LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Juan 1:19:23; Isaías 40:1-5; Juan 1:29-37; Romanos 5:6; Juan 1:35-39; 1:43-51; 3:1-21.
PARA MEMORIZAR:
"Jesús respondió: 'Te aseguro, el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios'" (Juan 3:3). CB
Sin duda, Jesús proporcionó a la gente poderosa evidencia bíblica en respaldo de sus afirmaciones acerca de sí mismo, incluyendo: "Les aseguro: El que cree, tiene vida eterna" (Juan 6:47). CB Pero hay más. Convirtió el agua en vino; alimentó a miles de personas con unos pocos panes y peces; sanó al hijo del noble; restauró al hombre en el estanque de Betesda; dio la vista al ciego de nacimiento; y resucitó a Lázaro. El evangelista recurre a toda una serie de acontecimientos y personas (judíos, gentiles, ricos, pobres, hombres, mujeres, gobernantes, plebeyos, cultos e incultos) para que den testimonio de quién es Jesús.
Juan señala incluso al propio Padre y a las Escrituras como testigos de la identidad del Maestro.
Esta semana comienza con el poderoso testimonio de Juan el Bautista. También aparecen en escena otros testigos: Andrés y Simón Pedro, Felipe y Natanael; y un testigo inesperado, el fariseo Nicodemo. Pero hay otro testigo que permanece en la sombra (ese otro discípulo con Andrés, en Juan 1:35,40): el propio Juan.
Todos los rayos de luz que brillan en las Escrituras señalan a Jesucristo y dan testimonio de él, uniendo las Escrituras del Antiguo y del Nuevo Testamento. Cristo es presentado como el autor y consumador de su fe, Él mismo como aquel en quien se centran sus esperanzas de vida eterna. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”… Jesucristo es el conocimiento del Padre, y Cristo es nuestro gran maestro enviado por Dios. Cristo ha declarado en el sexto capítulo de Juan que él es ese pan enviado del cielo. “De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna” (Fundamentals of Christian Education, pág. 383).Jesús dijo a los escribas y fariseos: “No queréis venir a mí para que tengáis vida”. “Porque todo aquel que hace lo malo, odia la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas”. “Enviasteis mensajes a Juan, y él dio testimonio de la verdad. Pero yo no recibo testimonio de hombre; pero digo esto para que seáis salvos”. Les hace un llamamiento para que recuerden la profunda convicción que había en ellos bajo los mensajes de Juan. Dijo: “Él era una antorcha que ardía y brillaba; y vosotros quisisteis regocijaros por un tiempo en su luz. Pero yo tengo un testimonio mayor que el de Juan; porque las obras que el Padre me dio para que terminase, las mismas obras que yo hago, dan testimonio de mí, de que el Padre me ha enviado. Y el Padre mismo, que me envió, ha dado testimonio de mí. Nunca habéis oído su voz, ni habéis visto su forma. Y su palabra no mora en vosotros; “Porque a quien él envió, vosotros no creéis.” El testimonio del Padre había sido dado. “Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él; y he aquí una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.”—Signs of the Times, 13 de noviembre de 1893, párrafo 2.
Al emprender la gran obra de su vida terrenal, Jesús escogió a cinco discípulos: Juan, Andrés, Simón, Felipe y Natanael. Estos hombres fueron llamados a abandonar sus humildes ocupaciones para acompañar al Salvador en su ministerio, recibir sus enseñanzas divinas y presenciar sus poderosos milagros, para poder publicarlos al mundo. Se iba a celebrar una boda en Caná de Galilea. Los contrayentes eran parientes de José y María. Cristo sabía de esta reunión familiar y de que muchas personas influyentes se reunirían allí, de modo que, en compañía de sus nuevos discípulos, se dirigió a Caná. Tan pronto como se supo que Jesús había llegado al lugar, se le envió una invitación especial a él y a sus amigos. Esto era lo que él se había propuesto, y por eso honró la fiesta con su presencia.—Redemption: Or the Miracles of Christ, the Mighty One, p. 3.
