Martes 22 de octubre | Lección 4
Dos discípulos de Juan el Bautista estaban con él cuando Jesús pasó junto a ellos. Juan declaró: "¡Este es el Cordero de Dios!" (Juan 1:36). Los dos discípulos habían escuchado el mensaje de Juan acerca de Cristo, quien cumpliría las profecías del Antiguo Testamento acerca de la venida del Mesías. Los discípulos dejaron a Juan para seguir a Jesús, reconociendo que era superior a Juan el Bautista y el cumplimiento de su mensaje.
Lee Juan 1:35 al 39. CB ¿Qué hicieron estos dos discípulos después de escuchar el testimonio de Juan acerca de Jesús?
Deseaban estar con Jesús y pasaron el día con él. ¡Quién sabe qué cosas asombrosas habrán aprendido y experimentado entonces!
Fueron sin duda grandes cosas, pues poco después desearon compartir su experiencia con los demás. Andrés, uno de los dos discípulos, encontró inmediatamente a su hermano Simón y le dijo: "Hemos hallado al Mesías" (Juan 1:41). CB Cuando Andrés llevó a su hermano a Jesús, el Señor demostró que lo conocía: "Tú eres Simón, hijo de Juan. Tú serás llamado Cefas" (Juan 1:41). CB (Juan 1:42). CB Jesús conocía y comprendía a Pedro. El conocimiento profundo que Jesús tiene de las personas es un tema característico del Evangelio de Juan (ver, por ejemplo, Juan 2:24,25). CB
"Si Juan y Andrés hubiesen estado dominados por el espíritu incrédulo de los sacerdotes y los príncipes, no se habrían presentado como aprendices a los pies de Jesús. Habrían ido a él como críticos, para juzgar sus palabras [...]. No sucedió eso con estos primeros discípulos. Habían respondido al llamamiento del Espíritu Santo en la predicación de Juan el Bautista. Ahora reconocían la voz del Maestro celestial. Para ellos, las palabras de Jesús estaban llenas de refrigerio, verdad y belleza. Una iluminación divina se derramaba sobre las enseñanzas de las Escrituras del Antiguo Testamento. Los multifacéticos temas de la verdad se destacaban con una nueva luz" (Elena de White, El Deseado de todas las gentes, pp. ir2,113).
El gran énfasis del Evangelio de Juan es destacar quién es Jesús, a fin de que esta buena noticia pueda ser compartida con el mundo.
■ ¿Cómo ha sido transformada tu vida por Cristo y por tu fe en él? ¿Qué otros cambios quisieras experimentar?
Comentarios Elena G.W
Pedro, Santiago y Juan buscaron toda oportunidad de entrar en estrecho contacto con su Maestro, y su deseo fue concedido. De todos los Doce, su relación con él era la más estrecha. Juan sólo podía estar satisfecho con una intimidad aún cercana, y esto lo obtuvo. En aquella primera conferencia junto al Jordán, cuando Andrés, habiendo oído a Jesús, se apresuró a llamar a su hermano, Juan permaneció sentado en silencio, absorto en la contemplación de temas maravillosos. Siguió al Salvador, siempre atento y absorto en la escucha...La naturaleza de Juan anhelaba amor, simpatía y compañía. Se apretó contra Jesús, se sentó a su lado, se apoyó en su pecho. Como una flor bebe el sol y el rocío, así él bebió la luz y la vida divinas. En adoración y amor contempló al Salvador, hasta que la semejanza con Cristo y la comunión con él llegaron a ser su único deseo, y en su carácter se reflejó el carácter de su Maestro.—La educación, pág. 87.
Dejando a Juan, [los dos] fueron a buscar a Jesús. Uno de los dos era Andrés, el hermano de Simón; el otro era Juan el evangelista. Éstos fueron los primeros discípulos de Cristo. Movidos por un impulso irresistible, siguieron a Jesús, ansiosos de hablar con Él, pero atemorizados y silenciosos, perdidos en el significado abrumador del pensamiento: “¿Es éste el Mesías?”
Jesús sabía que los discípulos lo estaban siguiendo. Eran las primicias de su ministerio, y había gozo en el corazón del divino Maestro cuando estas almas respondieron a su gracia. Sin embargo, volviéndose, sólo preguntó: “¿Qué buscáis?” Les dejaría en libertad de volverse o de expresar su deseo. Sólo tenían conciencia de un propósito. Una presencia llenaba su pensamiento. Exclamaron: “Rabí, . . . ¿dónde moras?” En una breve entrevista al borde del camino no pudieron recibir lo que anhelaban. Deseaban estar a solas con Jesús, sentarse a sus pies y escuchar sus palabras. “Les dijo: Venid y ved. Vinieron y vieron dónde vivía, y se quedaron con él aquel día.”—Lift Him Up, pág. 168.
Si Juan y Andrés hubieran poseído el espíritu incrédulo de los sacerdotes y gobernantes, no se habrían encontrado como discípulos a los pies de Jesús. Se habrían acercado a él como críticos, para juzgar sus palabras. Muchos cierran así la puerta a las oportunidades más preciosas. Pero no fue así como lo hicieron estos primeros discípulos. Habían respondido al llamado del Espíritu Santo en la predicación de Juan el Bautista. Ahora reconocían la voz del Maestro celestial. Para ellos, las palabras de Jesús estaban llenas de frescura, verdad y belleza. Una iluminación divina se derramaba sobre la enseñanza de las Escrituras del Antiguo Testamento. Los temas multifacéticos de la verdad se destacaban bajo una nueva luz.—El Deseado de todas las gentes, pág. 139.
Marcos 10:45 CB
45 Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.Romanos 5:6 CB
6 Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos.1 Pedro 2:24 CB
24 y él mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos al pecado, vivamos a la justicia; porque por su llaga fuisteis sanados.
1 Corintios 1:26-29
26 Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; 27 sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; 28 y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, 29 a fin de que nadie se jacte en su presencia.
Marcos 12:10 CB
"¿Ni aun esta escritura habéis leído: La piedra que desecharon los edificadores Ha venido a ser cabeza del ángulo;"Jn 10:34-35 CB
"Jesús les respondió: ¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois? Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada),"Jn 13:18 CB
"No hablo de todos vosotros; yo sé a quienes he elegido; mas para que se cumpla la Escritura: El que come pan conmigo, levantó contra mí su calcañar."