PARA MEMORIZAR:
“También hizo Jesús muchas otras señales, en presencia de sus discípulos, que no están escritas en este libro. Pero estas fueron escritas para que ustedes crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios; y para que, creyendo, tengan vida por medio de él” (Juan 20:30, 31).

 
Lección 1: Para el 5 de octubre de 2024
SEÑALES QUE INDICAN EL CAMINO


Sábado 28 de septiembre

- Audio Lección -

Leer para el estudio de esta semana Juan 2:1–11; Juan 4:46–54; Juan 5:1–16; Marcos 3:22, 23; Mateo 12:9–14; Juan 5:16–47 .
Texto de memoria: “Realmente hizo Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, que no están escritas en este libro; pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre” ( Juan 20:30, 31 ).    CB   

¿Por qué escribió Juan su Evangelio? ¿Quería destacar los milagros de Jesús o algunas enseñanzas específicas de Jesús? ¿Cuál fue el motivo para escribir lo que escribió?

Bajo el poder y la influencia del Espíritu Santo, Juan explica por qué. Dice que, aunque se podrían escribir muchas más cosas sobre la vida de Cristo ( Juan 21:25 )    CB    , las historias que incluyó fueron escritas para “que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre” ( Juan 20:31 ).

Esta semana veremos el relato de Juan sobre algunos de los primeros milagros de Jesús: desde convertir el agua en vino en una boda, hasta devolverle la salud al hijo muy enfermo de alguien y la curación del hombre en el estanque de Betesda.

Juan llama a estos milagros “señales”. No se refiere a algo así como un cartel en la calle, sino más bien a un acontecimiento milagroso que apunta hacia una realidad más profunda: Jesús como el Mesías. En todos estos relatos, vemos ejemplos de personas que respondieron con fe. Y sus ejemplos nos invitan a hacer lo mismo.


Comentarios Elena G.W

                Como alguien que entiende su tema, Juan atribuye todo poder a Cristo, y habla de su grandeza y majestad. Emite rayos
                divinos de preciosa verdad, como la luz del sol. Presenta a Cristo como el único Mediador entre Dios y la humanidad.
                la doctrina de la encarnación de Cristo en carne humana es un misterio, “el misterio que había estado oculto desde los
                siglos y edades”. Es el grande y profundo misterio de la piedad. “El Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros”.
                Cristo tomó sobre sí la naturaleza humana, una naturaleza inferior a su naturaleza celestial. Nada muestra tanto la
                maravillosa condescendencia de Dios como esto. “De tal manera amó al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito”. Juan
                presenta este maravilloso tema con tal sencillez que todos pueden captar las ideas expuestas y ser iluminados.—The
                Review and Herald, 5 de abril de 1906.
                                        
                
                Lo que el habla es para el pensamiento, así es Cristo para el Padre invisible. Él es la manifestación del Padre, y es
                llamado el Verbo de Dios. Dios envió a su Hijo al mundo, su divinidad revestida de humanidad, para que el hombre pudiera
                llevar la imagen del Dios invisible. Él dio a conocer en sus palabras, su carácter, su poder y majestad, la naturaleza y
                los atributos de Dios.
                Cada milagro que Cristo realizó fue una señal de su divinidad. Estaba haciendo la misma obra que se había predicho
                
                Como legislador, Jesús ejerció la autoridad de Dios; sus mandamientos y decisiones fueron apoyados por la soberanía del
                trono eterno. La gloria del Padre fue revelada en el Hijo; Cristo puso de manifiesto el carácter del Padre. Estaba tan
                perfectamente conectado con Dios, tan completamente envuelto en su luz envolvente, que el que había visto al Hijo había
                visto al Padre. Su voz era como la voz de Dios... Él dice: “Yo estoy en el Padre, y el Padre en mí”. “Nadie conoce al
                Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar”. “El que me ha
                visto a mí, ha visto al Padre” ( Juan 14:11; Mateo 11:27; 14:9 )—Para que yo le conozca, pág. 38.
                
