Martes 5 de noviembre | Lección 6
La lección 2 describió la alimentación de los cinco mil en Juan 6, pero no cubrió la sección final de esa historia, que se estudia aquí.
Lee Juan 6:51 al 71. CB ¿Qué dijo Jesús que resultó difícil de aceptar para la gente?
Después de ser alimentada milagrosamente por Jesús, la gente estaba dispuesta a coronarlo rey (Juan 6:1-15). CB Luego, Jesús explicó en la sinagoga de Ca-pernaum el significado espiritual del milagro: "Yo soy el pan de vida" (Juan 6:35). Explica con más detalle que este pan es su carne, que da para la vida del mundo (Juan 6:51).
Esto abrió los ojos de la multitud al hecho de que Jesús no sería su rey terrenal. Él no encajaba en el molde del pensamiento terrenal. Rechazaron la conversión, que transformaría su forma de pensar para que pudieran reconocer y aceptar a Jesús como el Mesías. Muchos de sus discípulos lo abandonaron desde ese momento (Juan 6:66).
Desde un punto de vista humano, esto debió ser difícil para Jesús. La aprobación de la multitud es agradable. ¿Quién no quiere ser aceptado? Pero, cuando alguien ve que muchos retroceden y cuestionan sus principios, eso resulta naturalmente desalentador. Al ver a la multitud marcharse, Jesús pregunta a su círculo íntimo, los Doce, si quieren irse también.
Entonces, Pedro hace su sorprendente confesión, otro testimonio tanto de lo que Jesús tiene como de quién es: "Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros creemos y conocemos que tú eres el Santo de Dios" (Juan 6:68, 69).
Los discípulos habían estado viajando con Jesús ya por dos años, viendo sus milagros y escuchando sus sermones. Sabían por experiencia que no había nadie como él. Se apoderó de ellos la convicción de que, por insólitas que fueran algunas situaciones y por mucho que todavía no comprendieran acerca del propósito de su venida, este hombre era el Mesías. Solo después de su muerte y su resurrección comenzaron a entender por qué había venido al mundo.
■ ¿Qué podemos aprender de esta historia sobre el hecho e que la mayoría suele estar equivocada? ¿Por qué debemos recordar esto, especialmente en los aspectos de nuestra fe que son impopulares para la mayoría, incluso para la mayoría de los cristianos?
Reavivados por su Palabra: Hoy,
Hechos 9.
CB
Entonces los rabinos exclamaron airadamente: “¿Cómo puede este darnos su carne a comer?” Afectaron comprender sus
palabras en el mismo sentido literal que Nicodemo cuando preguntó: “¿Cómo puede el hombre nacer siendo viejo?” Juan 3:4.
Hasta cierto punto comprendían lo que Jesús quería decir, pero no querían reconocerlo. Torciendo sus palabras, esperaban
crear prejuicios contra él en la gente.
Cristo no suavizó su representación simbólica. Reiteró la verdad con lenguaje aun más fuerte: “De cierto, de cierto os
digo: Si no comiereis la carne del Hijo del hombre, y bebiereis su sangre, no tendréis vida en vosotros. El que come mi
carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna: y yo le resucitaré en el día postrero. Porque mi carne es verdadera comida, y
mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él” (El Deseado de todas
las gentes, pp. 352, 353).
Cristo había pronunciado una verdad sagrada y eterna acerca de la relación entre él y sus seguidores. Él conocía el
carácter de los que aseveraban ser discípulos suyos, y sus palabras probaron su fe. Declaró que habían de creer y obrar
según su enseñanza. Todos los que le recibían debían participar de su naturaleza y ser conformados según su carácter.
Esto entrañaba renunciar a sus ambiciones más caras. Requería la completa entrega de sí mismos a Jesús. Eran llamados a
ser abnegados, mansos y humildes de corazón. Debían andar en la senda estrecha recorrida por el Hombre del Calvario, si
querían participar en el don de la vida y la gloria del cielo.
La prueba era demasiado grande. El entusiasmo de aquellos que habían procurado tomarle por fuerza y hacerle rey se
enfrió. Este discurso pronunciado en la sinagoga —declararon— les había abierto los ojos. Ahora estaban desengañados.
