PARA MEMORIZAR:
«Yo los sanaré de su rebelión, los amaré de pura gracia, porque mi ira se apartó de ellos» (Ose. 14: 4).
 
Lección 1: Para el 4 de enero de 2025
DIOS AMA DE PURA GRACIA



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Miércoles 1° de enero | Lección 1

MUCHOS SON LOS LLAMADOS, PERO POCOS LOS ELEGIDOS

Dios no solo ama a las personas por iniciativa propia, sino también las invita a amarlo en respuesta a su amor. El hecho de que Dios nos concede la capacidad de elegir libremente si aceptar o rechazar su amor resulta evidente, entre otros lugares de la Biblia, en la parábola de Cristo acerca del banquete de bodas.

Lee ¿Qué significa esta parábola?



En la parábola de Cristo acerca del banquete de bodas, un rey organiza la. boda de su hijo y envía a sus siervos a "llamar a los invitados a la boda", pero ellos "no quisieron venir" (Mat. 22:2,3). El rey envió a sus siervos para invitarlos nuevamente, pero ellos hicieron caso omiso de su invitación y, peor aún, echaron mano de sus siervos y los mataron (Mat. 22:4-6).

Más tarde, después de tratar con quienes habían asesinado a algunos de sus mensajeros, el rey dijo a sus siervos: "A la verdad el banquete está preparado, pero los convidados no eran dignos. Vayan, pues, a las salidas de los caminos y llamen al banquete a cuantos hallen" (Mat. 22:8,9). Después de otro episodio en el que un hombre sin traje de bodas es expulsado, lo que significa la necesidad de recibir un traje de bodas del rey para asistir al banquete nupcial, Jesús cierra la parábola con la enigmática pero muy significativa frase: "Muchos son los llamados, y pocos los elegidos" (Mat. 22:14).

¿Qué significa esto? Los "elegidos" son quienes aceptan la invitación del Señor a la boda. El término griego traducido como "llamar" e "invitar", a lo largo de la parábola, es kaleo, y lo que determina quién es finalmente "elegido" (eklektos, derivado de kaleo) es si ha aceptado la invitación.

De hecho, Dios llama (es decir, invita) a todos al banquete de bodas. Sin embargo, cualquiera de nosotros puede rechazar el amor de Dios. La libertad es esencial para el amor. Dios nunca impondrá su amor a nadie. Es triste decirlo, pero podemos rechazar tener una relación de amor con Dios.

Los "elegidos" son quienes aceptan la invitación. Para aquellos que aman a Dios, él ha preparado cosas inimaginablemente maravillosas. Una vez más, todo se reduce a la cuestión del amor y de la libertad inherente al amor.

■ ¿Qué hay en tu vida que revele que has aceptado la invitación a la boda y que estás apropiadamente vestido para participar de ella?




Reavivados por su Palabra: Hoy, 2 Corintios 6.    CB   


Comentarios Elena G.W

        Cada hombre es libre de escoger qué poder tendrá para gobernarlo. Nadie ha caído tan bajo, nadie es tan vil, que no
        pueda hallar liberación en Cristo. El endemoniado, en lugar de la oración, sólo podía pronunciar las palabras de
        Satanás; sin embargo, la súplica silenciosa del corazón fue escuchada. Ningún clamor de un alma necesitada, aunque no
        pueda expresarse en palabras, será desatendido. Los que consientan en entrar en una relación de pacto con el Dios del
        cielo no quedan abandonados al poder de Satanás ni a la debilidad de su propia naturaleza. El Salvador los invita: “Que
        se aferre a mi fortaleza, para que haga paz conmigo; y hará paz conmigo”. Isaías 27:5. —El Deseado de todas las gentes,
        pág. 258.
        
        El Señor Dios ha provisto un banquete para toda la raza humana. Se lo representa en la parábola como una gran cena donde
        se provee una fiesta para cada alma. Todos los que están relacionados con esta cena pueden disfrutar del banquete
        celestial, que es el evangelio. Esta fiesta está abierta a todos los que la reciban. Todos están invitados e instados a
        venir. Todos
        los que son participantes de la fiesta de bodas, la fiesta del evangelio, por este acto dicen que han aceptado a Cristo
        como su Salvador personal. Llevan su vestidura distintiva. Han aceptado la verdad tal como es en Jesús, que es el manto
        de la justicia de Cristo. Solamente honran a Cristo aquellos que aceptan la invitación: “Venid, porque ya todo está
        preparado; venid a la cena de las bodas del Cordero”. Estos se visten de lino blanco, el carácter limpio y puro,
        mostrando que ya no viven su antigua vida de ciudadanos que vivían en su ignorancia. Su habla ha cambiado. Su
        conversación es de una línea completamente diferente.—The Upward Look, p. 304.
        