                Cada milagro que Cristo realizó fue una señal de su divinidad. Estaba haciendo la misma obra que se había predicho
                acerca del Mesías; pero para los fariseos estas obras de misericordia eran una ofensa positiva. Los dirigentes judíos
                miraban con cruel indiferencia el sufrimiento humano. En muchos casos, su egoísmo y su opresión habían causado la
                aflicción que Cristo alivió. Por eso sus milagros eran para ellos un oprobio.

                Lo que indujo a los judíos a rechazar la obra del Salvador fue la evidencia más alta de su carácter divino. El mayor
                significado de sus milagros se ve en el hecho de que eran para bendición de la humanidad. La evidencia más alta de que
                él vino de Dios es que su vida reveló el carácter de Dios. Hizo las obras y pronunció las palabras de Dios. Una vida así
                es el mayor de todos los milagros.—El Deseado de todas las gentes, pág. 406.
                                

Juan 2:1-11   

1 Al tercer día se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. 2 Jesús y sus discípulos fueron invitados a la boda. 3 Cuando se acabó el vino, la madre de Jesús le dijo: «No tienen vino». 4 Jesús le respondió: «Mujer, ¿qué tenemos que ver con eso? Mi hora aún no ha llegado». 5 Su madre dijo a los que servían: «Haced todo lo que Él os diga». 6 Había allí seis tinajas de piedra, según la costumbre de los judíos para la purificación, de veinte o treinta galones cada una. 7 Jesús les dijo: «Llenen de agua estas tinajas». Y las llenaron hasta el borde. 8 Él les dijo: «Saquen ahora un poco y llévenselo al jefe de los camareros». Y se las llevaron. 9 Y cuando el maestresala probó el agua convertida en vino, sin saber de dónde era (pero lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua), llamó al novio, 10 y le dijo: Todo hombre sirve primero el buen vino, y cuando ya han bebido bastante, entonces sirve el vino inferior; pero tú has reservado el buen vino hasta ahora. 11 Este principio de sus señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en él.

Juan 4:46-5:16   

46 Vino, pues, Jesús otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Había allí un oficial del rey cuyo hijo estaba enfermo en Capernaúm. 47 Cuando oyó que Jesús había llegado de Judea a Galilea, fue a verlo y le rogó que descendiera y sanara a su hijo, que estaba a punto de morir. 48 Jesús le respondió: «Si no veis señales y prodigios, no creeréis». 49 El oficial del rey le dijo: «Señor, desciende antes de que mi hijo muera». 50 Jesús le dijo: «Vete, tu hijo vive». El hombre creyó en la palabra que Jesús le dijo y se puso en camino. 51 Mientras descendía, sus siervos salieron a recibirlo y le dijeron que su hijo vivía. 52 Entonces les preguntó a qué hora había comenzado a sentirse mejor. Ellos le dijeron: «Ayer a la hora séptima se le fue la fiebre». 53 El padre comprendió que aquella era la hora en que Jesús le había dicho: "Tu hijo vive"; y creyó él y toda su casa. 54 Esta es la segunda señal que hizo Jesús, cuando salió de Judea a Galilea. 1 Después de estas cosas había una fiesta de los judíos, y subió Jesús a Jerusalén. 2 Había en Jerusalén, junto a la puerta de las ovejas, un estanque llamado en hebreo Betesda, que tenía cinco pórticos. 3 En ellos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos, que esperaban el movimiento de las aguas, 4 porque de vez en cuando un ángel del Señor descendía al estanque y agitaba el agua; y el primero que descendía al estanque después del movimiento del agua, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviera. 5 Había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo. 6 Jesús, al verlo acostado y saber que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: «¿Quieres curarte?» 7 El enfermo le respondió: «Señor, no tengo a nadie que me meta en el estanque cuando se agita el agua; mientras yo voy, otro desciende antes que yo.» 8 Jesús le dijo: «Levántate, toma tu camilla y anda.» 9 Al instante el hombre quedó sano, tomó su camilla y se puso a andar. Era sábado aquel día. 10 Los judíos decían al que había sido curado: «Es sábado y no te está permitido llevar tu camilla.» 11 Pero él les respondió: «El que me curó es el que me dijo: “Toma tu camilla y anda”.» 12 Le preguntaron:¿Quién es el hombre que te dijo: “Toma tu camilla y anda”?13 Pero el que había sido sanado no sabía quién era, porque Jesús se había alejado mientras había mucha gente en aquel lugar. 14 Después Jesús lo encontró en el templo y le dijo: «Mira, has sido sanado; no peques más, para que no te suceda algo peor». 15 El hombre se fue y dio aviso a los judíos de que era Jesús quien lo había sanado. 16 Por eso los judíos perseguían a Jesús, porque hacía estas cosas en el día de reposo.

