Domingo 20 de octubre | Lección 4
EL TESTIMONIO DE JUAN EL BAUTISTA
Como ilustraba la lección de la semana pasada, el Evangelio de Juan co-mienza con Jesucristo, el Verbo, en su existencia eterna antes de la Creación. Pero, en ese mismo prólogo, Juan el Bautista aparece como testigo de Jesús. Algunos judíos de la época de Jesús esperaban dos mesías, uno sacerdotal y otro real. Juan enseña claramente que Juan el Bautista no pretendía ser uno de esos mesías, sino que era testigo del único Mesías verdadero.
Lee Juan 1:19 al 23. CB ¿Cómo explicó Juan el Bautista su ministerio y su misión?
Los líderes religiosos enviaron sacerdotes y levitas a preguntarle a Juan quién era. Coii las grandes expectativas mesiánicas que había en Judea, era importante que el Bautista aclarara su relación con respecto a ellas. Él no era la Luz, pero había sido enviado por Dios para dar testimonio de la Luz y preparar la venida del Mesías (Juan 1:6-8). Por eso les respondió tan claramente como pudo, diciendo: "Yo no soy el Cristo" (Juan 1:20).
Además, Juan bautizaba con agua, pero Cristo bautizaría con el Espíritu (Juan 1:26, 33). Juan no era digno de desatar la correa de las sandalias de Jesús (vers. 27). Cristo superaba a Juan, pues existía desde antes que él (vers. 30). Jesús era el Hijo de Dios, y Juan se limitó a señalarlo como tal (vers. 34).
Lee Isaías 40:1 al 5 CB y Juan 1:23. CB ¿Cómo utiliza Juan estos versículos?
En la época de los caminos repletos de huecos y rocas, a veces se enviaban siervos delante del rey para nivelar la superficie de las calzadas, eliminar las curvas cerradas y allanar así el camino del soberano. En cumplimiento de la profecía, Juan vino con el fin de preparar el corazón de las personas para Jesús.
■ ¿Cómo deberíamos los adventistas del séptimo día cumplir el mismo tipo de ministerio que Juan el Bautista? ¿Cuáles son los paralelismos?
Había una gran obra asignada para el profeta Juan, pero no había escuela en la tierra con la cual pudiera relacionarse. Su conocimiento debía obtenerse lejos de las ciudades, en el desierto. Las Escrituras del Antiguo Testamento, Dios y la naturaleza que Dios había creado, debían ser sus libros de estudio. Dios estaba preparando a Juan para su obra de preparar el camino del Señor. Su alimento era simplemente langostas y miel silvestre. Las costumbres y prácticas de los hombres no debían ser la educación de este hombre. El ensimismamiento mundano no debía desempeñar parte en la formación de su carácter...Buscó el favor de Dios, y el Espíritu Santo descansó sobre él y encendió en su corazón un celo ardiente para hacer la gran obra de llamar al pueblo al arrepentimiento y a una vida más elevada y más santa. Juan se estaba preparando, mediante las privaciones y penalidades de su vida aislada, para controlar de tal modo todas sus facultades físicas y mentales que pudiera permanecer entre la gente tan impasible ante las circunstancias circundantes como lo eran las rocas y las montañas del desierto que lo habían rodeado durante treinta años.—Comentarios de Elena G. de White, en Comentarios bíblicos adventistas del séptimo día, tomo 5, pág. 1115.
La niñez, juventud y adultez de Juan se habían caracterizado por la firmeza y el poder moral. Cuando se oyó su voz en el desierto que decía: “Preparad el camino del Señor; enderezad sus sendas” ( Mateo 3:3 ), Satanás temió por la seguridad de su reino. La pecaminosidad del pecado se reveló de tal manera que los hombres temblaron. El poder de Satanás sobre muchos que habían estado bajo su control fue quebrantado. No se había cansado de esforzarse por apartar al Bautista de una vida de entrega sin reservas a Dios; pero había fracasado. Y no había logrado vencer a Jesús. En la tentación en el desierto, Satanás había sido derrotado, y su furor era grande. Ahora decidió afligir a Cristo hiriendo a Juan. A Aquel a quien no podía inducir a pecar, lo haría sufrir.—El Deseado de todas las gentes, pág. 224.
El testimonio de Juan había sido positivo, se había dado en la demostración del Espíritu y con poder. Había testificado de lo que sus ojos habían visto, de lo que sus oídos habían oído, de lo que sus manos habían palpado, de la palabra de vida. Jesús dijo: “Otro es el que da testimonio de mí; y sé que el testimonio que da de mí es verdadero”. Los escribas y fariseos habían creído las palabras de Juan en ese momento, pero el orgullo y la incredulidad obraban en sus corazones según las órdenes de Satanás, y se revelaron la envidia, los celos y el odio absoluto hacia Cristo. Jesús dijo a sus discípulos: “Si yo no hubiera venido, ni les hubiera hablado, no tendrían pecado; . . . pero ahora han visto y han aborrecido a mí y a mi Padre. . . . “Mas cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí.”—Signs of the Times, 13 de noviembre de 1893, párrafos 3, 4.
