, obedeceré tu palabra”. Pero no, él creyó la palabra de Cristo, creyó que había sido sanado, e hizo el esfuerzo de inmediato; quiso caminar, y caminó. Actuó según la palabra de Cristo, y Dios le dio el poder. Fue sanado. De la misma manera, tú eres un pecador. No puedes expiar tus pecados pasados; no puedes cambiar tu corazón y hacerte santo. Pero Dios promete hacer todo esto por ti a través de Cristo. Tú crees en esa promesa. Confiesas tus pecados y te entregas a Dios. Quieres servirle. Tan cierto como que haces esto, Dios cumplirá Su palabra para ti. Si crees en la promesa, si crees que estás perdonado y limpiado, Dios suple el hecho; Tú eres sano, así como Cristo le dio al paralítico el poder de caminar cuando el hombre creyó que había sido sanado. Es así si tú lo crees. No esperes a sentir que eres sano, sino di: “Lo creo; es así, no porque lo sienta, sino porque Dios lo ha prometido”. —El Camino a Cristo, págs. 50, 51.

Cristo le preguntó al paralítico: “¿Quieres ser sano?” ( Juan 5:6 ). ¡Qué pregunta! Para eso estaba allí, pero Cristo quería provocar en el corazón de aquel hombre la expresión del deseo de ser sano. Y cuando Cristo le ordenó que se levantara, tomara su lecho y anduviera, hizo exactamente lo que Cristo le había dicho que hiciera... No se detuvo a discutir, sino que hizo exactamente lo que se le había ordenado. Tomó su lecho, anduvo y desde entonces quedó sano. Ésta es la fe que necesitamos. Pero si os detenéis a explicar todo y a razonar cada punto, moriréis en vuestros pecados, porque nunca estaréis satisfechos.—Fe y Obras, pág. 68.

Cuando Cristo curó la enfermedad, advirtió a muchos de los afligidos: “No peques más, para que no te venga alguna cosa peor” ( Juan 5:14 ). Así enseñó que ellos mismos habían traído la enfermedad sobre sí mismos al transgredir las leyes de Dios, y que la salud sólo podía conservarse mediante la obediencia.

El médico debe enseñar a sus pacientes que deben cooperar con Dios en la obra de restauración. El médico tiene una comprensión cada vez mayor del hecho de que la enfermedad es el resultado del pecado. Sabe que las leyes de la naturaleza, tan verdaderamente como los preceptos del Decálogo, son divinas, y que sólo en obediencia a ellas puede recuperarse o conservarse la salud. Ve a muchos que sufren como resultado de prácticas nocivas, pero que podrían recuperar la salud si hicieran lo que pudieran por su propia restauración. Es necesario enseñarles que toda práctica que destruye las energías físicas, mentales o espirituales es pecado, y que la salud debe obtenerse mediante la obediencia a las leyes que Dios ha establecido para el bien de toda la humanidad.—El Ministerio de Curación, pág. 101. 113.


Juan 9:1-16   

1 Al pasar, vio a un hombre ciego de nacimiento. 2 Sus discípulos le preguntaron: «Maestro, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que naciera ciego?» 3 Jesús le respondió: «No pecó éste ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él. 4 Es necesario que hagamos las obras del que me envió mientras dura el día; porque la noche viene, cuando nadie puede trabajar. 5 Mientras yo estoy en el mundo, luz soy del mundo.» 6 Dicho esto, escupió en tierra, hizo lodo con la saliva y le untó el lodo en los ojos, 7 y le dijo: «Ve a lavarte en el estanque de Siloé» (que traducido significa: Enviado). Entonces él fue, se lavó y volvió viendo. 8 Entonces los vecinos, y los que antes lo habían visto mendigando, decían: «¿No es éste el que se sentaba a mendigar?» 9 Otros decían: «Es éste», y otros: «No, sino que es como él». Pero él repetía: «Soy yo». 10 Entonces le dijeron: «¿Cómo, pues, se te abrieron los ojos?». 11 Él respondió: «El hombre que se llama Jesús hizo barro, me untó los ojos y me dijo: «Ve al Siloé y lávate». Entonces fui, me lavé y recibí la vista. 12 Le dijeron: «¿Dónde está?». «No lo sé», respondió. 13 Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. 14 Era sábado el día en que Jesús hizo el barro y le abrió los ojos. 15 Los fariseos volvieron a preguntarle cómo había recibido la vista. Él les respondió: «Me puso barro en los ojos, me lavé y veo». 16 Algunos de los fariseos decían: «Ese hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado». Pero otros decían: «¿Cómo puede un hombre pecador hacer estas señales?» Y hubo división entre ellos.

Marcos 3:22-23   

22 Los escribas que habían venido de Jerusalén decían: «Tiene a Beelzebú», y: «Por el príncipe de los demonios echa fuera los demonios». 23 Jesús los llamó y les habló en parábolas: «¿Cómo puede Satanás echar fuera a Satanás?

Mateo 12:9-14   

9 Salió de allí y entró en la sinagoga de ellos. 10 Había allí un hombre que tenía la mano seca. Y para poder acusarle, le preguntaron: «¿Es lícito curar en sábado?». 11 Jesús les respondió: «¿Qué hombre hay de vosotros que tenga una oveja, y si ésta cae en un hoyo en sábado, no la agarra y la saca? 12 Pues ¿cuánto más vale un hombre que una oveja? Así que, sí es lícito hacer bien en sábado». 13 Entonces dijo al hombre: «Extiende la mano». Él la extendió, y le fue restaurada como la otra. 14 Pero los fariseos salieron y conspiraron contra él para ver cómo matarle.

Deuteronomio 18:15   

15 El Señor tu Dios te levantará un profeta de en medio de ti, de entre tus hermanos, como yo; a él escucharás.

Mateo 17:5   

5 Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Éste es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él escuchad.

Hechos 7:37   

37 Éste es el Moisés que dijo a los hijos de Israel: "Dios os levantará un profeta como yo de entre vuestros hermanos".




Marcos 12:10    CB

"¿Ni aun esta escritura habéis leído: La piedra que desecharon los edificadores Ha venido a ser cabeza del ángulo;"

Jn 10:34-35    CB

"Jesús les respondió: ¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois? Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada),"

Jn 13:18    CB

"No hablo de todos vosotros; yo sé a quienes he elegido; mas para que se cumpla la Escritura: El que come pan conmigo, levantó contra mí su calcañar."