Juan 1:19-2319 Éste es el testimonio de Juan, cuando los judíos le enviaron sacerdotes y levitas de Jerusalén para que le preguntasen: «¿Tú, quién eres?» 20 Y él confesó, y no negó, sino que confesó: «Yo no soy el Cristo». 21 Le preguntaron: «¿Qué, pues? ¿Eres tú Elías?» Y él respondió: «No lo soy». «¿Eres tú el profeta?» Y él respondió: «No». 22 Entonces le dijeron: «¿Quién eres tú, para que podamos dar respuesta a los que nos enviaron? ¿Qué dices de ti mismo?» 23 Él respondió: «Yo soy la voz de uno que clama en el desierto: "Enderezad el camino del Señor", como dijo el profeta Isaías».Isaías 40:1-51 Consolad, consolad a mi pueblo, dice vuestro Dios. 2 Hablad al corazón de Jerusalén, decidle a voces que su tiempo ha terminado, que su iniquidad ha sido perdonada, que doble castigo ha recibido de la mano del Señor por todos sus pecados. 3 Voz que clama: Preparad camino al Señor en el desierto; allanad calzada en la soledad para nuestro Dios. 4 Todo valle sea alzado, y bájese todo monte y colina; lo áspero conviértase en llanura, y lo escarpado en valle ancho. 5 Entonces se revelará la gloria del Señor, y toda carne a una la verá, porque la boca del Señor ha hablado.Juan 1:29-3729 Al día siguiente vio a Jesús que venía hacia él y dijo: «¡He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo! 30 Este es aquel de quien yo dije: “Después de mí viene un hombre superior a mí, porque existía antes que yo”. 31 Yo no lo reconocí, pero para que se manifestara a Israel, vine yo bautizando en agua.» 32 Juan dio testimonio diciendo: «He visto al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y permaneció sobre él. 33 Yo no lo reconocí, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: “Aquel sobre quien veas descender el Espíritu y permanecer sobre él, ése es el que bautiza en el Espíritu Santo”. 34 Yo mismo lo he visto, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios.» 35 Al día siguiente estaba otra vez Juan con dos de sus discípulos, 36 y viendo a Jesús que pasaba, dijo: «¡He aquí el Cordero de Dios!» 37 Los dos discípulos le oyeron hablar y siguieron a Jesús.Romanos 5:66 Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos.Juan 1:35-3935 Al día siguiente Juan estaba allí otra vez con dos de sus discípulos, 36 y viendo a Jesús que pasaba, dijo: He aquí el Cordero de Dios. 37 Los dos discípulos le oyeron hablar y siguieron a Jesús. 38 Jesús se volvió y, al ver que le seguían, les dijo: ¿Qué buscáis? Ellos le dijeron: Rabí (que traducido significa Maestro), ¿dónde moras? 39 Él les dijo: Venid y lo veréis. Fueron, pues, y vieron dónde moraba, y se quedaron con él aquel día; porque era como la hora décima. 43 Al día siguiente, Jesús se propuso ir a Galilea, y encontró a Felipe. Jesús le dijo: Sígueme. 44 Felipe era de Betsaida, de la ciudad de Andrés y Pedro. 45 Felipe encontró a Natanael y le dijo: Hemos hallado a aquel de quien escribió Moisés en la ley, y también los profetas: a Jesús, el hijo de José, de Nazaret. 46 Natanael le dijo: ¿De Nazaret puede salir algo bueno? Felipe le dijo: Ven y lo verás. 47 Jesús vio a Natanael que se acercaba y dijo de él: He aquí un verdadero israelita, en quien no hay engaño. 48 Natanael le dijo: ¿De dónde me conoces? Jesús le respondió: Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi. 49 Natanael le respondió: Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel. 50 Respondió Jesús y le dijo: Porque te dije que te vi debajo de la higuera, ¿crees? Cosas mayores que éstas verás. 51 Y le dijo: De cierto, de cierto os digo: De aquí en adelante veréis los cielos abiertos y a los ángeles de Dios subiendo y bajando sobre el Hijo del Hombre.Juan 3:1-211 Había un hombre de los fariseos llamado Nicodemo, un principal entre los judíos. 2 Este vino a Jesús de noche y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si Dios no está con él. 3 Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. 4 Nicodemo le respondió: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Acaso puede entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? 5 Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. 6 Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. 7 No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. 8 El viento sopla donde quiere, y oyes su sonido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu. 9 Nicodemo le respondió: ¿Cómo puede ser esto? 10 Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto? 11 De cierto, de cierto te digo: lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos; y no recibís nuestro testimonio. 12 Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales? 13 Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del Hombre. 14 Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado; 15 para que todo aquel que cree, tenga en él vida eterna. 16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. 17 Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. 18 El que en él cree, no es condenado; 19 Y este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, pues sus obras eran malas. 20 Porque todo aquel que hace lo malo , aborrece la luz y no viene a la luz por temor a que sus obras sean reprendidas. 21 Pero el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. |
1 Corintios 1:26-2926 Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; 27 sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; 28 y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, 29 a fin de que nadie se jacte en su presencia. |
Marcos 12:10 CB"¿Ni aun esta escritura habéis leído: La piedra que desecharon los edificadores Ha venido a ser cabeza del ángulo;"Jn 10:34-35 CB"Jesús les respondió: ¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois? Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada),"Jn 13:18 CB"No hablo de todos vosotros; yo sé a quienes he elegido; mas para que se cumpla la Escritura: El que come pan conmigo, levantó contra mí su calcañar." |