Juan 1:19-2319 Éste es el testimonio de Juan, cuando los judíos le enviaron sacerdotes y levitas de Jerusalén para que le preguntasen: «¿Tú, quién eres?» 20 Y él confesó, y no negó, sino que confesó: «Yo no soy el Cristo». 21 Le preguntaron: «¿Qué, pues? ¿Eres tú Elías?» Y él respondió: «No lo soy». «¿Eres tú el profeta?» Y él respondió: «No». 22 Entonces le dijeron: «¿Quién eres tú, para que podamos dar respuesta a los que nos enviaron? ¿Qué dices de ti mismo?» 23 Él respondió: «Yo soy la voz de uno que clama en el desierto: "Enderezad el camino del Señor", como dijo el profeta Isaías».Isaías 40:1-51 Consolad, consolad a mi pueblo, dice vuestro Dios. 2 Hablad al corazón de Jerusalén, decidle a voces que su tiempo ha terminado, que su iniquidad ha sido perdonada, que doble castigo ha recibido de la mano del Señor por todos sus pecados. 3 Voz que clama: Preparad camino al Señor en el desierto; allanad calzada en la soledad para nuestro Dios. 4 Todo valle sea alzado, y bájese todo monte y colina; lo áspero conviértase en llanura, y lo escarpado en valle ancho. 5 Entonces se revelará la gloria del Señor, y toda carne a una la verá, porque la boca del Señor ha hablado.Juan 1:29-3729 Al día siguiente vio a Jesús que venía hacia él y dijo: «¡He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo! 30 Este es aquel de quien yo dije: “Después de mí viene un hombre superior a mí, porque existía antes que yo”. 31 Yo no lo reconocí, pero para que se manifestara a Israel, vine yo bautizando en agua.» 32 Juan dio testimonio diciendo: «He visto al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y permaneció sobre él. 33 Yo no lo reconocí, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: “Aquel sobre quien veas descender el Espíritu y permanecer sobre él, ése es el que bautiza en el Espíritu Santo”. 34 Yo mismo lo he visto, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios.» 35 Al día siguiente estaba otra vez Juan con dos de sus discípulos, 36 y viendo a Jesús que pasaba, dijo: «¡He aquí el Cordero de Dios!» 37 Los dos discípulos le oyeron hablar y siguieron a Jesús.Romanos 5:66 Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos.Juan 1:35-3935 Al día siguiente Juan estaba allí otra vez con dos de sus discípulos, 36 y viendo a Jesús que pasaba, dijo: He aquí el Cordero de Dios. 37 Los dos discípulos le oyeron hablar y siguieron a Jesús. 38 Jesús se volvió y, al ver que le seguían, les dijo: ¿Qué buscáis? Ellos le dijeron: Rabí (que traducido significa Maestro), ¿dónde moras? 39 Él les dijo: Venid y lo veréis. Fueron, pues, y vieron dónde moraba, y se quedaron con él aquel día; porque era como la hora décima. 43 Al día siguiente, Jesús se propuso ir a Galilea, y encontró a Felipe. Jesús le dijo: Sígueme. 44 Felipe era de Betsaida, de la ciudad de Andrés y Pedro. 45 Felipe encontró a Natanael y le dijo: Hemos hallado a aquel de quien escribió Moisés en la ley, y también los profetas: a Jesús, el hijo de José, de Nazaret. 46 Natanael le dijo: ¿De Nazaret puede salir algo bueno? Felipe le dijo: Ven y lo verás. 47 Jesús vio a Natanael que se acercaba y dijo de él: He aquí un verdadero israelita, en quien no hay engaño. 48 Natanael le dijo: ¿De dónde me conoces? Jesús le respondió: Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi. 49 Natanael le respondió: Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel. 50 Respondió Jesús y le dijo: Porque te dije que te vi debajo de la higuera, ¿crees? Cosas mayores que éstas verás. 51 Y le dijo: De cierto, de cierto os digo: De aquí en adelante veréis los cielos abiertos y a los ángeles de Dios subiendo y bajando sobre el Hijo del Hombre.Juan 3:1-211 Había un hombre de los fariseos llamado Nicodemo, un principal entre los judíos. 2 Este vino a Jesús de noche y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si Dios no está con él. 3 Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. 4 Nicodemo le respondió: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Acaso puede entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? 5 Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. 6 Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. 7 No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. 8 El viento sopla donde quiere, y oyes su sonido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu. 9 Nicodemo le respondió: ¿Cómo puede ser esto? 10 Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto? 11 De cierto, de cierto te digo: lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos; y no recibís nuestro testimonio. 12 Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales? 13 Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del Hombre. 14 Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado; 15 para que todo aquel que cree, tenga en él vida eterna. 16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. 17 Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. 18 El que en él cree, no es condenado; 19 Y este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, pues sus obras eran malas. 20 Porque todo aquel que hace lo malo , aborrece la luz y no viene a la luz por temor a que sus obras sean reprendidas. 21 Pero el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. |
1 Corintios 1:26-2926 Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; 27 sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; 28 y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, 29 a fin de que nadie se jacte en su presencia. |
Marcos 12:10 CB"¿Ni aun esta escritura habéis leído: La piedra que desecharon los edificadores Ha venido a ser cabeza del ángulo;"Jn 10:34-35 CB"Jesús les respondió: ¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois? Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada),"Jn 13:18 CB"No hablo de todos vosotros; yo sé a quienes he elegido; mas para que se cumpla la Escritura: El que come pan conmigo, levantó contra mí su calcañar." |