Miércoles 15 de enero Lección 3
¿Cómo es posible que nosotros, seres caídos y pecadores, podamos agradar a un Dios santo?
Lee ¿Qué enseñan estos textos acerca de nuestra posición ante Dios?
Dios concede su gracia a las personas antes de cualquier respuesta humana. Antes de cualquier cosa que digamos o hagamos, Dios se acerca a nosotros y nos da la oportunidad de aceptar o rechazar su amor. Como dice Romanos 5:8: "Dios demuestra su amor hacia nosotros en que, siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros" (compara con Jer. 31:3). Podemos reconciliarnos con Dios y ser agradables a sus ojos por la fe y en virtud de la obra de nuestro Redentor.
Lee y compáralo con Hebreos 11:6. ¿Qué nos dice esto acerca de cómo podemos agradar a Dios?
Sin la intervención de Dios, las personas caídas son incapaces de aportar nada valioso a Dios. Sin embargo, en su gracia y misericordia, él ha abierto un camino para ello a través de la obra de Cristo. Concretamente, "por medio de Jesucristo" podemos "ofrecer sacrificios espirituales agradables a Dios" (1 Ped. 2:5). Aunque "sin fe es imposible agradar a Dios" (Heb. 11:6), por la obra mediadora de Cristo, Dios hará a los creyentes "aptos en toda buena obra, para que hagan su voluntad, haciendo él en ustedes lo que es agradable ante él por medio de Jesucristo, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén" (Heb. i3:2r). Quienes responden a Dios por la fe son considerados justos ante él por la mediación de Cristo, cuya justicia es aceptable. Así, quienes responden a las amorosas propuestas de Dios son considerados dignos en virtud de la mediación de Cristo (Luc. 20:35), quien los transforma a su semejanza (r Cor. 15:51-57; 1 Juan 3:2). La obra redentora de Dios no es solo algo hecho para nosotros, sino también en nosotros.
■ cPor qué es tan alentadora la idea de que Cristo medie por ti en el Cielo?
Reavivados por su Palabra: Hoy. Efesios 1. 31
No se da ningún estímulo a la incredulidad. El Señor manifiesta su gracia y su poder una y otra vez, y esto debería enseñarnos que siempre es provechoso, en todas las circunstancias, albergar la fe, hablar de fe, actuar con fe. No debemos debilitar nuestros corazones y manos permitiendo que las sugerencias de mentes suspicaces planten en nuestros corazones las semillas de la duda y la desconfianza [ se cita Hebreos 3:12 ]. El Señor trabaja en cooperación con la voluntad y la acción del agente humano. Es privilegio y deber de cada hombre tomar la palabra de Dios al pie de la letra, creer en Jesús como su Salvador personal y responder ansiosamente, de inmediato, a las bondadosas proposiciones que él hace. Debe estudiar para creer y obedecer la instrucción divina en las Escrituras. Debe basar su fe no en los sentimientos, sino en la evidencia y la Palabra de Dios.—Comentarios de Elena G. de White, en Comentario bíblico adventista del séptimo día, tomo 7, pág. 924.Todo lo que Dios podía hacer, lo ha hecho para manifestar su gran amor y misericordia. . . . De tal manera amó al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. . . Entonces, descansen en la seguridad del amor de Dios. No porque nosotros lo hayamos amado primero, Dios nos amó a nosotros; sino que “siendo aún pecadores”, Cristo murió por nosotros, haciendo provisión plena y abundante para nuestra redención. Aunque por nuestra desobediencia hemos merecido el desagrado y la condenación de Dios, sin embargo, él no nos ha abandonado, dejándonos luchar con el poder del enemigo en nuestra propia fuerza finita. Los ángeles celestiales pelean nuestras batallas por nosotros, y cooperando con ellos, podemos ser victoriosos sobre los poderes del mal. Al acercarnos a él por la fe, él se acerca a nosotros, adoptándonos en su familia y haciéndonos sus hijos e hijas.—Hijos e hijas de Dios, pág. 53.
[Cristo] sabía desde el principio de la apostasía de Satanás y de la caída de Adán por el poder engañoso del apóstata. El plan de salvación fue diseñado para redimir a la raza caída, para darles otra prueba. Cristo fue designado para el oficio de Mediador desde la creación de Dios, establecido desde la eternidad para ser nuestro sustituto y garantía. Antes de que el mundo fuera creado, se dispuso que la divinidad de Cristo fuera envuelta en humanidad. “Un cuerpo —dijo Cristo— me preparaste” ( Hebreos 10:5 ). . . .
La obra de la redención es traer la humanidad a Cristo, traer a la raza caída a la unidad con la divinidad. Cristo tomó la naturaleza humana para que los hombres pudieran ser uno con él como él es uno con el Padre, para que Dios pueda amar al hombre como ama a su Hijo unigénito, para que los hombres puedan ser participantes de la naturaleza divina y estar completos en él.—Mensajes Selectos, tomo 1, pág. 250.
Juan 8:54-58 |
1 Corintios 1:26-2926 Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; 27 sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; 28 y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, 29 a fin de que nadie se jacte en su presencia. |