Lección 1: Para el 4 de enero de 2025
DIOS AMA DE PURA GRACIA
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Lunes 30 de diciembre Lección 1 AMOR NO CORRESPONDIDO
Un ejemplo sorprendente del amor de Dios por la humanidad caída se encuentra en la historia de Oseas. Dios ordenó al profeta: "Ve, cásate con una mujer fornicaria y engendra hijos de fornicación; porque el país se está prostituyendo, apartándose del Señor" (Ose. 1:2). Oseas y su esposa infiel iban a ser una lección viviente del amor de Dios por su pueblo, incluso a pesar de la infidelidad y la prostitución espiritual de Israel. Es decir, es una historia del amor de Dios por quienes no lo merecen.
De hecho, el pueblo se rebeló contra Dios una y otra vez a pesar de la fidelidad y el amor que él manifestó hacia ellos. En consecuencia, la Escritura describe repetidamente a Dios como el amoroso esposo no correspondido por una cónyuge infiel. Él había amado a su pueblo perfecta y fielmente, pero ellos lo habían despreciado y habían servido y adorado a otros dioses, entristeciéndolo profundamente y rompiendo la relación de manera aparentemente irremediable.
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¿Qué revelan estos versículos acerca del amor inquebrantable de Dios por su pueblo?
Tras la repetida rebelión de su pueblo, Dios declara: "Yo sanaré su rebelión, los amaré de pura gracia". La expresión "de pura gracia" en la frase "los amaré de pura gracia" es traducción de la palabra hebrea nedabah, que describe lo que se ofrece voluntariamente. Es el mismo término utilizado para designar las ofrendas voluntarias en el sistema del Santuario.
A lo largo de Oseas, y en todas las narraciones de las Escrituras, Dios muestra un compromiso y una compasión asombrosos en favor de su pueblo. A pesar de que este se descarrió repetidamente tras otros amantes, rompiendo así la relación del pacto de manera aparentemente irremediable, Dios siguió otorgándole su amor. El pueblo no merecía el amor de Dios; lo había rechazado y había perdido todo derecho a él. Sin embargo, Dios continuó otorgándole su amor sin ningún tipo de coacción moral o de otro tipo. Aquí y en otros lugares, la Escritura muestra sistemáticamente que el amor de Dios es voluntario y ofrecido de pura gracia.
■ Muchos piensan que Dios es un gobernante y juez distante y severo. ¿Cómo te ayuda a ver a Dios de otra manera la imagen de Dios despreciado y afligido como el esposo amoroso y no correspondido de un cónyuge infiel? ¿Cómo cambia la forma en que ves tu propia relación con Dios?
El Señor no abandonó a Israel sin antes hacer todo lo que se podía para conducirlo de nuevo a su lealtad hacia él.
Durante largos y oscuros años, cuando gobernante tras gobernante se levantaron en audaz desafío al cielo y llevaron a
Israel cada vez más profundamente a la idolatría, Dios envió mensaje tras mensaje a su pueblo apóstata. Por medio de sus
profetas les dio toda oportunidad para detener la marea de apostasía y volver a él. Durante los años que habían de
seguir a la división del reino, Elías y Eliseo habían de vivir y trabajar, y las tiernas súplicas de Oseas, Amós y
Abdías habían de ser oídas en la tierra. El reino de Israel nunca habría de quedar sin testigos nobles del gran poder de
Dios para salvar del pecado.—Profetas y reyes, págs. 107, 108.
El amor de Dios es una cadena de oro que une a los seres humanos finitos consigo. Este amor sobrepasa nuestro
conocimiento. La ciencia humana no puede explicarlo. La sabiduría humana no puede sondearlo. Los padres aman a sus
hijos, pero el amor de Dios es más grande, más amplio, más profundo de lo que el amor humano puede ser. Todo el amor
paternal que ha llegado de generación en generación, a través del canal de los corazones humanos, todos los manantiales
de ternura que se han abierto en los hijos de los hombres, no son más que un pequeño arroyuelo en el océano sin límites,
cuando se comparan con el amor infinito e inagotable de Dios. La lengua no puede expresarlo; la pluma no puede
describirlo. Podéis meditar en él todos los días de vuestra vida; podéis escudriñar las Escrituras diligentemente en un
esfuerzo por comprenderlo; podéis invocar todo el poder y la capacidad que Dios os ha dado; y, sin embargo, hay una
infinitud más allá. Podéis estudiar ese amor durante siglos, y, sin embargo, nunca podréis comprender plenamente la
longitud, la anchura, la profundidad y la altura del amor de Dios...
Los hijos del Señor nunca están ausentes de su mente.—“El amor de Dios”, Signs of the Times, 13 de julio de 1904.
Satanás está decidido a que los hombres no vean el amor de Dios que lo llevó a dar a su Hijo unigénito para salvar a una
raza perdida; porque es la bondad de Dios la que lleva a los hombres al arrepentimiento. ¿Cómo lograremos exponer ante
el mundo el profundo y precioso amor de Dios? De ninguna otra manera podemos lograrlo, excepto exclamando: “Mirad cuál
amor nos ha otorgado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios” ( 1 Juan 3:1 ). Digamos a los pecadores: “He aquí
el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” ( Juan 1:29 ). Al presentar a Jesús como el representante del Padre,
podremos disipar la sombra que Satanás ha arrojado sobre nuestro camino, a fin de que no veamos la misericordia y el
amor inefable de Dios manifestados en Jesucristo. Miremos la cruz del Calvario. Es una garantía permanente del amor
ilimitado y de la misericordia sin medida del Padre celestial.—Mensajes Selectos, tomo 1, pág. 156.
Juan 8:54-58
1 Corintios 1:26-29
26 Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois
muchos
sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos
nobles; 27 sino que lo necio del mundo escogió Dios,
para
avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió
Dios,
para avergonzar a lo fuerte; 28 y lo vil del mundo y lo
menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para
deshacer lo que
es, 29 a fin de que nadie se jacte en su presencia.