PARA MEMORIZAR:
Y cuando yo sea levantado de la tierra, a todos atraeré hacia mí o de la tierra, a todos atraeré hacia mí" (Juan 12:32).
 
Lección 6: Para el 9 de noviembre de 2024
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Lección 6 | Lunes 4 de noviembre

UNA NUEVA CONCEPCIÓN ACERCA DEL MESÍAS

Lee Juan 1:32 al 36.    CB    ¿Qué dice Juan el Bautista de Jesús que la gente no esperaba oír acerca del tan anhelado Mesías?



Cuando el Salvador comenzó su ministerio, la concepción popular del Mesías y de su obra era tal que incapacitaba por completo al pueblo para recibirlo. El espíritu de verdadera devoción se había perdido en la tradición y el ceremonialismo, y las profecías se interpretaban según el dictado de corazones orgullosos y amantes del mundo.

Los judíos esperaban la venida de un Mesías que los liberara del dominicnle Roma. Sometidos a una larga opresión, creían que el Mesías no solo derrocaría a Roma, sino además los convertiría en una nación grande y poderosa. Sin embargo, las palabras de Juan, que llamaba a Jesús "el Cordero de Dios", aunque apuntaban directamente a su sacrificio expiatorio, probablemente fueron ma-linterpretadas por la mayoría de los oyentes. Es posible que no supieran de qué estaba hablando.

Por eso, Juan quiso con su Evangelio cambiar la idea que tenían del Mesías, para que reconocieran en Jesús el cumplimiento de las profecías acerca del Rey que vendría y de su misión. Jesús no venía como líder político y militar, sino para ofrecerse como sacrificio por los pecados del mundo. Ese era su propósito. Solo después de eso, y cuando todo hubiese terminado, vendría el reino final (ver Dan. 7:18). "Después recibirán el reino los santos del Altísimo, y poseerán el reino hasta el siglo, eternamente y para siempre."

"Cuando, en ocasión del bautismo de Jesús, Juan lo señaló como el Cordero de Dios, una nueva luz resplandeció sobre la obra del Mesías. La mente del profeta fue dirigida a las palabras de Isaías: 'Como cordero fue llevado al matadero' (Isa. 53:7)" (Elena de White, El Deseado de todas las gentes, p. no).

Juan el Bautista dice, en Juan 1:31: "Yo no lo conocía". ¿Cómo pudo entonces reconocer a Jesús como el Mesías? La respuesta es que el Señor que envió a el Bautista le había dicho antes:" 'Aquel sobre quien veas descender el Espíritu y permanecer sobre él, ese es el que bautizará con Espíritu Santo'. Yo lo vi, y he dado testimonio que este es el Hijo de Dios" (Juan 1:33, 34). En otras palabras, fue Dios quien reveló a Juan el Bautista que Jesús era el Mesías.

"Cristo es el poder de Dios y la sabiduría de Dios" (1 Cor. 1:24). El conocimiento de que Jesús es el Cristo proviene de Dios mismo mediante el poder de convicción que produce su Espíritu. Este tema aparece con frecuencia en Juan. La salvación no proviene de la filosofía mundana, la ciencia o la educación superior. Solo llega de parte de Dios a los corazones que responden con fe y obedecen a Jesús.

■ ¿Cómo podríamos conocer la verdad acerca de Jesús como nuestro sacrificio expiatorio si no nos fuera revelada? ¿Por qué, entonces, es tan crucial conocer la

Reavivados por su Palabra: Hoy, Hechos 8.    CB   


Comentarios Elena G.W

Cuando el Salvador principió su ministerio, el concepto que el pueblo tenía acerca del Mesías y de su obra era tal que inhabilitaba completamente al pueblo para recibirlo. El espíritu de verdadera devoción se había perdido en las tradiciones y el ritualismo, y las profecías eran interpretadas al antojo de corazones orgullosos y amantes del mundo. Los judíos no esperaban como Salvador del pecado a Aquel que iba a venir, sino como a un príncipe poderoso que sometería a todas las naciones a la supremacía del León de la tribu de Judá. En vano les había pedido Juan el Bautista, con la fuerza conmovedora de los profetas antiguos, que se arrepintiesen. En vano, a orillas del Jordán, había señalado a Jesús como Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Dios trataba de dirigir su atención a la profecía de Isaías con respecto al Salvador doliente, pero no quisieron oírlo (El discurso maestro de Jesucristo, p. 7).