Para ellos, las palabras de él eran una confesión directa de que no era el Mesías, y de que no se habían de obtener
recompensas terrenales por estar en relación con él. Habían dado la bienvenida a su poder de obrar milagros; estaban
ávidos de verse libres de la enfermedad y el sufrimiento; pero no podían simpatizar con su vida de sacrificio propio. No
les interesaba el misterioso reino espiritual del cual les hablaba. Los que no eran sinceros, los egoístas, que le
habían buscado, no le deseaban más. Si no quería consagrar su poder e influencia a obtener su libertad de los romanos,
no querían tener nada que ver con él (El Deseado de todas las gentes, p. 355, 356).
Comentarios Elena G.W
Los judíos estaban por celebrar la Pascua en Jerusalén, en conmemoración de la noche en que Israel había sido librado,
cuando el ángel destructor hirió los hogares de Egipto. En el cordero pascual, Dios deseaba que ellos viesen el Cordero
de Dios, y que por este símbolo recibiesen a Aquel que se daba a sí mismo para la vida del mundo. Pero los judíos habían
llegado a dar toda la importancia al símbolo, mientras que pasaban por alto su significado. No discernían el cuerpo del
Señor. La misma verdad que estaba simbolizada en la ceremonia pascual, estaba enseñada en las palabras de Cristo. Pero
no la discernían tampoco.
Oseas 2:16-23
CB
16 En aquel tiempo, dice Jehová, me llamarás Ishi, y nunca más me llamarás Baali.
17 Porque quitaré de su boca los nombres de los baales, y nunca más se mencionarán sus nombres.
18 En aquel tiempo haré para ti pacto con las bestias del campo, con las aves del cielo y con las serpientes de la
tierra; y quitaré de la tierra arco y espada y guerra, y te haré dormir segura.
19 Y te desposaré conmigo para siempre; te desposaré conmigo en justicia, juicio, benignidad y misericordia.
20 Y te desposaré conmigo en fidelidad, y conocerás a Jehová.
21 En aquel tiempo responderé, dice Jehová, yo responderé a los cielos, y ellos responderán a la tierra;
22 Y la tierra responderá al trigo, al vino y al aceite, y ellos responderán a Jezreel.
23 Y la sembraré para mí en la tierra, y tendré misericordia de Lo-ruhama; y diré a Lo- ammi: Tú eres pueblo mío, y él
dirá: Dios mío.
Isaías 62:1-5
CB
1 POR amor de Sión no callaré, y por amor de Jerusalén no descansaré, hasta que salga como resplandor su justicia, y su salvación se encienda como una antorcha.
2 Entonces verán las gentes tu justicia, y todos los reyes tu gloria; y te será puesto un nombre nuevo, que la boca de Jehová nombrará.
3 Y serás corona de gloria en la mano de Jehová, y diadema de reino en la mano del Dios tuyo.
4 Nunca más te llamarán Desamparada, ni tu tierra se dirá más Desolada; sino que serás llamada Hefzi-bá, y tu tierra, Beula; porque el amor de Jehová estará en ti, y tu tierra será desposada.
5 Pues como el joven se desposa con la virgen, se desposarán contigo tus hijos; y como el gozo del esposo con la esposa, así se gozará contigo el Dios tuyo.
1 Corintios 1:26-29
26 Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos
sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos
nobles; 27 sino que lo necio del mundo escogió Dios, para
avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios,
para avergonzar a lo fuerte; 28 y lo vil del mundo y lo
menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que
es, 29 a fin de que nadie se jacte en su presencia.
Marcos 12:10
CB
"¿Ni aun esta escritura habéis leído: La piedra que desecharon
los edificadores Ha venido a ser cabeza del ángulo;"
Jn 10:34-35
CB
"Jesús les respondió: ¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije,
dioses sois? Si llamó dioses
a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no
puede ser quebrantada),"
Jn 13:18
CB
"No hablo de todos vosotros; yo sé a quienes he elegido; mas
para que se cumpla la Escritura: El que come pan conmigo,
levantó contra mí su calcañar."