Marcos 3:22-23   

22 Los escribas que habían venido de Jerusalén decían: «Tiene a Beelzebú», y: «Por el príncipe de los demonios echa fuera los demonios». 23 Jesús los llamó y les habló en parábolas: «¿Cómo puede Satanás echar fuera a Satanás?

Mateo 12:9-14   

9 Salió de allí y entró en la sinagoga de ellos. 10 Había allí un hombre que tenía la mano seca. Y para poder acusarle, le preguntaron: «¿Es lícito curar en sábado?». 11 Jesús les respondió: «¿Qué hombre hay de vosotros que tenga una oveja, y si ésta cae en un hoyo en sábado, no la agarra y la saca? 12 Pues ¿cuánto más vale un hombre que una oveja? Así que, sí es lícito hacer bien en sábado». 13 Entonces dijo al hombre: «Extiende la mano». Él la extendió, y le fue restaurada como la otra. 14 Pero los fariseos salieron y conspiraron contra él para ver cómo matarle.

Juan 5:16-47   

16 Por esta razón los judíos perseguían a Jesús, porque hacía estas cosas en el día de reposo. 17 Pero Él les respondió: Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo también trabajo. 18 Por esta razón los judíos aún más procuraban matarlo, porque no sólo quebrantaba el día de reposo, sino que también llamaba a Dios su propio Padre, haciéndose igual a Dios. 19 Respondió Jesús y les dijo: De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, a menos que vea hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente. 20 Porque el Padre ama al Hijo, y le muestra todas las cosas que él hace; y obras mayores que estas le mostrará el Padre, de modo que os maravilléis. 21 Porque como el Padre levanta a los muertos y les da vida, así también el Hijo a los que quiere da vida. 22 Porque ni siquiera el Padre juzga a nadie, sino que todo el juicio dio al Hijo, 23 para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que lo envió. 24 De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida. 25 De cierto, de cierto os digo: Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oigan vivirán. 26 Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así también le dio al Hijo el tener vida en sí mismo; 27 y le dio autoridad de hacer juicio, por cuanto es el Hijo del Hombre. 28 No os maravilléis de esto; porque viene la hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; 29 y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida, y los que hicieron lo malo, a resurrección de juicio. 30 Yo no puedo hacer nada por mi propia cuenta; según oigo, así juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. 31 Si yo solo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio no es verdadero. 32 Otro es el que da testimonio de mí, y sé que el testimonio que da de mí es verdadero. 33 Enviasteis mensajes a Juan, y él dio testimonio de la verdad. 34 Pero yo no recibo testimonio de hombre alguno; digo esto para que vosotros seáis salvos. 35 Él era la lámpara que ardía y alumbraba; y vosotros quisisteis regocijaros por un tiempo en su luz.36 Pero el testimonio que yo tengo es mayor que el testimonio de Juan; porque las obras que el Padre me dio para que cumpliera, las mismas obras que yo hago, dan testimonio de mí, de que el Padre me ha enviado. 37 Y el Padre que me envió, él ha dado testimonio de mí. Ustedes nunca han oído su voz, ni han visto su apariencia. 38 Su palabra no permanece en ustedes, porque no creen al que él envió. 39 Ustedes escudriñan las Escrituras porque piensan que en ellas tienen la vida eterna; ellas son las que dan testimonio de mí; 40 y no quieren venir a mí para que tengan vida. 41 No recibo gloria de los hombres; 42 pero yo los conozco, que no tienen el amor de Dios en ustedes mismos. 43 Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me reciben; si otro viene en su propio nombre, a ése recibirán. 44 ¿Cómo podéis creer, si recibís gloria los unos de los otros, y no buscáis la gloria que viene del único Dios? 45 No penséis que yo os voy a acusar delante del Padre; el que os acusa es Moisés, en quien habéis puesto vuestra esperanza. 46 Porque si creyerais a Moisés, creeríais a mí, porque de mí escribió él. 47 Pero si no creéis a sus escritos, ¿cómo creeréis a mis palabras?