A la luz de la revelación divina, por medio del sacrificio expiatorio, podemos ver el glorioso plan de redención por el cual nuestros pecados son perdonados, y nosotros somos atraídos al corazón del amor infinito. Vemos cómo Dios puede conservar toda su justicia y, sin embargo, perdonar al transgresor de su ley. Y no somos simplemente perdonados, sino que somos aceptados por Dios a través del Amado. El plan de redención no es solo una forma de escapar del castigo de la transgresión, sino que el pecador recibe el perdón de sus pecados por medio de ese plan, y finalmente será recibido en el cielo; pero no como un delincuente que es perdonado y dejado en libertad y que sin embargo es objeto de desconfianza y no se le brinda amistad ni se le tiene fe, sino que se le da la bienvenida como a un hijo y se le da de nuevo la más plena confianza.

El sacrificio de nuestro Salvador ha hecho amplia provisión para cada alma arrepentida y creyente. Somos salvos porque Dios ama lo que ha sido comprado con la sangre de Cristo, y no solo perdonará al pecador arrepentido, no solo le permitirá entrar en el cielo, sino que él, el Padre de misericordia, aguardará en los mismos portales del cielo para darnos la bienvenida, para darnos una amplia entrada en las mansiones de los bienaventurados. ¡Oh, qué amor, que maravilloso amor ha mostrado el Padre en la dádiva de su amado Hijo por esta raza caída! Y este Sacrificio es un canal para que fluya su amor infinito, para que todo el que cree en Jesucristo pueda recibir, como el hijo pródigo, plena y gratuita reintegración al favor del cielo (The Review and Herald, 21 de septiembre, 1886, párrafo 12; parcialmente en Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 7, p. 962).

Jesús es nuestro sacrificio expiatorio. No podemos hacer expiación por nosotros mismos, pero por fe podemos aceptar la expiación que ha sido hecha. “Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios”. 1 Pedro 3:18. “Fuisteis rescatados… no con cosas corruptibles… sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación”. 1 Pedro 1:18, 19 (Mensajes selectos, t. 1, p. 378).


Oseas 2:16-23   CB

16 En aquel tiempo, dice Jehová, me llamarás Ishi, y nunca más me llamarás Baali.
17 Porque quitaré de su boca los nombres de los baales, y nunca más se mencionarán sus nombres.
18 En aquel tiempo haré para ti pacto con las bestias del campo, con las aves del cielo y con las serpientes de la tierra; y quitaré de la tierra arco y espada y guerra, y te haré dormir segura.
19 Y te desposaré conmigo para siempre; te desposaré conmigo en justicia, juicio, benignidad y misericordia.
20 Y te desposaré conmigo en fidelidad, y conocerás a Jehová.
21 En aquel tiempo responderé, dice Jehová, yo responderé a los cielos, y ellos responderán a la tierra;
22 Y la tierra responderá al trigo, al vino y al aceite, y ellos responderán a Jezreel.
23 Y la sembraré para mí en la tierra, y tendré misericordia de Lo-ruhama; y diré a Lo- ammi: Tú eres pueblo mío, y él dirá: Dios mío.

Isaías 62:1-5    CB


1 POR amor de Sión no callaré, y por amor de Jerusalén no descansaré, hasta que salga como resplandor su justicia, y su salvación se encienda como una antorcha.
2 Entonces verán las gentes tu justicia, y todos los reyes tu gloria; y te será puesto un nombre nuevo, que la boca de Jehová nombrará.
3 Y serás corona de gloria en la mano de Jehová, y diadema de reino en la mano del Dios tuyo.
4 Nunca más te llamarán Desamparada, ni tu tierra se dirá más Desolada; sino que serás llamada Hefzi-bá, y tu tierra, Beula; porque el amor de Jehová estará en ti, y tu tierra será desposada.
5 Pues como el joven se desposa con la virgen, se desposarán contigo tus hijos; y como el gozo del esposo con la esposa, así se gozará contigo el Dios tuyo.

1 Corintios 1:26-29   

26 Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; 27 sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; 28 y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, 29 a fin de que nadie se jacte en su presencia.


Marcos 12:10    CB

"¿Ni aun esta escritura habéis leído: La piedra que desecharon los edificadores Ha venido a ser cabeza del ángulo;"

Jn 10:34-35    CB

"Jesús les respondió: ¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois? Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada),"

Jn 13:18    CB

"No hablo de todos vosotros; yo sé a quienes he elegido; mas para que se cumpla la Escritura: El que come pan conmigo, levantó contra mí su calcañar."