        Debemos considerar el gran sacrificio que se hizo en nuestro favor para comprar para nosotros el manto de justicia
        tejido en el telar del cielo. Él nos ha invitado a la fiesta de bodas, y ha provisto para cada uno de nosotros el
        vestido de bodas. El manto de justicia ha sido comprado a un costo infinito, y ¡cuán atrevido es el insulto al Cielo
        cuando uno se presenta como candidato para entrar en la fiesta de bodas vistiendo el vestido de su propio ciudadano de
        justicia propia! ¡Cuán grandemente deshonra a Dios, mostrando abiertamente desprecio por el sacrificio hecho en el
        Calvario!
        Nadie probará la cena de bodas del Cordero si no tiene puesto un vestido de bodas. Pero Juan escribe: “... El que
        venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante
        de mi Padre, y delante de sus ángeles”. Entonces, antes de que sea eternamente demasiado tarde, que cada uno vaya al
        mercader celestial para obtener la vestidura blanca, el colirio, el oro refinado en el fuego y el aceite de la gracia
        celestial.—A fin de conocerle, pág. 264. 

Juan 8:54-58   

1 Corintios 1:26-29   

26 Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; 27 sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; 28 y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, 29 a fin de que nadie se jacte en su presencia.


Apocalipsis 4:11 CB   

11 Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas.

Salmo 33:6

6 Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos,Y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca.

Mateo 22:1-14    CB   

                1 Respondiendo Jesús, les volvió a hablar en parábolas, diciendo:
                2 El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo fiesta de bodas a su hijo;
                3 y envió a sus siervos a llamar a los convidados a las bodas; mas éstos no quisieron venir.
                4 Volvió a enviar otros siervos, diciendo: Decid a los convidados: He aquí, he preparado mi comida; mis toros y animales
                engordados han sido muertos, y todo está dispuesto; venid a las bodas.
                5 Mas ellos, sin hacer caso, se fueron, uno a su labranza, y otro a sus negocios;
                6 y otros, tomando a los siervos, los afrentaron y los mataron.
                7 Al oírlo el rey, se enojó; y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos homicidas, y quemó su ciudad.
                8 Entonces dijo a sus siervos: Las bodas a la verdad están preparadas; mas los que fueron convidados no eran dignos.
                9 Id, pues, a las salidas de los caminos, y llamad a las bodas a cuantos halléis.
                10 Y saliendo los siervos por los caminos, juntaron a todos los que hallaron, juntamente malos y buenos; y las bodas
                fueron llenas de convidados.
                11 Y entró el rey para ver a los convidados, y vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda.
                12 Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda? Mas él enmudeció.
                13 Entonces el rey dijo a los que servían: Atadle de pies y manos, y echadle en las tinieblas de afuera; allí será el
                lloro y el crujir de dientes.
                14 Porque muchos son llamados, y pocos escogidos.
                

Exodo 33:15-22    CB    Ver capítulo completo   

            15 Y Moisés respondió: Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí.
            16 ¿Y en qué se conocerá aquí que he hallado gracia en tus ojos, yo y tu pueblo, sino en que tú andes con nosotros, y que yo y tu pueblo seamos apartados de todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra?
            17 Y Jehová dijo a Moisés: También haré esto que has dicho, por cuanto has hallado gracia en mis ojos, y te he conocido por tu nombre.
            18 El entonces dijo: Te ruego que me muestres tu gloria.
            19 Y le respondió: Yo haré pasar todo mi bien delante de tu rostro, y proclamaré el nombre de Jehová delante de ti; y tendré misericordia del que tendré misericordia, y seré clemente para con el que seré clemente.
            20 Dijo más: No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá.
            21 Y dijo aún Jehová: He aquí un lugar junto a mí, y tú estarás sobre la peña;
            22 y cuando pase mi gloria, yo te pondré en una hendidura de la peña, y te cubriré con mi mano hasta que haya pasado.
          

Juan 1:1-18    CB   

1 En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. 2 Este era en el principio con Dios. 3 Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. 4 En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. 5 La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella. 6 Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan. 7 Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él. 8 No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz. 9 Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. 10 En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. 11 A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. 12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; 13 los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios. 14 Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad. 15 Juan dio testimonio de él, y clamó diciendo: Este es de quien yo decía: El que viene después de mí, es antes de mí; porque era primero que yo. 16 Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia. 17 Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. 18 A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.

Juan 6:35    CB   

35 Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.

Juan 6:41

41 Murmuraban entonces de él los judíos, porque había dicho: Yo soy el pan que descendió del cielo.

Juan 6:48

48 Yo soy el pan de vida.

Juan 6:51

51 Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.