Marcos 12:41-13:32   

41 Estando Jesús sentado delante del arca de la ofrenda, miraba cómo el pueblo echaba dinero en el arca; y muchos ricos echaban mucho. 42 Y vino una viuda pobre, y echó dos blancas, o sea un cuadrante. 43 Entonces llamando a sus discípulos, les dijo: De cierto os digo que esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca; 44 porque todos han echado de lo que les sobra; pero ésta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su sustento. 13 Saliendo Jesús del templo, le dijo uno de sus discípulos: Maestro, mira qué piedras, y qué edificios. 2 Jesús, respondiendo, le dijo: ¿Ves estos grandes edificios? No quedará piedra sobre piedra, que no sea derribada. 3 Y se sentó en el monte de los Olivos, frente al templo. Y Pedro, Jacobo, Juan y Andrés le preguntaron aparte: 4 Dinos, ¿cuándo serán estas cosas? ¿Y qué señal habrá cuando todas estas cosas hayan de cumplirse? 5 Jesús, respondiéndoles, comenzó a decir: Mirad que nadie os engañe; 6 porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y engañarán a muchos. 7 Mas cuando oigáis de guerras y de rumores de guerras, no os turbéis, porque es necesario que suceda así; pero aún no es el fin. 8 Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá terremotos en muchos lugares, y habrá hambres y alborotos; principios de dolores son estos. 9 Pero mirad por vosotros mismos; porque os entregarán a los concilios, y en las sinagogas os azotarán; y delante de gobernadores y de reyes os llevarán por causa de mí, para testimonio a ellos. 10 Y es necesario que el evangelio sea predicado antes a todas las naciones. 11 Pero cuando os trajeren para entregaros, no os preocupéis por lo que habéis de decir, ni lo penséis, sino lo que os fuere dado en aquella hora, eso hablad; porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu Santo. 12 Y el hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo; y se levantarán los hijos contra los padres, y los matarán. 13 Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre; mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo. 14 Pero cuando veáis la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel, puesta donde no debe estar (el que lee, entienda), entonces los que estén en Judea huyan a los montes. 15 El que esté en la azotea, no descienda a la casa, ni entre para tomar algo de su casa; 16 y el que esté en el campo, no vuelva atrás a tomar su capa. 17 Mas !!ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días! 18 Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno; 19 porque aquellos días serán de tribulación cual nunca ha habido desde el principio de la creación que Dios creó, hasta este tiempo, ni la habrá. 20 Y si el Señor no hubiese acortado aquellos días, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos que él escogió, acortó aquellos días. 21 Entonces si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo; o, mirad, allí está, no le creáis. 22 Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y harán señales y prodigios, para engañar, si fuese posible, aun a los escogidos. 23 Mas vosotros mirad; os lo he dicho todo antes. 24 Pero en aquellos días, después de aquella tribulación, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, 25 y las estrellas caerán del cielo, y las potencias que están en los cielos serán conmovidas. 26 Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en las nubes con gran poder y gloria. 27 Y entonces enviará sus ángeles, y juntará a sus escogidos de los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo. 28 De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. 29 Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas. 30 De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca. 31 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. 32 Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre.

Daniel 9:24-27   

24 Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos. 25 Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos. 26 Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones. 27 Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador.

Daniel 7:25   

25 Y hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará, y pensará en cambiar los tiempos y la ley; y serán entregados en su mano hasta tiempo, y tiempos, y medio tiempo.

1 Tesalonicenses 4:13-18   

13 Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. 14 Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. 15 Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. 16 Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. 17 Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. 18 Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.




Marcos 12:10    CB

"¿Ni aun esta escritura habéis leído: La piedra que desecharon los edificadores Ha venido a ser cabeza del ángulo;"

Jn 10:34-35    CB

"Jesús les respondió: ¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois? Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada),"

Jn 13:18    CB

"No hablo de todos vosotros; yo sé a quienes he elegido; mas para que se cumpla la Escritura: El que come pan conmigo, levantó contra mí su calcañar."