PARA MEMORIZAR:
“Jehová tu Dios está en medio de ti, poderoso para salvar; se gozará sobre ti con alegría, callará de amores, se gozará sobre ti con cánticos” ( Sofonías 3:17 ).
 
Lección 3: Para el 18 de enero de 2025
PARA AGRADAR A DIOS



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Lunes 13 de enero | Lección 3

EL REGOCIJO DE DIOS

Aunque nos cueste imaginarlo, Dios considera que cada persona tiene un valor incalculable, y por eso se regocija por la salvación de una sola alma.

Lee ¿Cómo arroja luz este versículo sobre la parábola del hijo pródigo?

Sofonías 3: 17 muestra enfáticamente el deleite que Dios experimenta por la redención de su pueblo. En este versículo aparecen casi todas las palabras del idioma hebreo que expresan alegría y regocijo. Daría la impresión de que ninguno de esos términos fuera suficiente por sí solo para describir la magnitud del regocijo divino. Nota también dónde está Dios según este versículo: «en medio» de su pueblo. La reconciliación que surge de la relación de amor implica la presencia inmediata de Dios. Al igual que el padre que corrió al encuentro de su hijo, Dios está en medio de su pueblo.

En se utiliza una analogía matrimonial. Según ese texto, el pueblo de Dios sería llamado «Hefzi-bá», que significa «mi delicia»; y la tierra recibiría el nombre de «Beula», que significa «casada». ¿Por qué? Porque, como dice el texto, «el Señor se deleita en ti y te reclamará como su esposa» (NTV). El pináculo mismo de la alegría de Dios está reservado para el día de la restauración, cuando él recibirá a su pueblo y se regocijará a causa de nosotros, así como el padre se regocijó por el regreso de su hijo pródigo.

Lee ¿Qué dice esto acerca del tipo de amor que también nosotros estamos llamados a demostrar?

Este pasaje exhorta a los esposos a amar a sus esposas «como Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella», y a amarlas «como a sus mismos cuerpos» (Efe. 5: 25, 28). Estos textos no solo ponen de relieve el tipo de amor desinteresado y abnegado que un marido debe prodigar a su esposa, sino que también muestran que Cristo mismo ama a su pueblo (la iglesia) como parte de sí mismo.


Reavivados por su Palabra: Hoy, Gálatas 5    CB   


Comentarios Elena G.W

“Como se regocija el esposo con la esposa, así se gozará contigo el Dios tuyo.” Isaías 62:5 . “Él salvará; se gozará sobre ti con alegría; descansará en su amor; se gozará sobre ti con cánticos.” Sofonías 3:17 . Y el cielo y la tierra se unirán en el cántico de regocijo del Padre: “Porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; estaba perdido, y es hallado.”—Palabras de vida del gran Maestro, pág. 207.

Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, la relación matrimonial se emplea para representar la tierna y sagrada unión que existe entre Cristo y su pueblo. Para la mente de Jesús, la alegría de las festividades de la boda señalaba el regocijo de aquel día cuando Él traerá a su novia a la casa del Padre, y los redimidos con el Redentor se sentarán a la cena de bodas del Cordero. Él dice: “Como se regocija el esposo con la esposa, así se regocijará contigo el Dios tuyo”. “Nunca más te llamarán Desamparada, sino que serás llamada Mi Delicia, porque Jehová se deleita en ti”. “Se gozará sobre ti con alegría, se calmará en su amor, se gozará sobre ti con cánticos”. Isaías 62:5, 4 ; Sofonías 3:17 . Cuando el apóstol Juan recibió la visión de las cosas celestiales, escribió: “Oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos, que decía: ¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina! Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado”. “Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero”. Apocalipsis 19:6, 7, 9. —El Deseado de todas las gentes, pág. 151.

Nuestro objetivo debe ser traer a nuestra vida toda la amabilidad posible y ser todo lo amables que podamos con quienes nos rodean. Las palabras amables nunca se pierden. Jesús las registra como si se las dijera a sí mismo. Siembra las semillas de la bondad, del amor y de la ternura, y florecerán y darán fruto. “Cristo también nos amó”, escribe Pablo, “y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante”. Esta es la oblación de un don de vida en nuestro favor, para que seamos todo lo que él desea que seamos: representantes de él, que expresen la fragancia de su carácter, sus propios pensamientos puros, sus atributos divinos tal como se manifiestan en su vida humana santificada, a fin de que otros puedan contemplarlo en su forma humana y, comprendiendo el maravilloso designio de Dios, sean inducidos a desear ser como Cristo: puros, inmaculados, completamente aceptables a Dios, sin mancha ni arruga ni cosa semejante. —Comentarios de Elena G. de White, en Comentario bíblico del séptimo día, tomo 6, pág. 1118.


Juan 8:54-58   

1 Corintios 1:26-29   

26 Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; 27 sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; 28 y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, 29 a fin de que nadie se jacte en su presencia.


Isaías 62:4    CB   

4 Nunca más te llamarán Desamparada, ni tu tierra se llamará más Desolada; sino que te llamarán Hefzibá, y tu tierra, Beula; porque Jehová se complace en ti, y tu tierra será desposada.

Sofonías 3:17    CB   

17 El Señor tu Dios está en medio de ti como guerrero victorioso. Se alegrará por ti con alegría, guardará silencio en su amor, se gozará por ti con gritos de alegría.

Efesios 5:25-28    CB   

25 Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, 26 para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, 27 a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha. 28 Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama.

Juan 16:27    CB   

27 Porque el Padre mismo os ama, porque vosotros me habéis amado, y habéis creído que yo salí de Dios.

Juan 6:35    CB   

35 Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.

Juan 6:41

41 Murmuraban entonces de él los judíos, porque había dicho: Yo soy el pan que descendió del cielo.

Juan 6:48

48 Yo soy el pan de vida.

Juan 6:51

51 Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.