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MIÉRCOLES 12 DE FEBRERO
Por mucho que no entendemos acerca de los caminos y los pensamientos de Dios, las Escrituras revelan algunas cosas que ayudan a abordar el problema del mal. Una vía para ello se conoce como la defensa del libre albedrío. De acuerdo con esa perspectiva, el mal es el resultado del uso equivocado del libre albedrío por parte de los seres humanos. Dios, por lo tanto, no es responsable del mal, pues este es el resultado del mal uso que las criaturas hacen de la libertad que Dios les ha concedido. ¿Por qué, sin embargo, otorgaría Dios libre albedrío si esto llevaría al mal? Respondiendo a esta pregunta, CS Lewis escribió que «el libre albedrío, aunque hace que el mal sea posible, es también lo único que hace posible que el amor o la bondad o el gozo valgan la pena. Un mundo de autómatas, de criaturas que operan como máquinas, apenas si valdría la pena ser creada. La felicidad que Dios determina para sus criaturas más elevadas es la felicidad de estar libre y voluntariamente unidas con él y entre sí, [...] y para eso tienen que ser libres» (Cristianismo y nada más [Caribe, 1977], p. 58 ).
Lee Génesis 2: 16 y 17. CB ¿Cómo muestran estos versículos la libertad moral concedida por Dios a Adán y a Eva?
¿Por qué pedirles que no hicieran algo si carecían de libre albedrío? Adán y Eva comieron el fruto prohibido, y desde entonces nuestro planeta se ha llenado de maldad. En Génesis 4 CB , el capítulo siguiente a la narración de la Caída, se ven las terribles consecuencias del pecado en el asesinato de Abel a manos de su hermano. La narración de la Caída muestra cómo el Enemigo se valió del libre albedrío de Adán y Eva para introducir el pecado y el mal en la historia de nuestro planeta.
La realidad del libre albedrío moral resulta evidente a lo largo de la Escritura (ver
). Nosotros mismos ejercemos cada día y en un grado u otro el libre albedrío que nos ha concedido nuestro Creador. No seríamos humanos si no tuviéramos libre albedrío. Sin este, nos pareceríamos más a una máquina o a un robot.La compañía Sony ha creado un perro robot llamado Aibo. No se enferma, no tiene pulgas, no muerde, no necesita vacunas y no pierde pelo. ¿Cambiarías tu perro de carne y hueso por un Aibo? Si no es así, ¿cómo podría tu elección ayudarte a entender mejor por qué Dios nos creó como lo hizo, con libre albedrío, a pesar de los riesgos?
Las riendas del autogobierno fueron puestas en manos [de Adán]. El juicio, la razón y la conciencia debían prevalecer. "Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guarde. 16 Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; 17 más del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comeres, ciertamente morirás". Génesis 2:15-17 .
A Adán ya Eva se les permitió participar de cada árbol del huerto, con excepción de uno. Había una sola prohibición. El árbol prohibido era tan atrayente y hermoso como cualquiera de los árboles del huerto. Se lo llamó el árbol del conocimiento, porque al participar de ese árbol, del cual Dios había dicho "no comerás" ( Génesis 2:17 ), tendrían un conocimiento del pecado y experimentarían la desobediencia (Confrontación, p. 12).
Dios pudo haber creado al hombre incapaz de violar su ley; Pudo haber detenido la mano de Adán para que no tocara el fruto prohibido, pero en ese caso el hombre hubiera sido, no un ente moral libre, sino un mero autómata. Sin libre albedrío, su obediencia no habría sido voluntaria, sino forzada. No habría sido posible el desarrollo de su carácter... Hubiese sido indigno del hombre como ser inteligente, y hubiera dado base a las acusaciones de Satanás, de que el gobierno de Dios era arbitrario.
Dios hizo al hombre recto; le dio nobles rasgos de carácter, sin inclinación hacia lo malo. Le dotó de elevadas cualidades intelectuales, y le presentó los más fuertes atractivos posibles para inducirle a ser constante en su lealtad. La obediencia, perfecta y perpetua, era la condición para la felicidad eterna. Cumpliendo esta condición, tendría acceso al árbol de la vida.
Mientras permaneciesen fieles a la divina ley, su capacidad de saber, gozar y amar aumentaría continuamente. Constantemente obtendrían nuevos tesoros de sabiduría, descubriendo frescos manantiales de felicidad, y obteniendo un concepto cada vez más claro del inconmensurable e infalible amor de Dios (Conflicto y valor, p. 13).
Cada alma tiene un cielo que ganar y un infierno que evitar. Y los seres angelicales siempre están dispuestos a venir en ayuda del alma probada y tentada. El, el Hijo del Dios infinito, soportó la prueba y la aflicción en nuestro lugar. Delante de cada alma, se levanta vívidamente la cruz del Calvario. Cuando sean juzgados los casos de todos, y ellos [los perdidos] sean entregados para sufrir por haber desdeñado a Dios, por no haber tomado en cuenta el honor divino y por su desobediencia, nadie tendrá una excusa, nadie necesitará haber perecido. Dependió de su propia elección quién habría de ser su príncipe, Cristo o Satanás. Toda la ayuda que recibió Cristo la puede recibir cada hombre en la gran prueba. La cruz se levanta como una promesa de que
nadie necesita perderse, de que se da abundante ayuda para cada alma. Podemos vencer a los mismos agentes satánicos, o podemos unirnos con los poderes que procuran contrarrestar la obra de Dios en nuestro mundo (Mensajes selectos, t. 1, p. 112).
Juan 8:54-58 |
1 Corintios 1:26-2926 Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; 27 sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; 28 y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, 29 a fin de que nadie se jacte en su presencia. |