PARA MEMORIZAR:
"Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre sino por mí" (Juan 14:6).
 

Lección 9: Para el 30 de noviembre de 2024

LA FUENTE DE LA VIDA




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Lección 9 | Domingo 24 de noviembre

EN ÉL ESTABA LA VIDA

En Juan 1:1, el apóstol afirma claramente que Jesús es Dios, el Hijo divino. Por consiguiente, en Juan 1:4 ("En él estaba la vida, y esa vida era la luz de los hombres"), la referencia a la vida aquí tiene que ser la vida divina, la autoexis-tencia eterna subyacente. Puesto que él tiene vida en sí mismo, puede entregar su vida y volver a tomarla (Juan 10:17); y por la misma razón, puede dar vida a quien él quiera (Juan 5:21; comparar con Juan 14:19).

El término vida (zoé, en griego) aparece 36 veces en el Evangelio de Juan, aproximadamente el 25 % del total en el Nuevo Testamento. En además de referirse a la Fuente de la vida en nuestro planeta, la palabra también está vinculada a la salvación. A lo largo del resto de Juan, esta idea de vida (zoé) se expresa con mayor frecuencia como vida eterna, la promesa de salvación (ver Así, aquel que trajo la vida a la existencia en ocasión de la Creación es el mismo que trae la salvación, la vida eterna, a un mundo perdido.

¿Por qué vino Jesús a esta Tierra?

" 'Como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del hombre sea levantado, para que todo el que crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna'" (Juan 3:14,15).

Así como la serpiente de bronce tomó el lugar de los israelitas que habían sido mordidos por serpientes, Jesús tomó nuestro lugar; es decir, el de quienes hemos sido golpeados por el pecado. Él asumió el castigo que nos correspondía a fin de que pudiéramos recibir la vida que le pertenece.

Cristo también desea que tengamos vida, y que la tengamos en abundancia (Juan 10:10). Así, pues, "a cuantos lo recibieron les dio el derecho de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre. Estos no nacieron en forma natural, por voluntad humana, ni por el deseo de un hombre, sino que nacieron de Dios" (Juan 1:12,13).

Cristo vino a revelarnos al Padre. Porque "a Dios nadie lo vio jamás. El Hijo único, que es Dios, que está en el seno del Padre, él lo dio a conocer" (Juan 1:18). Al contemplar el carácter de Jesús, contemplamos el del Padre.

■ ¿Qué podemos aprender acerca del carácter del Padre por medio de la vida de Jesús? ¿Por qué es esta revelación una noticia tan buena?




Reavivados por su Palabra: Hechos 28.    CB   


Comentarios Elena G.W

El amor de Dios fue el tema de Cristo cuando hablaba de su misión y de su obra. “Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar”. Juan 10:17. Mi Padre te ama a ti con un amor tan ilimitado, pero me ama a mí más porque he dado mi vida para redimirte. Te ama, y me ama a mí más porque te amo, y doy mi vida por ti… Bien entendieron los discípulos ese amor cuando vieron a su Salvador que sufría vergüenza, reproches, desconfianzas y traición; cuando vieron… su muerte en la cruz del Calvario. Este es un amor cuya profundidad nadie puede sondear. A medida que los discípulos lo comprendieron, a medida que su percepción se aferró de la compasión divina, comprendieron que hay un sentido en el cual los sufrimientos del Hijo fueron los sufrimientos del Padre (A fin de conocerle, p. 69).

Cuando la voz del poderoso ángel fue oída junto a la tumba de Cristo, diciendo: “Tu Padre te llama”, el Salvador salió de la tumba por la vida que había en él. Quedó probada la verdad de sus palabras: “Yo pongo mi vida, para volverla a tomar… Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar”. Entonces se cumplió la profecía que había hecho a los sacerdotes y príncipes: “Destruid este templo, y en tres días lo levantaré”. Juan 10:17, 18; 2:19.

Sobre la tumba abierta de José, Cristo había proclamado triunfante: “Yo soy la resurrección y la vida”. Únicamente la Divinidad podía pronunciar estas palabras. Todos los seres creados viven por la voluntad y el poder de Dios. Son receptores dependientes de la vida de Dios. Desde el más sublime serafín hasta el ser animado más humilde, todos son renovados por la Fuente de la vida. Únicamente el que es uno con Dios podía decir: Tengo poder para poner mi vida, y tengo poder para tomarla de nuevo. En su divinidad, Cristo poseía el poder de quebrar las ligaduras de la muerte (El Deseado de todas las gentes, p. 729).

Todos los seres creados viven por la voluntad y el poder de Dios. Son recipientes de la vida del Hijo de Dios. No importa cuán capaces y talentosos sean, cuán amplias sean sus facultades, reciben nueva vida de la Fuente de toda vida. Él es el Manantial, la Fuente de la vida. La vida que había depuesto en su humanidad, la tomó de nuevo y la dio a la humanidad. Dice: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”. Juan 10:10.

Cristo llegó a ser uno con la humanidad, para que la humanidad pudiera llegar a ser una en espíritu y en vida con él. En virtud de esa unión, en obediencia a la Palabra de Dios, la vida de Cristo llega a ser la vida de la humanidad. Él dice al penitente: “Yo soy la resurrección y la vida”. Juan 11:25 (Sons and Daughters of God, p. 237; parcialmente en Hijos e hijas de Dios, p. 239).


Juan 8:54-58   

1 Corintios 1:26-29   

26 Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; 27 sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; 28 y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, 29 a fin de que nadie se jacte en su presencia.


Juan 3:15-16

15 para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. 16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

Juan 3:36

36 El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.

Juan 4:14

14 mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.

Juan 4:36

36 Y el que siega recibe salario, y recoge fruto para vida eterna, para que el que siembra goce juntamente con el que siega.

Juan 6:27

27 Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el Padre.

Juan 6:40

40 Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquél que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.

Juan 6:47

47 De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna.

Juan 6:54

54 El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.

Juan 6:68

68 Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.

Juan 10:27

27 Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen,

Juan 10:28

28 y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.

Juan 1:29

29 El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.

Juan 3:16

16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

Juan 6:40

40 Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquél que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.

Juan 10:10

10 El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.

Juan 12:27

27 Ahora está turbada mi alma; ¿y qué diré? ¿Padre, sálvame de esta hora? Mas para esto he llegado a esta hora.